⊱ Otto✨

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« Lo odio »

Dongmin.

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Hace ya algún tiempo oí que las drogas son tan malas para mí como para la gente que me rodea. Porque a mí me hacen daño, y yo hago daño a los demás. Así de simple.

Lo sé, maldita sea, lo sé.

¿Creen que no sé que me estoy pudriendo cada vez que consumo drogas? Por supuesto que lo sé. Mi sangre se intoxica cada vez más. Mis pulmones se oscurecen y se vuelven más viejos cada que fumo un cigarrillo. Mis neuronas mueren con rapidez luego de beber alcohol.

Sé que me estoy muriendo.

Pero no puedo parar. Simplemente no puedo parar de hacerlo. Soy tan dependiente de las drogas para casi todo lo que hago, y si mi madre me descubriera seguramente estaría muy, pero muy decepcionada de mí.

Y yo también.

Llevé aquellas pequeñas pastillas en mi mano directamente a mi boca, tragándolas y bebiendo rápidamente de la botella de agua que mantenía en mi mano. Estaba sentado encima del retrete, en uno de los cubículos del baño de la universidad.

Me había levantado tarde, porque al parecer no cargué mi celular lo suficiente el día de ayer, y por eso cuando apenas la alarma sonó, el celular se descargó. Y yo necesito que la alarma suene bastante fuerte. Como si fiesta de fin de año se tratara, para que pueda levantarme.

Flash se quedó corto ante la velocidad que tuve para cambiarme de ropa y salir de la casa. Y en el camino fui perseguido por ese maldito perro del vecino, otra vez.

Animal.

Sentí mi cabeza dar vueltas por unos momentos y mi visión tornarse borrosa. Mi cuerpo comenzó a relajarse, y podía asegurar que en el momento en el que me pusiera de pie, caería instantáneamente al suelo.

Maldición, tengo que ir a clase. La primera hora había sido un desastre total. El profesor lo regañó frente a todos sus compañeros, y encima se quedó dormido encima de su pupitre. Obviamente el profesor metiche me vio, y como si no fuera suficiente, me bajó un par de puntos.

Viejo gruñón.

Me apoyé de los bordes de las paredes de arriba del cubículo, respirando pesadamente y cerrando fuertemente mis ojos. Tomé impulso y me levanté.

Maldita sea. Esto se siente tan bien.

Sobé el puente de mi nariz con mis dedos, y abrí la puerta caminando torpemente hasta los lavados. Por suerte no había nadie dentro. Así nadie me descubriría como un idiota que no puede ni siquiera ponerse de pie.

Abrí el caño e inmediatamente tomé una gran cantidad de agua entre mis manos y la tiré a mi rostro.

Me apoyé de los lados, y miré mi propio reflejo en espejo. Las prominentes ojeras se podían ver con facilidad. Parecía que estaba maquillado como payaso emo. Rayos.

Quizás y vaya siendo hora de que use un poco del maquillaje de mi madre. Igual no creo que le importe mucho, ella es bonita tal y como es y tampoco es que la use muy seguido.

𝑬𝒖𝒑𝒉𝒐𝒓𝒊𝒂 || 𝓑̴𝓲̴𝓷̴𝔀̴𝓸̴𝓸̴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora