c a p í t u l o c u a t r o

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— Me disculpan un momento, tengo que ir a un lado —murmuró Emilio, yéndose de donde su padre y el dueño del bufet estaban discutiendo.

Camino directo a donde estaba el castaño, con su hermano, Javier y el idiota de Viakram. Le dedico una mala mirada de Mark antes de sonreír falsamente.

— Saben iré con un amigo —murmuró Mark, temiendo por la mirada intensa de su hermano mayor.

Javier sintió el ambiente tan tenso que de inmediato volteo a ver a todos lados para ver a donde podía escapar, vio a una joven vistiendo un lindo vestido, que le sonrió, dándole la señal para que se acercara.

— Yo iré con ella —avisó señalando a la misma joven.

— Solo ten cuidado porque es hija del bufet contrario —musitó Joaquín, sintiéndose algo incómodo, concentrando su mirada en su copa, tomándose de un trago lo que quedaba.

— ¿Quieres que te traiga otra copa? —intrigó Viakram con una sonrisa coqueta, a lo que el beta asintió, yendo de inmediato.

— ¿Quieres que los deje solos? —intrigó Emilio, rogando internamente a que le dijera que no, sin embargo la respuesta que recibiera la aceptaría.

Algo dudoso el castaño asintió, viendo cómo es que el alfa se iba directo a la mesa de tragos tomando varios vasos con ron sentándose en un rincón.

— Aquí tienes ojitos mieles —dijo Viakram, extendiendo la copa con vino al contrario quien la tomó.

— Gracias —susurró Joaquín sonrojándose un poco, viendo de reojo al rizado sentado mirándolos intensamente— Vamos a sentarnos —pidió haciendo lo que dijo en las mesas que estaban a unos metros, sintiendo aún la mirada intensa sobre él.

Antes de sentarse Viakram recorrió su silla quedando muy cerca del cuerpo del beta, dedicándole una sonrisa.

— Desde siempre me encantaron tus ojos y sonrisas —admitió acariciando la mejilla contraria con una mano mientras la otra era colocada en la pierna, subiendo cada vez más.

En un movimiento rápido Joaquín tomó la mano que suba en su pierna tomándolo de la muñeca girándola abruptamente, haciéndolo soltar un quejido.

— Mantén tus manos lejos de mí o te rompo la muñeca… De nuevo —amenazó soltando el brazo.

Viakram asintió, alejándose lo suficiente para no incomodar al contrario, sabía perfectamente que lo cumpliría y no quería en verdad otra muñeca destrozada, aún se sorprende por la fuerza que tiene, el romperle algo a un alfa es complicado y aún dominante como él aún más.

— ¿Y sigues virgen? —preguntó intentando alivianar el ambiente tenso, sin embargo no pareció una buena idea cuando vio la mirada fulminante del castaño— Mala pregunta.

— Mejor tú dime ¿no se supone que solo te gustaban los omegas? Te recuerdo que sigo siendo un beta y eso jamás cambiará —comentó.

— Sé que eres un beta y eso realmente no me importa, porque lo que me gusta de ti es tu carácter, siempre te enfrentas a quien sea —admitió Viakram, con una sonrisa— Me hubiera gustado decírtelo antes de irme, pero ya sabes no se pudo.

— ¿Por qué no se pudo? —intrigó Joaquín, sintiendo su curiosidad aumentar cuando el contrario se pudo nervioso — Dime la verdad.

— Te la diré solo si prometes no decirle a nadie —murmuró, recibiendo un asentamiento como respuesta — Yo estaba dispuesto a declararme a ti, pero antes de siquiera hacerlo Emilio me amenazó para que no lo hiciera y me fuera del país sin siquiera despedirme.

No soy a quien necesitas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora