c a p í t u l o d i e c i n u e v e

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Joaquín sonreía ampliamente, mientras sentía aún sus piernas débiles, y como todo su cuerpo hormigueando un poco. Soltó una pequeña risita al ver al alfa entrar a la habitación, escabulléndose debajo de las sábanas y cobijas para abrazarlo.

— ¿Qué tal? —intrigó Emilio, dejando un beso en los labios contrarios, sosteniendo su peso en sus brazos, para evitar aplastarlo.

— Todo bien, me siento muy relajado —admitió el castaño, pasando sus brazos sobre los hombros contrarios— Definitivamente el sexo mañanero y de reconciliación, es muy bueno —agregó con una sonrisa, sonrojándose un poco.

— Pienso igual —murmuró el mayor, haciendo una pequeña pausa, antes de continuar —El desayuno ya no tarda en llegar así que deberíamos vestirnos.

Joaquín asintió con una sonrisa, empujando un poco el cuerpo de su novio, para hacer que se quitara de encima y así poder comenzar a ponerse un poco de ropa, siendo seguido por el contrario.

Habían pasado unos días desde la boda de Harvey y Omar, estos mismos seguían de luna de miel, mientras que ellos se habían venido la noche anterior al departamento de Emilio, para pasar el rato y también dejar a Mark y su familia.

Salieron de la habitación para sentarse en el comedor, comenzando a desayunar entre ellos mientras se miraban con una gran sonrisa, compartiendo unos cuantos besos.

— Ya pensaste si vas a regresar de trabajar —intrigó Emilio sin poder evitarlo, aquel tema no lo había dejado estar tranquilo.

El castaño volteo a ver al alfa, dedicándole una sonrisa tímida, antes de asentir mientras mordía su labio inferior. De inmediato el mayor se levantó para abrazarlo fuertemente.

— Todo este tiempo te extrañe... Por fin te veré de nuevo desde mi oficina, el cómo trabajas. Conseguiré que te den el puesto que te mereces, por supuesto que también tendrás un aumento de sueldo y conservaras tu oficina —dijo Emilio con una gran sonrisa mientras hablaba rápido por la emoción que sentía.

— Dudo que me quieran dar otro aumento, ya que de por sí gano bastante bien —murmuró el castaño.

El alfa solo asintió, dándose cuenta de que aún no le decía que él pagaba casi todo su sueldo, no tenía ni idea de como fuera a reaccionar, por lo que prefirió no hacerlo ahora, quería disfrutar de este momento.

— El lunes iremos a trabajar juntos —agregó Joaquín, antes de unir sus labios, tomando de las mejillas a su novio, sintiendo como lo tomaban de la cintura.

[…]

El día lunes, Emilio se bajó de su auto caminando al elevador más que nervioso, sosteniendo entre sus manos la caja perfectamente decorada con un moño. Al bajar fue directo a la oficina, dando unos pequeños toques para que le dieran el paso, sonriendo al ver al castaño sentado trabajando.

Así es Joaquín había regresado hoy al trabajo, después de llegar a un acuerdo donde él debía mantenerse a margen en la oficina.

— Te traje algo —susurró el alfa colocando la caja sobre el escritorio.

El castaño sonrió, tomando la caja, sorprendiéndose al admirar perfectamente doblada la pañoleta más reciente de un gran diseñador, subió la mirada complacido.

No habían llegado justos, ya que la noche anterior Joaquín se quedó en la mansión, mientras que el alfa se quedó en su departamento debido a que ya muy tarde vio un cliente y le quedó más cerca su casa. En la mañana fue una situación similar.

— Me encanta el contemplarte aquí —admitió Emilio con una sonrisa— Debo irme, pero antes debes saber, que ya casi conocerás la sorpresa que he estado preparando —murmuró dejando un corto beso en los labios contrarios antes de irse, no sin antes fijarse que nadie los estuviera viendo.

No soy a quien necesitas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora