seven

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Llamada entrante: Gordito Clifford

Alexis gruñe. ¿Quién osa despertarla de sus legendarias siestas? Alargó el brazo y sin ver quién era, colgó.

Michael, con lágrimas callendo de sus ojos, sollozo en cuánto la única persona que podía ayudarle en estos memomentos había preferido hacer cualquier otra cosa antes que atenderle.

"Llámame cuando puedas, por favor"

Michael limpió con las mangas de su sudadera las lágrimas que caían de sus ojos constantemente.

—¿Michael? —escuchó. No se dio vuelta, no quería que nadie lo viera en ese estado— Michael, ¿estás bien?

Notó una mano en su hombro y al reconocer la voz, se giró rápidamente y negó con la cabeza, despacio. Aguantando las ganas de llorar de nuevo.

A pesar de haber hablado y haberlo conocido por primera vez hoy, Luke le inspiraba confianza, así que no tardo dos segundos más en abrazarlo fuertemente.

Luke le devolvió el abrazo lo más rápido que pudo, y lo dejo llorar unos minutos en su hombro. Michael era un chico sensible y eso a Luke le parecía genial, pues él también lo era.

A Michael se le resbaló el móvil de la mano, y se cayó al suelo. Ambos se separaron y Luke lo cogió.

—Gracias. —susurró con la voz ronca y quebrada, sorbió por la nariz y no cogió el móvil— ¿Puedes llamar a Alex desde mi móvil? —los pedazos rotos de la voz de Michael se incrustaban en el corazón de Luke como puñales, y es que a pesar de haberlo conocido hoy, le dolía mucho verlo en ese estado.

Asintió rápidamente y después de poner la contraseña de cuatro números que Michael le dijo, miró el fondo de pantalla de el chico con el pelo blanco y azul.

Una foto de él y Alex de pequeños. Sonrió, le parecía de lo más adorable.

Iba a continuar con sus pensamientos de lo adorable que se veía Alex con la boca llena de tarta de cumpleaños hasta que oyó los pasos de Michael alejándose.

Levantó la cabeza rápidamente y lo siguió. Mientras, entre los contactos, buscaba a Alexis como loco.

SpiderWoman. —dijo Michael.

—¿Qué?

SpiderWoman es Alex. —se sentó en el banco de un parque solitario.

—A-ah. —fue lo único que dijo, y rápidamente la llamó.

El móvil de Alexis empezó a sonar y a vibrar encima de su mesilla. Ella soltó un gran bufido y cogió el móvil de mala gana. Había tenido como mínimo siete llamadas perdidas de alguien que quería arruinar su gloriosa siesta.

—¡¿Quién te crees que eres para despertarme de esa manera?! —dijo, mosqueada.

—A-Alex, soy Luke.

—¡¿Luke!?

Se oyó un estruendo en la otra línea.

—¿Alexis? ¿Estás bien? ¿Qué pasa?

—Nada, nada. Estoy bien. —dijo desde el suelo con una risita tonta—¿Qué querías?

—Verás... es Michael.

shy ➳ lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora