Alexis estaba aburrida de ver las nubes, miró su reloj de muñeca y vió que todavía quedaban quince minutos para que terminara el recreo. Volvió a sentirse osbervada y alzo la cabeza, Joss no era quién la estaba mirando. Ella frunció el ceño al no verlo ni si quiera en la cancha de baloncesto, pero le quito importancia. Luego le preguntaría dónde había estado.
Continúo mirando por el patio, hasta encontrarse con unos ojos azules tímidos, que por un segundo había sentido quedarse sin oxígeno en los pulmones.
Luke al ver que le había descubierto, un ligero rubor en sus mejillas apareció y bajó la vista a su cuaderno rápidamente.
Alexis sonrío, siempre había pensado que ese chico rubio era una persona encantadora, pero nunca se habían dirigido la palabra.
«¿Y si voy a hablar con él?» pensó.
Él, pensando que Alex había dejado de mirarle, la miró, pero cuándo se dio cuenta de que ella le seguía mirando sintió su corazón estar apunto de salirse de su pecho, pero todavía más cuando ella le sonrió.
«¿Me esta mirando a mi o estoy alucinando?» el pensamiento de que él estuviera equivocado y ella estuviera mirando a otra persona le decepcionó, así que agacho la cabeza y miró el dibujo.
«Me ha quedado fatal» piensa, y a continuación lo arranca, va a arrugarlo y romperlo cuándo una dulce voz hace que todos sus sentidos se detengan.
—Hola.