Luke se despertó exaltado esa mañana. Los recuerdos atormentaban su mente. Ese día, un día completamente normal, decidió acercarse a hablarle por primera vez, esperanzado de poder ser su amigo al igual que lo era Michael. Era un niño de 10 años que todavia no comprendia muy bien el por qué de algunas cosas pero ese día cambió todos los planes que tenía pensados. Tuvo que pasar ese terrible accidente. Aún así estaba agradecido, no tuvo nada terriblemente grave.
Cuándo estuvo listo, salió disparado de su casa. Tenía una gran necesidad de verla, de envolverla en sus brazos como en la noche anterior. Ese momento en el que se sintió completo.
Aunque, estava completamente seguro de que no iba a suceder más. Incluso piensa que tanto Alexis como Michael, no le hablarían hoy. Ni nunca más.
¿A caso alguien quiere hablar con el chico solitario? ¿Con el chico obsesionado con las bandas de música? ¿Con el chico tímido que no sabe ni hablar cuando se pone nervioso? ¿Con el chico que se cree duro llevando un piercing en el labio cuando en realidad es el más débil de todos? ¿Con el chico sensible que llora con "buscando a Nemo"? ¿Con el chico idiota enamorado de la misma chica desde que tiene memoria?
- ¡Eh, idiota! ¡Mira por dónde andas! -grita el chico que le acaba de poner la zancadilla. Y continuación es todo risas. Risas continuas riéndose de él.
Luke se levanta del suelo, intentando hacer caso omiso de lo que acaba de pasar. ¿Para qué iba a hacer algo? Acabaría perdiendo, con los sentimientos dañados y cardenales por el cuerpo.
¿Quién quiere hablar con el chico que sufre acoso escolar en silencio?
Pero Alexis y Michael, no eran como ellos. Tampoco sabían de su situación.
Unos delgados brazos rodean el cuerpo de Luke cuando cierra su taquilla.
- A-A-Alexis. -dice, sorprendido y aterrado de que el corazón se le salga del pecho.
