Ulises camina hacia la oficina de Félix, quiere hablar con él, necesita hablar con alguien sobre lo que le acaba de ocurrir. No es que vaya a acusar a Henry como si fuera un niño, pero el productor siempre le ha dicho que lo ve como un hijo, y si hay un momento de su vida en el que en verdad ha necesitado consejos paternales, es este. Al llegar descubre la puerta entreabierta y reconoce las voces que se escuchan dentro del lugar.—Solo déjalo en paz, ¿cuál es tu problema con él?
—Es un raro y un depravado, ese es mi problema.
—Es como un hijo para mí, no quiero que vuelvas a molestarlo. Ya ha sufrido mucho.
—No creo que pueda prometer eso, su sola presencia me irrita.
—Esa chica ni siquiera te importa. Admítelo, solo la quieres para que tus padres sigan pensando que eres heterosexual.
—¡Cállate! Ven aquí...
Las voces paran y son reemplazadas por ruidos guturales y gemidos. Ulises se asoma por la puerta logrando que sus ojos alcancen a ver a Henry y Félix besándose apasionadamente, acariciando sus torsos después de, prácticamente, haberse arrancado la camisa el uno al otro. El joven dibujante se sorprende por un momento fugaz, antes de que una renovada ira se apodere de él.
Furioso, se aleja de la puerta, recoge sus cosas y se va del teatro a pesar de que aún faltan treinta minutos para su hora de salida. Sin detenerse ni mirar hacia ningún lado que no sea adelante, llega hasta el lugar donde se reúne el grupo; en la puerta es recibido por Óscar y su inconfundible sonrisa, pero él ni siquiera lo mira a los ojos, solo entra y toma asiento justo frente a Verónica quien, como supuso, está allí.
Óscar empieza a hablar sobre la importancia de ser fieles a nuestro amor, a no desfallecer, no mirar a nadie más, no caer en la tentación de engañar a esa persona. Dice que el amor verdadero debe ser limpio, puro e inquebrantable, que un engaño, más que un pecado, es un sacrilegio. De inmediato piensa en Jordan, el mismo lo vio con Estela y hace unas horas, mientras lo torturaba, Henry mencionó que seguro ya se habían acostado, lo cual él tampoco dudaba. Luego piensa en Henry, ese maldito infeliz solo quiere usarla.
También reflexiona sobre sí mismo. Se está acostando con Verónica ¿Qué eso no lo hace igual a los demás?... No. Es distinto, Verónica no es la mejor amiga de Diana ni él es en realidad un gay de closet. La única razón por la que se acuesta con ella es para no sentirse tan solo, para imaginar que es Diana quien está en su cama porque en el fondo sabe que jamás tendrá una oportunidad con ella. Pero ellos sí la tienen y, aun así, la engañan.
—¿Alguien desea contarnos su experiencia en este tema? —pregunta Óscar.
—Yo quiero —dijo de repente, Ulises sorprendiéndose de las palabras que acababa de pronunciar, sin embargo, siente que debe desahogarse o explotará.
—Claro, adelante. —Lo insta el orador y todos voltean a mirarlo.
—La... la chica que amo... ella... —Ser el centro de atención de todos lo pone nervioso, apenas si puede pronunciar lar palabras. Voltea a ver a Verónica, quien lo está mirando fijamente con una media sonrisa en los labios—. Ella tiene novio, pero él es un maldito, la engaña con su mejor amiga. Yo jamás podría hacer eso, ella es mi mundo; si fuera mía jamás miraría a nadie más. Luego está el otro, es a quien odio más; también la engaña, dice amarla, pero solo quiere usarla para que nadie sepa lo que realmente es. Quisiera lastimarlos, humillarlos como ellos me humillaron a mí, demostrarles que soy el único que en verdad la merece.
Cuando termina de hablar siente un cosquilleo en su cuerpo y sus manos tiemblan. Nunca antes había expresado sus sentimientos en voz alta, muchos menos frente a un grupo de personas.
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El club de los amores imposibles (+21)
Mystery / ThrillerEn busca de consuelo por su amor no correspondido, Ulises entra a un grupo de apoyo que se hace llamar "El club de los amores imposibles" donde todos los miembros están en su misma situación. Allí conocerá a Verónica, una misteriosa y seductora c...