c a p í t u l o d i e c i s é i s

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Joaquín salió del baño, con una toalla envolviendo su desnudez, se sentó frente al tocador para comenzar a acomodar y secar sus rizos. Cuando la puerta fue abierta de repente, asustándolo un poco, sin embargo se relajó al ver que se trataba del alfa sonriéndole mientras sostenía una gran caja.

— Me alegro de que todavía no te hayas cambiado —comentó Emilio con una sonrisa, dejando la caja en la cama para acercarse al castaño, inclinándose para poder besarlo por unos segundos — Te traje algo para que lo uses esta noche.

De inmediato el beta se levantó, para ir directo a la gran caja, al destaparla se emocionó mucho, de nuevo es un traje de su diseñador favorito, a pesar de que ya es costumbre que le regalen alguno, se sigue emocionado por lo que de inmediato se lanzó a abrazar al rizado.

— Pensé que por ser negro con gris no te gustaría tanto —admitió el mayor, al separarse del abrazo.

— No solo son los colores, sino el diseño, la tela y el corte de la prenda, que es lo que destaca en esta —regañó Joaquín con una gran sonrisa, comenzando a sacar las prendas de ropa con gran emoción, volteando a ver al contrario— Me voy a cambiar, así que salte —pidió sonrojándose un poco.

— Sí ya te vi desnudo —comentó el rizado, recibiendo un golpe en su pecho.

— Y no lo harás en un buen tiempo si no te sales —amenazó el castaño, tiendo cuando vio a Emilio salir rápidamente de la habitación, para comenzar a cambiarse.

Unos cuantos minutos después Joaquín terminó de arreglarse, por lo que salió de su habitación encontrándose con el rizado parado al final de las escaleras, vistiendo una camisa vino y un pantalón negro, la primera prenda lo hacía ver más que bien, ya que aquella prenda está ajustada. Se acercó para abrazarlo por el torso sonriéndole.

— Joder, te queda aún mejor de lo que me imagine —murmuró el alfa, tomándolo de las mejillas para unir sus labios por unos segundos, al separarse lo tomó de la mano para ayudarlo a dar una vuelta admirando mejor la ropa de su hermoso novio.

Joaquín asintió con las mejillas sonrojadas, caminando para el auto, subiéndose al asiento del copiloto.

— Mark dijo que nos alcanzará en una media hora, dejaran a la bebé dormida para que Omar ya no deba preocuparse de nada —dijo el rizado antes de arrancar el auto.

Tras unos momentos llegaron al salón de eventos donde se llevaría acabo la reunión, Emilio ayudó al castaño a bajarse del auto tomándolo de la cintura mientras caminaban al interior del salón.

Aquel salón estaba decorado perfectamente con algunos globos, y por supuesto unas luces que le daban un toque muy lindo. De inmediato fueron a la mesa de bebidas para que cada uno tome una copa de vino, comenzando a beber el líquido, mientras se mantenían aún abrazados entre sí.

— Ahora entiendo por qué jamás hube a este tipo de reuniones —murmuró Joaquín, frunciendo su ceño, echándose de un trago lo que le quedaba de vino.

— No seas aguafiestas —susurró el alfa, dejando un beso en la mejilla contraria, separándose para poder colocándose frente a su novio— Juro que te ves más que hermoso —agregó antes de dejar un corto beso en los labios contrarios, sintiéndose más que feliz— Solo debes disfrutar de las caras confundidas de todos.

El castaño asintió, separándose del agarre para mirar a su al rededor, tenía razón, varias personas los miraban, algunos sorprendidos y otros simplemente susurraba entre sí, situación que le divirtió demasiado.

En ese momento lograron visualizar a Mark entrar con Yael, de inmediato se acercaron a saludarlos, comenzaron a platicar entre ellos, aún recibiendo varias miradas curiosas.

No soy a quien necesitas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora