c a p í t u l o d o c e

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Más tarde tanto Joaquín como el alfa debieron irse del hospital pues prácticamente los corrieron, ya que sólo una persona podía quedarse y por mas que intentaron convencer al omega que no se quedara fue imposible.

Entraron al departamento de Emilio debido a que el castaño se negó a ir a la mansión o a su departamento, pues quería preguntarle algo muy importante, además que quería seguir sintiendo el aroma del contrario ya que así se sentía relajado, a pesar de no sentirlo tan bien por el hecho de ser beta.

— ¿De qué quieres hablar? —intrigó el rizado con una sonrisa, sentándose en sofá, sonriendo cuando el beta se sentó en sus piernas abrazándolo por el cuello.

— ¿Qué sentirste cuando... Lo hicimos? —preguntó Joaquín sontojandose un poco.

— Fue increíble —susurró antes de inclinarse para hablarle en el oído al contrario— Sentir mi piel caliente en cada lugar que colocabas tus manos, al igual que mi cuerpo ansioso por cada beso, ni se diga de cómo mi corazón se aceleró cuando me dijiste que me amabas. Me arrepiento tanto de no haber aprovechado aquella oportunidad... Todo por mis miedos a no ser suficiente a ti—admitió con los ojos levemente cristalizados.

El castaño tomó el rostro de Emilio, haciendo que lo mirara, dedicándole una sonrisa antes de unir sus labios, comenzandolos a mover con suavidad sintiendo su cuerpo estremecerse un poco cuando acariciaron su cintura por debajo de su playera, empezandole a seguir el ritmo.

Aquel beso aumentó un poco su intensidad cuando la lengua del castaño roso el labio inferior del alfa, comenzando el jugueteo con sus lenguas, sintiendo sus cuerpos cada vez más calientes.

La necesidad de aire llegó a sus pulmones por lo que se separaron con las reparaciones agitadas mirándose con una sonrisa en sus labios.

—  Wow —susurró el rizado con una sonrisa boba, realmente no esperaba que lo besara.

— Callate, solo vamos a dormir, quiero ir mañana temprano a ver a Harvey —pidió Joaquín levantándose tomando de la mano al alfa para guiarlo a la habitacion de éste.

— Puedo dormir en el sofá si quieres —murmuró Emilio no quería incomodarlo en lo absoluto, sin embargo el castaño negó sonriendole— Entonces buscare algo que sirva como pijama.

— Tampoco, solo duerme en ropa interior al igual que yo —pidió el beta sonrojandose un poco.

El alfa asintió comenzando a quitar cada una de sus prendas, siendo seguido por Joaquín. Una vez que quedaron en ropa interior se acostaron en la cama, mirándose frente a frente, antes de cerrar los ojos cayendo en un sueño profundo casi al instante.

[...]

Emilio sonría ampliamente mirando fijamente al castaño que dormía tranquilamente en su cama, acarició la mejilla sintiendo la piel suave, haciendolo sentir aún más feliz.

El beta se removió en la cama acostadose de un lado, dándole la espalda al alfa, quien se acercó a abrazarlo por la espalda, llevando su manos a la cintura, para abrazarlo, pegandose por completo.

— No lo vamos a hacer —susurró Joaquín con voz adormilada, sintiendo el miembro del contrario justo en su trasero.

— Pensé que como tú diste el primer paso del beso yo debía dar este primer paso —admitió el rizado haciéndose un poco para atrás ya que no quería incomodarlo.

— Descuida —murmuró el beta dándose de nuevo la vuelta para poder mirar al contrario que le sonreía, se inclino un poco dándole a entender que lo besaría, separándose justo antes de unir sus labios, levantándose rápidamente en cerrándose en el baño— Prepara el desayuno —grito antes de entrar a la ducha.

No soy a quien necesitas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora