⊱ Nove✨

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« Castigo »

Omnisciente

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Hoy definitivamente no era el mejor día para Dongmin, y quizá tampoco para Sanha. Ambos se encontraban en la dirección de la universidad, sentados enfrente de la directora, mirando sus propias manos que estaban hechas puños encima de sus rodillas juntas.

La tensión se podía sentir fácilmente, y un profesor sustituto que iba a dar su primera clase en aquella universidad lo pudo sentir, viendo a los dos alumnos morirse de miedo desde la esquina en donde se encontraba.

Pobre de ellos.

La directora, una señora delgada, con una nariz de tucán y un gran lunar bajo esta. Unos labios delgados, secos y con una gran cantidad de labial. Un moño que parecía una pelota encima de su cabeza. Unas gafas grandes y puntiagudas hacia los extremos de arrima más su mirada amenazante haría que cualquiera tenga miedo de mirarla.

Se encontraba, en silencio, esperando que los dos alumnos frente a ella hablasen. Queriendo saber qué era lo que había sucedido exactamente y por qué uno de sus profesores los había encontrado en el baño en aquellas circunstancias.

—¿Alguno de ustedes va a decirme algo? —habló, con una voz tosca y ruda que hizo estremecer el cuerpo de Sanha.

Él era una persona educada. Jamás se había metido en problemas. Siempre sacaba buenas calificaciones, por no decir las mejores. Nunca se metió en peleas ni nada por el estilo. Era uno de los candidatos a ser presidente de facultad por su excelente rendimiento a pesar de estar en su primer ciclo apenas.

—V-Verá... —trató de hablar, pero el miedo lo hizo detenerse.

—Es un malentendido, señora directora. —habló Dongmin, mirándola a los ojos por primera vez y sintiendo su cuerpo desfallecer ante esa mirada de medusa que tenía la vieja—. N-Nosotros no peleamos. Solo fue un accidente.

Sanha asintió efusivamente, tratando de convencer a la directora que aquello era totalmente cierto.

—¡A-Así es señorita! E-Esto no es más que un grave malentendido. —trató de decir, pero la directora dio un fuerte golpe de su regla en su escritorio de madera, haciendo chillar a los dos como perros asustados y volviendo a bajar las miradas temblorosas.

Sanha tragó duro, tensando su cuerpo y sintiendo como comenzaba a sudar de los nervios. Esa señora era un monstruo.

—¿Cómo se hicieron eso entonces? —preguntó de forma seria, apuntando a las narices de ambos las cuales aún tenían rastros de sangre seca en estas.

—Nos... —Dongmin enrojeció por la vergüenza—. Caímos de cara al suelo.

Sanha se limitó a asentir.

La directora pareció pensarlo un poco. Mantenía sus labios pegados y emitía un ruido con estos, pensando en qué es lo que podría decirles a sus estudiantes.

La juventud va de mal en peor.

—Bien. Confío en sus palabras. —dijo, haciendo que los contrarios la miraran y sonrieran—. Pero... —dejaron de sonreír—. Ambos limpiarán las duchas de los gimnasios. Lavarán cada toalla, barrerán cada mugre y tallarán por debajo de los asientos. Todos los días de esta semana. ¿Oyeron?

𝑬𝒖𝒑𝒉𝒐𝒓𝒊𝒂 || 𝓑̴𝓲̴𝓷̴𝔀̴𝓸̴𝓸̴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora