- D-deberias e-estar du-durmiendo. -dice torpemente. Y antes de terminar la frase Alexis ya estaba rodeando su cuerpo con sus pequeños brazos. A Luke le comenzó a faltar el aire.
Sintió que todo estaba bien, porque ella estaba con él. Todo había desaparecido. Pero no pudo dejar de llorar por la frustración que cargaba a la espalda. Sentía impotencia. Él no pudo decir o hacer algo cuando se enteró de lo que Joss hizo, o intento hacer. Su voz no salía, no podía moverse. Quería correr, gritar, y darle lo que se merece alguien como él. Sin embargo se quedo quieto, porque no podía dejar a Alexis sola. Tampoco podría ganar a alguien como Joss.
Sollozó. Se mordió el labio intentando contener los gritos que luchaban por salir de su garganta y apretó a Alex contra su pecho. Nunca más dejaría que alguien como Joss se le acercara, y mucho menos que le hiciera daño.
Tendrían que pasar por encima de su cadáver.
Siguió llorando en el hombro de Alex. ¿Qué se supone que estaba haciendo? Es él quién tiene que estar protegiéndola, consolándola. No al revés.
Reprimió el llanto, esto no podía seguir así. Se lo guardó todo para él y alzó la cabeza. Estaba acostumbrado a hacerlo. Tragó el nudo de su garganta, y sin mirarla a los ojos se digno a hablar.
- Lo siento. -se mordió la mejilla.
- ¿Por qué? ¿Por qué me pides perdón? Luke, ¿por qué te menosprecias de esa manera? ¿Por qué te lo guardas todo para ti mismo? -la mano del rubio es cogida por la mano de Alex- Estamos aquí. Al igual que tú lo estás para nosotros. -lo coge de la barbilla para poder mirarle a los ojos- Queremos saber cómo te sientes. Qué es lo que piensas. Porque-
-Somos tus amigos. -le corta Michael, mirando desde el marco de la puerta.
Luke no aguanta más y vuelve a romper en llanto. Pero ahí están sus amigos, poniendo su hombro para que el rubio pueda soltar las lágrimas encima de estos.
