24 Todas las mentiras y los secretos

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–¿Habías venido aquí alguna vez? –me preguntó Javi mientras miraba la extensión del Pantano de Santomera.

–Sí, vine con mi abuelo.

–Me gusta venir al muelle, me gusta venir a pensar, me relajan todos estos sonidos de la naturaleza.

–Sí, es tranquilo y armonioso. –sonreí.

–Vera, –dijo dándose la vuelta y quedándose enfrente de mí –pertenezco a La Mafia.

–¿Qué? –solté incrédula. No esperaba que me lo contara tan directo.

–Mi padre... sus negocios son ilegales. Ayuda a montar locales de prostitución, roba, soborna, extorsiona, estafa... distribuye casi todo el dinero negro que se mueve por esta zona, en drogas de todo tipo... bueno, ya sabes, el trabajo de un mafioso. –me confesó extremadamente serio y directo.

Me quedé mirándolo en silencio mientras asimilaba lo que me acababa de decir.

–¿Pero...?

–¿Qué? –me miró fijamente abriendo sus brazos, dándome a entender que lo que fuera a preguntar lo contestaría.

–Las empresas de tu padre...

–Son esos negocios, Veronika. –dijo apenado.

–Dios... –murmuré llevando una de mis manos a la boca.

Todo lo que funcionaba mal en el mundo, tanta injusticia, tanta gente mala, todo lo que he odiado y que destrozó mi vida y Javi tenía que ver en ello... no podía creerlo, ¡porque él era perfecto!

–Piensa en voz alta. Por favor, Veronika. –me suplicó alarmado.

–Es solo que... ahora entiendo muchas cosas... Los negocios con "empresarios" rusos, –hice las comillas con los dedos en tono irónico –que conocieras tanto de sus costumbres, personalidad... ¡El negocio de Alex! –lo miré fijamente.

Javi asintió a mi pregunta no formulada.

–Se encarga sólo de asesorar zonas, camellos... –me explicó él.

–De la droga. –terminé por él.

–Sí.

–Entonces David...

–No. –negó rotundamente Javi –Él no tiene nada que ver con todo esto, él sólo es amigo de Adrián, que es camello de otros proveedores.

–Vuestra competencia. –declaré.

Él sólo asintió.

–¿Y no querías estar conmigo por lo que eres?

–Y por todo lo que te había pasado en Rusia.

Fruncí el ceño.

–Supe, y sé que no lo aceptarías, o que al menos no lo encajarías bien. Por eso te dije que no quería contártelo, hasta conseguir que tu amor por mí fuera más fuerte, que tus prejuicios.

–¿Y crees que es así? –le pregunté anonadada. –Porque ni yo misma lo sé, no sobre este tema.

Su expresión ante esas palabras me hizo callar en el acto. Me di cuenta de lo que de verdad le importaba mi opinión y mi amor por él.

–No estoy seguro. –me respondió atropelladamente –Pero lo que sí sé, es que no aguantaba ni un minuto más alejándome de ti. Así que te lo estoy contando para que me aceptes en tu vida sabiendo lo que me rodea. Y si no es así, al menos serás tú la que se aleje, porque yo estoy cansado de luchar contra mí mismo.

Secretos y Mentiras (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora