Capítulo Veinticuatro

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Lo primero que hace Ulises al llegar a su departamento es correr al baño a vomitar. Luego se desnuda para entrar en la ducha. Lava su cuerpo y cara con intensidad excesiva, como si estuviera intentando borrar cada caricia de Verónica. Sabía que ella era peculiar, distinta... el solo hecho de que se acostara con él lo comprobaba, pero jamás imaginó que fuera capaz de algo así.

Después de un largo rato bajo el agua, sale del baño y va directo hacia la cama. Las imágenes de ese hombre atado y humillado, diciéndole a Verónica lo que quería escuchar para obtener su libertad, se reproducen una y otra vez en su mente durante el resto de la noche, impidiéndole dormir.

 Las imágenes de ese hombre atado y humillado, diciéndole a Verónica lo que quería escuchar para obtener su libertad, se reproducen una y otra vez en su mente durante el resto de la noche, impidiéndole dormir

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Diana pedalea su bicicleta camino al teatro. Por unos momentos dudó en ir o no, no quería que nadie viera sus ojos hinchados por haber llorado toda la noche, tampoco quería ver a Jordan o a Estela. Fue su propia tía quien la convenció, no podía dejar que dos traidores le arruinaran el primer papel importante de su carrera. Ella es una profesional, además, las maquillistas podían en cargarse de su aspecto. En cuanto a su exnovio, solo lo ignoraría cómo había ignorado sus llamadas toda la noche y se limitaría a los diálogos sobre el escenario.

A pesar de su resolución a continuar con su vida de la mejor forma posible, es evidente su tristeza. Esa sonrisa que la caracteriza se ha esfumado, no hay rastro de su personalidad afable en su expresión. Por eso a la mujer de ojos verdes que detuvo su auto frente a ella, le costó un poco reconocerla.

Diana se ve obligada a detenerse, ya que se había obstruido el paso de la angosta calle por la que transita. Una despampanante mujer de pelo negro y mirada profunda sale del vehículo en cuestión.

—Tú eres Diana ¿Cierto? La actriz principal de la esa nueva obra en el teatro.

—Sí... lo soy —contesta con cautela.

—Soy Verónica, ¿me darías tu autógrafo?

El show está a punto de empezar y la actriz principal no aparece, Félix se ve tan molesto como se escucha cada vez que le grita a uno de los actores, mientras que Ulises, desde el peine mira todo distraído, le rompe el corazón que Diana esté tan d...

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El show está a punto de empezar y la actriz principal no aparece, Félix se ve tan molesto como se escucha cada vez que le grita a uno de los actores, mientras que Ulises, desde el peine mira todo distraído, le rompe el corazón que Diana esté tan dolida que haya decidido no presentarse en el teatro.

El club de los amores imposibles (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora