20 Ya no hay vuelta atrás

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Después del camino de vuelta en coche con Javi, sumidos en un silencio absoluto y de haber dormido unas ocho horas, ahora, sábado por la mañana me encontraba mejor. Me había despertado la música del móvil que me había regalado Javi. David era la persona que me había llamado. Contenta, de acordarme que tenía móvil, llamé a Virginia.

–Viky, adivina desde dónde te llamo. –dije eufórica.

–Eh, –reaccionaba lentamente, supongo que la acababa de despertar –pues no consigo pensar V, me rindo, ¿dónde estás?

–No, no, estoy en mi habitación, pero te llamo desde mi móvil, me lo ha regalado Javi. –sonreí, aunque ella no podía verme.

–Ah, pues genial. Y Veronika, era de verdadera importancia llamarme ahora para decírmelo, esta tarde quedamos y me lo cuentas mejor, ¿no?

–Vale madrugadora, te dejo dormir. –reí y colgué.

Bajé a la cocina y me encontré con Dima. Estaba cocinando y con su pijama todavía puesto.

–¡Hola, dormilona! –me saludó.

–Hola, Dima. –sonreí.

–Sabes, a mi amiga le gustan tus zapatos.

–¿A qué amiga? –pregunté extrañada, Dima nunca había traído a nadie a casa.

–A mi amiga Anna, de la universidad. Los vio anoche, en la entrada.

–¿Está durmiendo aquí? –pregunté sonriente.

–No. –contestó con los ojos abiertos de par en par.

Solté una carcajada ante su reacción.

–Pero sí vendrá esta noche si la quieres conocer. La invité a cenar. –sonrió.

–Me encantará conocerla. –le devolví la sonrisa.

Estaba tendida en mi cama con los auriculares puestos, escuchaba Adelaide del grupo Old 97's. Uno de los grupos americanos favoritos de mi padre. Cuando era pequeña, en los buenos tiempos, los sábados siempre ponía sus canciones a todo volumen inundando la casa con sus melodías de alt-country, mientras yo y mi madre arreglábamos el jardín trasero y el porche, y mi padre hacía sus típicas chapuzas en el garaje...

Mi móvil empezó a sonar sacándome de la relajada y melancólica melodía, sustituyéndola por la clásica melodía de la compañía Apple. En la pantalla decía que la llamada entrante provenía de <<Javi>>. Mi corazón dio un brinco de alegría.

–¿Cómo vas con tu nuevo móvil? –me preguntó divertido a modo de saludo.

–Bien. –sonreí –Aunque ahora mismo no estaba trasteándolo mucho, pero bien.

–¿Lo has estrenado ya con alguien?

–Sí, con Virginia, pero la desperté, así que no creo que se pusiera tan contenta como yo. –reí.

–Pobrecita. –rió conmigo –¿Qué estás haciendo?

–Estoy escuchando música, acostada en mi cama.

–¿Meditando? Mala elección, no es bueno pensar tanto.

–Ya, lo sé, aunque más bien estaba recordando.

–Recuerdos... no sé que es más dañino...

–¿Y tú qué estabas haciendo?

–Jugando videojuegos. –rió –Lo que me hizo pensar en ti. Quería ver cómo estabas... y si querías que hiciéramos algo, o fuéramos a algún sitio...

Secretos y Mentiras (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora