La Guerrera y el Dragón [Draken×TN)

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[2003]

Ir en una moto a toda velocidad era lo mejor del mundo, sentir el viento en tu cara, todo lo que está a tu alrededor pasa rápido, el motor rugiendo, es una sensación agradable.

A excepción de que la moto no te pertenezca. Ese es mi caso pues voy en la moto de Draken bien aferrada para no caerme y que no se levantara mi falda.

—¿Te asustaste, mocosa? —se burló Draken—.

—¡Claro que no, me gusta esto!

Íbamos con nuestra pequeña pandilla en dirección a la playa, era un día bastante caluroso así que sería muy divertido ir allí.

—¡Veo la playa! —avisé—.

Pachin tampoco tenía moto así que iba junto a Mitsuya y además traía la bandera de nuestra pandilla, lo que nos hacía ver mucho más geniales.

—¡Tenemos que apurarnos para conseguir un lugar en la arena! —reclamé—. ¡Aceleren!

—¿Qué esperas que hagamos? El que va lento es él —me respondió Mitsuya—.

Ah cierto, Mikey y su gran, potente e increíble moto.

Sí, es sarcasmo.

Tuvimos que detenernos a un lado del camino para poder esperarlo por unos momentos que al paso al que iba parecieron una eternidad.

—Vamos, Mikey, ¿hasta cuándo piensas usar esa motoneta? Eres el comandante. Usa una moto de verdad

—Esta está bien como está. No te burles de mi nena. ¡Es una CB250T de 50 c.c! ¡La Hawk urbana!

Será difícil que Mikey deje de usar esa moto si no es la que él quiere.

—Qué Hawk ni qué tanto, es una motoneta. No puedes dar discursos en esa cosa

—Sé de alguien que sale corriendo cuando intenta hacer rugir el motor —rió Mitsuya luego del comentario de Draken—.

—Hablas de Mikey ¿no? —le siguió Pachin—.

—Al ser lento, tampoco importa —continuó Kazutora—.

Mikey sólo tenía una mueca de irritación por las bromas de nuestros amigos, así que sólo me reí por lo bajo.

—Sé que sólo te interesa la CB250T, pero ¿qué piensas hacer si nadie te puede prestar una? —volvió a hablar Draken—.

Antes de que Kenchin pudiera seguir con el extraño sermón, unos gritos que se aproximaban a nosotros llamaron nuestra atención.

—¡Miren! Son unos bebés con chaquetas de pandillero

—¿"Tokyo Manji"? No los conoce ni su mamá

Era una pandilla de muchachos más grande que nosotros que se burlaban de nuestros uniformes y nuestra pequeña pandilla.

—Si van a jugar a las pandillas mejor háganlo en sus casas. No sé metan en Yokohama

Uno de los muchachos se bajó de su motocicleta y se acercó con un bate.

—Ya que estoy aquí, destrozaré esa motoneta inservible que tienes —comentó de forma burlesca—.

—Si le pones un dedo encima a mi Hawk urbana, te mato —le respondió Mikey con una sonrisa, pero sus ojos se veían amenazantes—.

Mikey mantuvo su vista fija en la del tipo que teníamos en frente, buscando asustarlo para que nos dejara en paz, y aunque no se asustara Mikey de todas formas le patearía el trasero.