c a p í t u l o t r e c e

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Varios días pasaron desde que Harvey salió del hospital, este tiempo había estado recuperándose bien, en todo momento Omar estaba junto a él ayudándole, incluso lo acompañaba en las caminatas por el jardín tomándolo del brazo, justo como ahorita, que están viendo las flores que plantaron hace años.

Joaquín ha estado algo ocupado por atender los autos de la empresa, por supuesto que el alfa le ayuda, pero no puede hacerlo mucho, ya que también tiene casos. Pero como todas las últimas noches han estado durmiendo juntos, se quedan platicando sé sus días un buen rato además de besarse por supuesto, aunque claro sin intención de algo más.

— Hola —susurró Emilio contra el oído del castaño asustándolo un poco— Lo siento.

— Descuida, solo estoy viéndolos como caminan y se sonríen —dijo el beta sonriendo un poco al ver Harvey y a Omar tan sonriente.

— Se aman, por más que intenten negarlo, solo espero que se den una oportunidad o simplemente dejen las cosas en claro —murmuró el rizado tomando de la cintura al contrario, realmente le gusta abrazarlo.

— Solo hay que dejarlos ser —pidió Joaquín sonrojándose un poco cuando le dio un corto beso.

— Quiero invitarte a un lugar especial esta noche —susurró el mayor sonriendo ampliamente, mientras se separaba del abrazo para ver de frente al menor— Anda, Mark estará aquí para ver a mi padre, al igual que Omar.

— Está bien —aceptó el castaño no muy convencido, sin embargo la emoción que tenía el contrario lo convenció.

— Paso por ti a las ocho, ponte más lindo de lo que ya estás, una sorpresa te llegará más tarde —dijo Emilio tomando el rostro del beta entre sus manos— Debo ir a ver un cliente, te veo más tarde —agregó antes de unir sus labios.

A penas estaban comenzando a besarse, cuando un carraspeo los hizo separarse, volteando a mirar mal a Mark.

— Aún no me acostumbro a verlos así de juntos, deberían irse a la habitación a terminar eso —dijo el joven frunciendo su ceño.

— Y tú deberías estar contentando a tu omega para dejar de dormir en el piso —comentó Emilio con una sonrisa, al ver el rostro molesto de su hermano, pues Yael aún no lo perdonaba.

— Ya casi me perdonaba, solo que me corrió de la habitación porque el bebé comenzó a moverse mucho porque le hable —agregó Mark antes de ir a la cocina.

Joaquín soltó una risita volteando a ver al alfa, dándole un corto beso en los labios antes de que esté se fuera a trabajar. Mientras él fue a dónde estaba Harvey y el omega para llevarlos a comer.

[…]

Horas más tarde al castaño le llegó una gran caja que a pesar de su curiosidad no puedo abrir, ya que la tarjeta decía que solo lo hiciera cuando se arreglara. Por eso mismo en cuanto término de ayudar a Omar con la cena, fue directo a bañarse.

Salió del baño vistiendo una bata, de inmediato fue a la caja que estaba en su cama, en cuento la abrió soltó un grito de emoción era el último conjunto de un gran diseñador, que le encanta. Sonrió emocionado, comenzando a cambiarse de inmediato, arreglando esta vez sus rizos antes de verse al espejo sonriendo ampliamente, le encantaba. Aquel pantalón verde que le queda entallado, junto con la camisa que tenía partes trasparentes con un estampado llamativo múltiple.

No soy a quien necesitas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora