c a p í t u l o s e i s

477 58 36
                                    

Joaquín se removió en la cama, intentando seguir durmiendo, sin embargo el sonido constante de su teléfono no lo dejaba, así que se resignó tomando el teléfono, contestando sin siquiera ver quien era.

— ¿Bueno? —intrigó con voz adormilada.

— Ábreme —pidió una voz ronca antes de colgar.

El beta aún tardó unos segundos en reaccionar antes de levantarse, colocándose un pans y una sudadera, antes de salir de la habitación abriendo la puerta, sorprendiéndose al ver al señor Speckman.

— ¿Qué hace aquí? —intrigó Joaquín.

— Primero que nada no hables como si no te conociera, y segundo tú me invitaste a desayunar, además sirve que te pregunto por qué te fuiste ayer sin despedirte —dijo Harvey.

El beta no dijo nada simplemente camino directo a la cocina, comenzando a sacar unos cuantos ingredientes del refrigerador evadiendo por completo las preguntas.

— Te haré tu desayuno favorito solo siéntate —pidió.

— Joaquín —advirtió el señor para hacer que el contrario dejara de evadirlo — Sé que tienes algo y quizá no me creas cuando te digo que te quiero como a un hijo, pero es así, llegaste a mí como una salvación después de que mi esposa me dejara con mi hijo siendo un rebelde, sin embargo te convertiste en parte de la familia —susurró el señor speckman, acercándose a darle un abrazo.

Inevitablemente unas cuantas lágrimas salieron de los ojos del castaño, cuando se recargó en el pecho del contrario.

— Sé que no remplazaré a tus padres, pero en mí puedes tener uno más, no importa en que momento si necesitas algo yo estaré para ti —murmuró Harvey, no era bueno en expresar sus sentimientos, aun así sabía que debía hacerlo, ya que veía bastante mal al menor.

— Gracias —susurró Joaquín separándose del abrazo para continuar con la preparación del desayuno, sintiéndose de alguna manera más aliviado.

Momentos después ya que el ambiente estaba más ameno y divertido, Javier entró a la cocina con la ropa media puesta y todo despeinado, ganándose una mirada curiosa del señor Speckman.

— ¿Ustedes? —intrigó el señor señalando a ambos jóvenes quienes negaron de inmediato— No es que me moleste solo es curiosidad.

— No estamos juntos, se quedó a dormir porque él me trajo al departamento ayer y nos quedamos platicando se nos hizo noche y pensamos que era mejor para evitar riesgos —respondió el beta.

— Entiendo, en ese caso siéntate a desayunar —dijo señalando el lugar que está a su lado —Por lo que sé trabajas en el bufet ¿no?

— Sí, acabo de entrar a trabajar —musitó Javier, comenzando una platicar animadamente con Harvey.

Cuando el desayuno estuvo listo los tres comenzaron a desayunar tranquilamente platicando entre todos. En cuanto terminó Javier se despidió, ya que debía hacer unas cuantas cosas.

— Gracias por el desayuno, debo ir a trabajar, pero antes prométeme que iras a verme a que sea de vez en cuando —pidió el señor speckman, a lo que el menor asintió, dándole un corto abrazo.

— De nada, perdón por desaparecer te prometo que no volverá a pasar —dijo Joaquín bastante ha penado por la situación, realmente no había ido para evitar mentirle respecto a la situación con Mark, sin embargo ya no lo haría para evitar hacerlo sentir mal, Harvey era una persona muy importante para él, se podría decir que como un padre.

Se dieron un corto abrazo antes de que el señor se fuera, el beta fue directo a su cuerpo para darse un baño, cambiarse de ropa y salir directo al bufet de abogados, tenía algunos asuntos que hacer, todo el trayecto en el suburbano rogó para no encontrarse con el rizado. Entró a la oficina, saludando a la recepcionista, llenado directo a su oficina, cuando el teléfono de este sonó.

No soy a quien necesitas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora