⊱ Deux✨

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« Perfecto »

Moonbin

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En la antigüedad, los griegos creían que los humanos estábamos formados por cuatro piernas, cuatro brazos y una cabeza conformada por dos rostros.

Éramos felices, completos, tan completos que los dioses temían que eso eliminara nuestra necesidad de alabarlos, y entonces nos partieron en dos. Dejando nuestras mitades vagando por la Tierra en su miseria, en un deseo perpetuo.

Añorando, anhelando... a la otra mitad de nuestra alma.

Se dice que cuando una de nuestras mitades encuentra su complemento, hay un entendimiento tácito, una unidad, y que cada uno sabe que no existe mayor dicha que esa.

—Oye, perdóname. —decía aquél chico que se encontraba enfrente mío mientras pasaba delicadamente el algodón con alcohol por mi rostro—. Creí que querías hacerme daño.

Luego de aquél fuerte golpe que había recibido, quedé prácticamente noqueado por algún tiempo, no me había fijado cuanto exactamente. Solo sé que cuando me desperté, me encontraba en una de las camillas de la enfermería, siendo lo primero que vi, un hermoso rostro el cual estaba acostado en uno de los laterales, ocultando la mitad de este mismo entre sus brazos y durmiendo plácidamente. 

Quería quedarme ahí, por mucho tiempo, pero al parecer el otro sintió que me había despertado así que empezó a abrir los ojos lentamente mientras se comenzaba a sobar estos mismos y a arrugar su naricita, como todo un bebé recién levantado.

Lo miré atento, cada movimiento que hacía. Era aún más perfecto de lo que ya era incluso sin haber visto su rostro. Su piel era tan blanca y limpia como si de porcelana se tratara. Ojos café claros, como si del otoño mismo estuviera dentro de este. Su cabello, levemente ondeado  y cayéndole por encima de los ojos. Sus labios eran tan finos y tenían un lindo color rosa, al igual que una magdalena en su auge.

Se levantó y me miró directamente a los ojos, al parecer recordando en la situación en donde estaba. 

Me coloqué de pie, sintiendo mi cabeza mareada por un momento ante la rapidez con la que lo hice. Aquel chico me cogió de la mano y me hizo sentarme en una de las sillas que se encontraban junto a la repisa en donde estaban los instrumentos principales, ya saben, alcohol, vendas, agujas y demás.

Vertió el alcohol sobre el algodón que tenía en sus manos delicadamente, sin decir ni una sola palabra, comenzando a aplicarlo sobre mi herida haciéndome chillar por el ardor.

Y aquí nos encontramos, yo viéndolo atentamente mientras este curaba tanto el golpe que me había dado como el que yo mismo me hice en la frente al caer en frente de casi todo el campus.

—Pero de todas maneras no creo que haya sido buena idea comenzar a seguirme como un loco. Parecías un acosador. —rio.

Dios esa risa ¡Era hermosa! Era suave, dulce y adictiva, unida con esa hermosa sonrisa que desprendían sus labios, era la combinación perfecta, no, este chico era perfecto.

—¿Por qué lo hiciste? —preguntó haciéndome salir de mi trance.

—¿Hacer? ¿Hacer qué? —me miró de mala forma.

𝑬𝒖𝒑𝒉𝒐𝒓𝒊𝒂 || 𝓑̴𝓲̴𝓷̴𝔀̴𝓸̴𝓸̴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora