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Una vez terminado el exámen escrito, todos se dirigieron a los baños para poder cambiarse e ir a la zona donde se llevaría a cabo la parte práctica. Seguía pensando posibles escenarios, ataques y contraataques, mientras se colocaba aquel jogging suelto, junto con una musculosa color negro. En cualquier otra situación hubiera agregado un cinto en el cual colocar alguna flauta, armónica o silbato, pero no se les permitía utilizar nada además de sus poderes en sí. Ato su cabello en una coleta alta, mirando fijamente el reflejo de sus ojos dorados en el espejo.

Lo dejaré todo para superar este exámen.

Al llegar frente a la gran muralla que separaba a los candidatos del área de combate, cruzó la mirada con Iida, por lo que le guiñó un ojo, sonriendole por encontrarlo en el mismo grupo que ella, pero sin acercarse para estar con él. Se habían dejado en claro que cada uno lo haría por su cuenta, dejando de lado su amistad dentro del lugar para poder concentrarse en aprobar.

Cuando les avisaron que empezaba el exámen, corrieron adentrandose en aquel simulador de ciudad urbana, lleno de edificios. La azabache sonrió al darse cuenta de que cumplía con uno de los escenarios que había imaginado, y se adentró en uno de los edificios, subiendo las escaleras ante las miradas confundidas de sus compañeros. Al llegar a la azotea, corrió para comenzar a saltar de techo en techo, observando en todas direcciones, buscando alguna de las máquinas. Finalmente encontró una a un par de edificios de distancia, la analizó y sonrió, era una de las que valían 3 puntos, y como ella creía, su "cabeza" quedaba a la altura del techo, permitiendole llegar a ella con facilidad. Su mente no paraba de pensar cómo podía llegar a romperla, mientras sus piernas se movían instintivamente hacia esta. Al llegar cerca, uno de sus supuestos brazos se tiró hacia ella, por lo que saltó sobre este, corriendo sobre su brazo rapidamente, rezando porque no se moviera. Calculó las posibilidades que tenía de romperle la cámara que tenía de ojo de una patada, pero no tenía tanta fuerza física. Llegó finalmente a menos de un metro de su cabeza, y cuando la mano mecánica de dirigió hacia ella, esperó hasta el último segundo y saltó, esquivando su agarre y logrando que se clavara en su propia armadura.

La azabache sonrió, agarrandose a un lado de su cabeza, saltando y llegando arriba de esta. Nuevamente esperó hasta que intentara agarrarla, y repitió lo que había hecho antes, logrando que perforara su propio centro, apagándose y cayendo con fuerza al suelo. Saltó rápidamente antes de que perdiera el balance al techo que tenía en frente, cayendo de cuclillas sin lastimarse. Observó sus alrededores, encontrándose con otro robot, algo más pequeño al ser de 2 puntos, por lo que ella corrió hacia este, saltando nuevamente sobre una de sus extremidades y repitiendo el proceso del anterior.

5, 7, 10, 11, 13, 15, 16, 18, 21 contaba mentalmente, mientras avanzaba acabando con todos de la misma manera. Agradecía internamente haberse enfocado tanto en su resistencia mientras entrenaba, pero sentía como su cuerpo comenzaba a sucumbir ante el esfuerzo que estaba haciendo. Había recibido algún que otro impacto de las máquinas accidentalmente, o cuando caía en los techos o el suelo, y ese pequeño poder no desarrollado completamente le pasaba factura. Sintió un fuerte retumbar, y se giró para ver como salían aquellas máquinas que no valían puntos, pero eran inmensas. Vio debajo de ella a los aplicantes corriendo en dirección contraria, huyendo como era conveniente. Pero antes de poder seguirlos, vio una chica debajo de unos escombros, a donde se dirigían aquellos robots, y a un jóven de cabello verde frenando al verla.

Comenzó a correr por los techos para acercarse a ella, pero antes de poder tomar una decisión, vio al chico de antes saltando frente a aquella máquina, y por un segundo observó el perfil de aquel chico mientras levantaba el puño gritando, y vio a aquel viejo amigo que había dejado a su suerte a sobrevivir con Bakugo. Vio como lo golpeaba con todas sus fuerzas, logrando que este gigante sin valor cayera hacia atrás totalmente destrozado, y la azabache se tiró al suelo con rapidez, mientras veía al héroe caer. Se deslizó sobre el suelo, estirando los brazos y atajandolo al caer, sin moverse por el impacto, al poder recibirlo. El chico miró a quien lo había salvado con agradecimiento, abriendo los ojos en sorpresa al descubrir aquel rostro conocido mirandolo con una sonrisa.

-Casi no te reconozco, Midoriya-kun- sonrió, ayudandolo a pararse, mientras escuchaban las bocinas que anunciaban que el exámen había terminado. La azabache suspiró, recordando que solo tenía 21 puntos, y probablemente no había aprobado aquel exámen. Se giró a ver al jóven a su lado, quien parecía ahogar las lágrimas que intentaban salir de sus ojos, antes de caer desmayado, siendo sostenido por la azabache, mientras una mujer mayor se acercaba a ellos. Todos estaban tiesos, lo que cambió al ver a la mujer abrirse camino hasta el chico, besando su frente, mientras escuchaba a alguien decir detrás de ella que era "Recovery Girl", la columna de la U.A.

Atenea sostuvo a aquel chico de la cintura, pasando su brazo sano por sus hombros, cargando con él hacia la salida, ante la mirada atenta de todos. Su musculosa y pantalón rasgado en varios lugares dejaban ver múltiples moretones y manchas de sangre, y sin embargo cargaba con aquel peliverde que se encontraba peor que ella.

Esa escena, junto con la de esa mañana de ella llegando con su moto, demostraba a todos que esa chica era increíble.

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Atenea ya había aceptado que probablemente no había entrado en la U.A., había escuchado los consuelos de Iida y las quejas de su tía, pero guardaba una pequeña esperanza hasta que le llegara el aviso de confirmación, por lo que no pudo evitar correr al verlo sobre la pequeña mesa al lado de la puerta. Lo tomó entre sus manos, rompiendolo con falsa tranquilidad, dejando ver un pequeño aparato y una nota. Prendió lo primero, dejando ver un holograma de All Might.

-Jóven Samura, obtuviste un total de 21 puntos en el exámen práctico, por lo que hubieras desaprobado- la azabache frunció el ceño al oír el tiempo verbal que había utilizado -Si no contaramos los puntos de rescate. Cuando te tiraste sin dudar para sostener al Jóven Midoriya, los evaluadores lo consideraron, otorgándote 30 puntos por rescate. Confiamos en que serás una gran héroe, ¡bienvenida a la U.A.!- sus ojos dorados estaban completamente desencajados en sorpresa, y no pudo evitar agitar sus brazos festejando sin poder creerlo.

Había entrado. A pesar de no poder haber usado su poder principal, se las había ingeniado, y con algo de suerte, logró aprobar, entrando a la universidad de sus sueños.

by my side | k. bakugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora