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Bakugo extendió los brazos hacia ella, buscando atajarla al pensar que caería, pero se quedó tiesa, sosteniendo el mango de aquel cuchillo sobre la mano de la dueña, una chica vestida como colegiala y con dos coletas rubias. Los ojos dorados de la azabache se clavaban en los suyos, y ella soltó el cuchillo, dejando que la azabache lo sostuviera, como si con solo mirarla lograra que hiciera lo que quería.

-Bueno, en realidad esto me sirve- habló el de cabello celeste, más para si mismo que para las personas que los rodeaban, para luego dirigirse a los estudiantes -Si cooperan, la ayudamos, ¿qué les parece?- el rubio tenía el rostro desencajado en furia, pero no podía evitar mirar preocupado a la azabache frente a él, que había soltado el cuchillo.

-¿Qué quieren de Bakugo?- preguntó con tono firme y frío la azabache, sorprendiendo a los villanos al ver que no se quejaba del dolor, incluso se giró con total agilidad al escuchar como tomaban al rubio de las muñecas detrás suyo, atandolas. Antes de poder tirarse contra él, sintió como la tomaban bruscamente del cabello, obligandola a arrodillarse, haciendo una mueca involuntaria ante el dolor en su abdomen.

-O colaboras, o rostizo a tu amiguito- ronroneó una voz grave en su oído, mientras escuchaba como Bakugo luchaba contra aquellas cajas metálicas en sus manos al ver como la sostenía y como le acercaba su rostro. La azabache echó un vistazo rápido a la habitación, contando 8 personas o más, por lo que levantó los brazos rendida, mientras cruzaba la mirada con los orbes rojos del chico a su lado, como si le rogara un perdón silencioso.

Los sentaron en sillas, al menos una al lado de la otra, con las manos sujetas y la boca cubierta. La posición había movido el cuchillo en el estómago de la azabache, que se negaba a que se lo sacaran, pues era lo único que mantenía sus posibles órganos dañados sellados, y la sangre contenida, pero era cuestión de tiempo para que este empezara a perjudicarla también, por lo que rezaba que los héroes se apresuraran.

-Tenemos un odio en común, ¿no lo crees? Te veías muy enojado en el festival deportivo- se dirigió el de cabello celeste a Bakugou, quien lo miró con el ceño fruncido, mientras este le sacaba lo que cubría su boca.

-¿De qué hablas?- preguntó enojado, viendo de reojo como la azabache a su lado parecía hacer arcadas, por lo que miró alarmado al villano frente a él -Saquenle la mordaza, basuras- escupió, y el que tenía piel quemada engrapada a su piel común se acercó a ella, logrando que el rubio lo fusilara con la mirada.

-Si cantas, el cuchillo en tu estómago será lo más leve- amenazó con una sonrisa, sacandole aquel aparato, por lo que la chica giró el rostro, escupiendo sangre en el piso, y volviendo a mirar lentamente al frente, clavando sus ojos dorados en la rubia que la había apuñalado.

-Entiendo que me apuñalaras porque sino no podrías ganarme, ¿pero tenías que darme en el estómago? Es demasiado cruel hasta para una colegiala psicópata- rio sarcástica, con sus labios y dientes cubiertos en aquel líquido rojo, y con el rostro oscurecido en rabia.

-¿Puedo hacerlo de vuelta?- preguntó al que tenía la mano en el rostro, que la miró, para luego observar a la azabache.

-Tu madre era Shaito Ryuko, ¿no es así?- la chica clavó su mirada en quien le había hablado, respirando con dificultad por la herida y el objeto que la obstruía -¿Sabías que la asesinaron porque su estúpido don era una amenaza? Siempre lo odie, no me gusta que me puedan controlar, lo odio, lo odio, lo odio- rascaba su cuello nervioso, desviando la mirada de la chica -Y sería tan útil para nosotros, podrías ser libre, controlarlos a todos, pero se puede ver el heroísmo ridículo en tus ojos. Me miras con odio, pero no quieres matarme. Nosotros matamos a tu madre, ¿realmente no quieres que tengamos el mismo destino?- parecía escudriñarla de arriba a abajo, y luego de toser, escupiendo sangre y largando un quejido por el dolor, levantó la cabeza, mirandolo con una sonrisa sarcástica.

-¿Realmente crees que merecen un castigo tan suave como la muerte? Mírense, no tienen un puto tornillo en su lugar, no temen morir, cortarles el cuello con mis propios dientes sería un placer para ustedes- el rubio miraba a la azabache intentando no alterar su rostro, pero no podía creer que esa faceta de la chica existía, mientras el hombre reía.

-Eso te haría uno de los nuestros. Tu tampoco temes morir, sino no estarías riendote mientras escupes sangres y un cuchillo desgarra tu interior- aunque su rostro estaba cubierto, sabía que estaba sonriendo, y ella también, sabiendo que estaba ensimismado en aquella charla, ganando tiempo para que aparecieran los héroes.

-¿Tendría que estar implorandote que me ayudes? Ni en tus sueños más húmedos, lagartija- escupió la azabache, mientras el de cabello celeste cambiaba su expresión rapidamente, enderezándose, dirigiendo su mirada al rubio, lo que hizo que ella maldijera por dentro, siendo su único objetivo distraerlo.

Sin embargo, su mirada comenzaba a nublarse levemente, y su cuerpo se sentía cada vez más pesado, llegando a ver como Bakugo explotaba sus esposas de golpe, rodeando su espalda con uno de sus brazos, mientras levantaba su mano libre hacia los villanos, amenazandolos, y cayó finalmente inconsciente. El rubio la miró alarmado, girandose furioso hacia los villanos, cuando All Might apareció por la puerta.

by my side | k. bakugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora