En la cabaña el joven albino alimenta a su víctima bajo el riguroso escrutinio del fantasma de quién fue su amante en vida.
—Así no es como funciona —le dice—. Tienes que racionar su comida. Que te implore por un poco de agua. Tiene que saber que te necesita para vivir.
—Disculpa —dice antes de ponerse de pie y encerrarse en el baño.
—No voy a dejar que muera de hambre —contesta él una vez que Diana no puede verlo.
Había intentado ignorar sus comentarios y críticas. Había tomado sus píldoras en la hora correcta y se repetía una y otra vez que no era real como se lo dijo el doctor Toledo. Pero para ese momento ya no lo soportaba más.
—yo no soy como tú, no estoy siguiendo tu maldito proceso —dijo enojado—. Vi como tenías a ese hombre; lo torturaste sin piedad, fue un milagro que no muriera.
—¿Y porqué la tienes aquí entonces? —pregunta ella con una sonrisa.
Diana está confundida y asustada. Puede escuchar murmullos desde la puerta cerrada del baño. Tal vez habla con alguien por teléfono ¿Sabrá esa persona lo que está haciendo? Y si no ¿debería hacer algo?
Tiembla de miedo ante la idea de que Ulises la lastime si hace algo, pero esta podría ser una oportunidad única para escapar. Mira la mesa que está frente a ella, con el plato de comida y el vaso de plastico con agua sobre ella. La patea con fuerza derribando todo y haciendo el mayor ruido posible con la esperanza de que quién está en el teléfono lo escuche y vaya hacia allá, contando con que esa persona no sepa nada, de lo contrario todo habrá sido inútil.
—¿Qué pasó? —pregunta Ulises saliendo a toda prisa del baño.
—Intenté comer por mi misma, pero hice un desastre. Lo siento —dice luciendo arrepentida.
—Está mintiendo —susurra Verónica en su oído. Ulises la mira de reojo, pero decide ignorarla.
—No debiste hacer eso, pudiste haberte lastimado.
Busca una escoba y una pala de y se dispone a limpiar los restos de comida y los vidrios rotos. No parece enojado, ni siquiera se inmuta. Deposita todo en la basura y busca en su mochila la mitad del sándwich para dárselo a comer.
—Gracias por no lastimarme —dice Diana después de comer.
—Te dije que nunca lo haría.
—Lo sé, pero para ser honesta no te creí hasta ahora.
Él no le responde, pero la ayuda a sentarse en el sofá. Ella se mantiene tranquila, aunque por dentro teme que ha fracasado ya que Ulises parece muy despreocupado, lo que significa que la persona con quien hablaba no escuchó nada o que no hablaba con nadie.
—¿Extrañas bailar? —Pregunta él de repente.
La pregunta la toma por sorpresa.
—Sí, bastante —responde con honestidad.
—¿Podrías bailar para mí?
Diana se queda perpleja sin saber que decir. Lo último que quiere es bailar para él, sin embargo tiene miedo a negarse.
—No puedo hacerlo con las manos amarradas. Necesito equilibrio.
Ulises la mira fijamente sin decir una palabra y se haya se muerde el labio al pensar que talvez fue demasiado lejos.
—Si lo hago intentaras escapar — afirma.
—No lo haré, lo prometo. Además tú ¿Cómo lo haría? La puerta sólo se abre con llave y no hay ventanas.
El joven pintor lo piensa un poco más. Se recuesta sobre ella haciendo que sus cuerpos se rosen y estira los brazos hacia atrás. La chica contiene el aliento al sentir sus manos acariciar su espalda, aún con alivio descubre que es para soltarla. Él vuelve a alejarse y ella masajea sus manos por fin liberadas.
—Baila, por favor.
Diana se pone de pie y obedece. Adopta la posición inicial de su baile como Perséfone y empieza a mover su cuerpo al son de la música que suena en su cabeza frente a la expectante mirada de Ulises. Su intención es seducirlo, cautivaron... por más repulsión que él le cause. Mientras baila repite en su mente las palabras que Félix le dijo una vez:
"Eres una actriz, tu trabajo es mentir. Has que tu mentira sea tan hermosa que todos la prefieran a la horrible verdad".
Ulises llega a su edificio cansado y confundido. Diana se veía tan sensual, todo su cuerpo reaccionó ante su armoniosa danza.
—Pudiste haberla echo tuya —susurra Verónica en su oído.
—No soy un monstruo —dice él rechazando la idea.
—No, sólo eres un asesino. —Una tortuosa carcajada sale de su garganta haciendo que Ulises se tape los oídos para no escucharla.
Continúa subiendo escalones, intentando ignorar a la diabólica fantasma, hasta llegar frente a su puerta, donde descubre a Félix esperándolo.
—¿Qué haces aquí? —pregunta extrañado.
—Vine a visitarte, ¿me invitas a pasar? —Ulises lo piensa unos momentos antes de sacar las llaves de si bolsillo y abrir la puerta.
—Entra —lo invita.
Ambos pasan al interior del apartamento. Ulises intenta disimular su nerviosismo, no entiende que hace Félix allí, casi nunca lo visita ¿Será que sospecha algo? ¡No, claro que no!
—¿Tienes café? —Pregunta Félix tomando asiento en el sofá.
Ulises asiente y se va a la cocina a preparar un poco. No cree que haya problemas ya que no hay nada que lo incrimine en la sala y su habitación está cerrada con llave.
En cuanto se va, Félix empieza a caminar por el lugar sin saber exactamente qué está buscando. Después de haber hablado con Henry y lo que descubrió más tarde llegó a la conclusión de que talvez si había motivos para sospechar de Ulises, aunque en el fondo deseaba con todas sus fuerzas que todo fuera un mal entendido. Revisa la estantería, los libros, debajo del sofá y no encuentra nada. Vuelve a tomar asiento al sentir sus pasos acercarse.
—Aquí tienes —dice entregándole la tasa de café—. Está como te gusta.
—Gracias. —Acepta la bebida caliente y le da un sorbo, comprobando que no mintió, está perfecto.
—¿Qué es lo que quieres decirme, Félix?
—Quiero que me expliques esto, Ulises. —Saca una libreta de su bolsillo y se la muestra—. Sé que es tuya. ¿Puedes explicarme? —Ulises lo mira nervioso pero no dice nada— ¡Está llena de dibujos de Diana! Sabía que te gustaba, pero esto es ridículo, parece que más bien estabas obsesionado con ella.
—Solo me gustaba pintarla —dice sin mirarlo a los ojos.
—Ulises, ¿tu que crees que les pasó a Diana y Jordan?
—No lo sé, todos dicen que se fueron a Broadway.
Félix lo escudriña con la mirada sin decir una palabra y termina su tasa de café.
—Solo espero que así haya sido. Te recomiendo que guardes eso. —Le entrega la libreta y se pone de pie para marcharse.
Lo conoce desde que era prácticamente un niño; aunque es bueno ocultando sus sentimientos sabe cuando está mintiendo... acaba de hacerlo.
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El club de los amores imposibles (+21)
Mystery / ThrillerEn busca de consuelo por su amor no correspondido, Ulises entra a un grupo de apoyo que se hace llamar "El club de los amores imposibles" donde todos los miembros están en su misma situación. Allí conocerá a Verónica, una misteriosa y seductora c...