16 Dilemas

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Finalmente llegó Noviembre. Noviembre significaba un gran dilema: Era el cumpleaños de Javi.

Javi y yo seguíamos sin hablarnos. Desde aquel día en la cantina del instituto, ni siquiera me dirigía una simple mirada. A pesar de estar con él en la misma clase, de sentarme junto a él en varias clases debido al orden de lista... no había vuelto a escuchar su voz, permanecía siempre callado y atendiendo, en otras palabras, ausente de todo y de todos.

En la cantina seguía sentándose junto con sus amigos, aunque Viky me decía que no era el mismo, que siempre estaba como ausente. Como Viky era novia de Alex, a veces ella se sentaba en la mesa con ellos, y otras veces era Alex quien venía a nuestra mesa.

Me encontraba sentada en la misma mesa de siempre, junto a Nadia, ya que Virginia estaba en la mesa de ellos, con Alex. El próximo viernes sería 12 de noviembre. Podría ir sobre esta hora hacia su mesa, mirarle a los ojos y felicitarle por su dieciocho cumpleaños. Así de fácil y sencillo. Además de que le demostraría que no soy una rencorosa y que a pesar de todo, tengo educación.

<<¡Qué tonterías!>>.

La verdad, lo haría porque me gusta y me importa. Lo sigue haciendo. ¿Para qué engañarme a mí misma?

–Nadia, ¿crees que debería felicitar a Javi?

Necesitaba un empujoncito.

–¿Quieres felicitarlo? –me preguntó ella a su vez.

–Pienso que sí.

–Si no quieres, no lo hagas.

<<Eso no me ayuda, Nadia>>. Quise decirle.

–Pero debería hacerlo. –terminé diciendo.

–Si te lo preguntas, es que quieres felicitarlo.

<<¡Maldita! Que buena era...>>

–Tienes razón. –suspiré –Pero la cuestión es que hace varios días que no hablamos. Ni siquiera me mira en clase, por eso es que me encuentro en el dilema de si lo felicito, o no.

–Yo sí lo felicitaría. Lo haría, sobre todo, para ver cómo reacciona y lo que te dice.

Aquí lo tenía, el empujoncito necesario.

–¡Chicas! –volvió Virginia a nuestra mesa –Me ha dicho Javi que esta semana es su cumpleaños y que va a dar una fiesta en su casa. Al ser novia de Alex pues... ¡estoy invitada a su gran mansión!

–Ya nos contarás cómo es su casa. –contestó Nadia mientras me miraba de soslayo.

Yo simplemente me quedé callada e inconscientemente miré hacia la mesa de Javi, pero él ya no se encontraba allí sentado.

<<Seguro que se fue a buscar a Marina >>.

–La verdad es que no tendré que contaros nada porque me ha dicho que puedo invitar a quien quiera.

–¡Genial! –exclamó Nadia –Iremos, ¿no, Veronika?

–No sé, la relación entre Javi y yo está rotundamente mal. Las pocas veces que me mira lo hace enfadado y no sé, la verdad...

–Pues yo creo que le dijo eso a Viky, porque sabía que nos llevaría a nosotras. Yo creo que él quiere que tú estés allí.

–Pero si ni siquiera me habla, ni me mira.

–Ya, pero no lo culpes a él, de algo que tú también haces. –intervino Viky.

–Lo hago porque él lo hace.

–A lo mejor, él piensa lo mismo que tú, Veronika. Que eres tú la que está enfadada con él. –volvió a mediar Viky.

–No sé lo que piensa y ni me importa. Además, para ser sincera, no me apetece en absoluto ver a Javi y a Marina juntos.

–¿Están juntos? –preguntó Nadia mirando únicamente a Viky.

–La verdad es que no tengo ni idea. Quise preguntarle a Alex, pero no lo hice porque pensaría que me lo habría preguntado Veronika, y se lo diría a Javi.

–Hiciste bien. –felicité a Virginia.

–Bueno, vosotras pensarse lo de acompañarme a la fiesta, ¿vale? Será el viernes por la noche. Y Veronika, por favor, piensa que vas por hacerme un favor a mí, no por Javi.

–No prometo nada, pero lo pensaré. –le sonreí.

¿Debía ir, o no debía ir? Yo quería ir. Quería ir con un vestido llamativo, algo con lo que Javi se me quedara mirando embobado y lleno de deseo por besarme o por simplemente hablarme. Ya le había dado el espacio que me había sugerido mi abuelo y no parecía que hubiera pensado nada diferente en cuanto a mí. ¿A lo mejor dejándole espacio se terminaba olvidando de mí y le dejaba el camino libre a Marina?

Después de pasarme casi toda la tarde meditándolo, decidí que sí que iría a la fiesta. Quería ver cómo Javi se comportaba con mi presencia y sobre todo con respecto a Marina. Iría deslumbrante, quería ir así, y para eso necesitaba a Nadia y a Virginia.

En ese mismo momento las llamé desde el teléfono de casa y les conté mi decisión. Vinieron a mi casa y acto seguido nos encontrábamos en la Gran Vía de Murcia, mirando ropa de fiesta para las tres, pero sobre todo para mi plan.

Secretos y Mentiras (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora