Después de algunos días, los moretones en la cara de Henry y Ulises aún son evidentes y todos se imaginan lo que sucedió. Los rumores de que el albino debilucho le dio una paliza al asiático grandote y presumido no cesan, haciendo que Henry agache la cabeza, avergonzado cada vez que escucha a alguien murmurar sobre ello. Sin embargo, ninguno de los dos confirma nada cuando se les pregunta por lo sucedido. De todas formas, los preparativos para el gran estreno son mucho más importantes, así que todos deciden dejar de preguntarles y concentrarse en eso.Ulises aún se siente consternado por el mismo tema. Nunca ha sido una persona violenta, a pesar de que fue víctima de mucho acoso y maltrato cuando era niño, nunca se defendió. Pero debe admitir que mientras tenía sometido a Henry se sintió poderoso; fue placentero infligirle dolor, hacerlo sangrar con sus propias manos. Y que él haya dejado de molestarlo y ahora lo evite, cada vez que lo ve en el teatro aumenta esa sensación.
Cuando le contó a Verónica desde el teléfono lo que pasó, ella no hizo más que felicitarlo por su valentía, aunque la sintió un poco decepcionada de que se hubiera detenido y no le hubiera hecho mucho más daño.
—Es lo que Hades hubiera hecho, proteger a su ninfa de los malvados sin mostrar ninguna piedad —susurró en su oído a través del auricular del móvil.
Mientras monta y ensambla en el escenario, con la ayuda de otros tramoyistas la escenografía en la que estuvo trabajando por meses, se queda viendo uno de los paisajes por unos segundos e imagina a su amada ninfa bailando y cantando feliz en el verde prado, mientras él, su guardián, vigila que ningún malvado intente lastimarla.
Es el gran día y todos van de aquí para allá perfeccionando coreografías, verificando el vestuario, practicando diálogos... todo bajo la supervisión de Félix, quien se encarga de revisar hasta el más mínimo detalle. No es su primer estreno, pero sí el primero en mucho tiempo. Hace algunos años decidió tomarse un tiempo de las obras teatrales para ir a rehabilitación; su afición por el alcohol y las drogas, luego de la muerte de la madre de Ulises, lo llevó a un estado deplorable en el que ni siquiera podía reconocerse en el espejo. El problema fue que su nueva sobriedad y su creatividad no se llevaban muy bien juntas, por lo que tardó un tiempo en volver a inspirarse para hacer una obra de teatro.
Revisa las luces, la música, los telones, la escenografía, el escenario... asegurándose de que todo esté en orden y que cada técnico sepa exactamente lo que tiene que hacer. Luego va tras bambalinas para vigilar las prácticas y los ensayos de último minuto, percatándose de que cada bailarín y actor esté perfectamente sincronizado y haya memorizado sus líneas. Se detiene unos momentos en el camerino de Henry, tiene la puerta abierta y puede verlo sentado frente al espejo, mientras una de las maquillistas se esmera en disimular los golpes y moretones, que aún pueden verse en su rostro.
No puede evitar sentirse orgulloso de Ulises por haberse defendido. Aunque ninguno de los dos afirme, es más que obvio lo que sucedió. Siempre vio al chico como alguien débil, temeroso y sin carácter, por eso siempre ha sentido esa necesidad de protegerlo después de que quedara completamente huérfano, pero le alegra saber que estaba equivocado. Henry se percata de su presencia y voltea a verlo, sus miradas se sostienen por unos segundos antes de que Félix se aleje de la puerta y continúe su camino.
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El club de los amores imposibles (+21)
Mistério / SuspenseEn busca de consuelo por su amor no correspondido, Ulises entra a un grupo de apoyo que se hace llamar "El club de los amores imposibles" donde todos los miembros están en su misma situación. Allí conocerá a Verónica, una misteriosa y seductora c...