by my side | k. bakugo

vii

Iida y Atenea entraron en aquel salón de la clase 1-A, observando como su profesor todavía no había llegado, mientras el de cabello azul reía ante un comentario de su amiga. Al entrar, divisó a Bakugou hablando con Kirishima, mientras Iida se dirigía hacia Midoriya y una chica castaña.

-¿Te dije que tu sonrisa alegra mis días?- preguntó la azabache burlona, apoyando su antebrazo en el hombro del rubio, que estaba tan de mal humor como siempre.

-Vaya, realmente no le tienes miedo- dijo el pelirrojo viendo como se acercaba a él con toda la confianza del mundo, aunque el rubio hizo que dejara de apoyarse en él moviendo su hombro bruscamente, logrando que ella riera.

-Oh tu eres el que se hace duro- dijo ella cruzando sus brazos frente a su rostro, imitandolo, logrando que ambos rieran.

-Eres genial, ahora entiendo por qué a Bakugou le...

-Cállate culo de cemento- lo silenció el rubio de un golpe, logrando que la azabache frunciera el ceño, girándose hacia el chico.

-¿Qué tienes conmigo, Kacchan?- preguntó con una sonrisa divertida, jugando con él, provocando que bufara mientras Aizawa entraba al aula y todos se sentaban. Atenea se sentó en su lugar, después de guiñarle un ojo a Kirishima.

-Bien, llegaron los trajes que pidieron antes de entrar a la U.A. Tomenlos y vayan a ponerselos, irán con All Might a hacer una prueba- anunció, para meterse en la bolsa de dormir amarilla y acostarse a dormir. La azabache sonrió ante su actitud, levantándose para buscar su traje. Al encontrar el suyo, lo tomó dirigiendose a los baños, cruzándose con el rubio en el camino.

-Creo que te hice una pregunta- le dijo ella caminando de espaldas para poder verlo, por lo que él rodó los ojos.

-Y creo que yo te ignoré- gruñó él, logrando que ella riera. Por más que la tratara de esa manera, su risa era música para sus oídos, pero nunca dejaría que lo notara.

-No eres alguien que huya de los problemas, pero está bien, si se te metió el rabo entre las patas- se burló Atenea, provocando que Bakugou cerrara sus puños y gruñera enojado, mientras ella se metía rápidamente al baño de mujeres antes de que pudiera ir tras ella.

La azabache se colocó el traje, sonriendo al notar que era exactamente como lo había imaginado. El pantalón ajustado negro con detalles de escamas, el corset dorado sobre una remera manga larga también negra, junto con la armónica colgando de su cuello. Del bolsillo del pantalón sacó un pequeño auricular dorado, que se colocó en el oído. Se puso las botas de suela gruesa de plástico duro, que no era tan pesado como para complicar sus movimientos, pero si lo suficiente como para llegar a noquear a alguien de una patada, además de que en la parte de adelante tenían parlantes.

Salió junto a las chicas de aquel baño, dirigiendose hacia la salida junto con los chicos que también comenzaban a salir. En el camino hablaban entre ellos sobre sus trajes, mientras Atenea buscaba a alguien con la mirada. Al verlo, corrió hacia él, reconociendolo por su traje.

-Iida-kun, ¡hicieron tu traje tal cual lo pensaste! Se ve increíble- festejó ella, por lo que él se sacó el casco sonriendole -Apuesto a que ni con toda esa armadura te subirías a mi moto- la sonrisa del de ojos grises se borró, logrando que ella riera fuertemente.

-También mantuvieron el tuyo fiel a tu diseño Atenea-kun, me alegra que no eligieras mostrar tanto tu piel- dijo lo último en un susurro, girándose a ver a la otra azabache que caminaba a unos metros de ellos, por lo que ella rió más fuerte.

-No seas tonto, su singularidad se trata de crear cosas y sacarlas de su cuerpo, necesita no cubrirlo más que lo necesario- sonrió ella, por lo que el jóven se puso pálido, abriendo sus ojos con sorpresa.