"Morir en paz, los dos, como dicen que mueren los que han amado mucho." (Jaime Gil de Biedma)
El humo recorría cada parte de la pequeña cabaña, impregnado entre la madera y la tela, anunciando su desastrosa presencia, tan asfixiante, cómo si se colase por los más mínimos rincones, posándose sobre aquel cuerpo bañado de túnicas negras sosteniéndole con sus inexistentes manos por el cuello.
Finalmente Wuxian despertó de su sueño, siendo intimidado por la neblina asfixiante formada en el pequeño perímetro, inundado del miedo busco con sus ojitos en la habitación al Bao, con quien compartía del pequeño aposento.
-¿Bao? Bao ¿qué esta sucediendo?- la pequeña voz temblaba en la soledad, buscando ahora con sus manos al aire el cuerpo contrario. Una mano tomó de la suya, jalandole hasta fuera del cuarto.- ¡Bao!
-Shh, vamos por tus padres, necesitas salir cuanto antes de aquí.- Dijo entre susurros, colocando un dedo en los labios carnosos del joven oji gris.
El fuego comenzaba hacer su presencia desde la humilde fachada hasta los pequeños muebles cercanos de la entrada. Un hombre intentaba despertar a su esposa, quien caía en la inconsciencia cual consecuencia del intruso.
-Cangse, despierta, debemos irnos, Cangse por favor.- Rogaba entre pequeñas lagrimas.
-Sólo está inconsciente, debemos sacarla de aquí ahora- Comentó Bao sosteniendo ahora entre sus brazos la silueta embarazada de aquella mujer, quien poco a poco comenzaba entre abrir sus ojos.
El fuego corría a pasos agigantados , quemando todo a su paso, llegando las pequeñas chispas acaloradas a la habitación. Cangse quien por fin pudo poner sus descalzos pies sobre la madera siendo sostenida por la mano del Bao observó el fuego alcanzar la puerta tras ellos, tirando con el filo de su fuerza a su esposo e hijo fuera de la trampa de fuego en la que quedaron encerrados la mujer y el Bao.
Todo pronto se volvió de un color rojizo, las llamas consumían todo a su paso, la mujer yacía en el suelo, intentando huir del trágico final.
-¡huyan!- se escuchó un escabroso grito mientras los escombros sucumbían ante el ardiente fuego en ella.
Atónito el mayor de los Wei tomo a su hijo entre brazos para transportarlos lo más lejos que su propia energía le permitiese. Respirando agitadamente entre los grandes arboles sostenía sus rodillas, evitando que el escozor en su garganta lo consumiese o siquiera que las lagrimas comenzasen a recorrer sus mejillas. Sin embargo el menor sostenía sus cabellos aferrados entre sus manos mientras sus gritos alejaban el zarpar de pajarracos.
-A Ying- El hombre sostuvo entre sus manos las mejillas mojadas de su hijo, observando determinadamente los cálidos ojos bañados entre el agua salada.- Corre, Corre hasta que tus piernas no puedan más, huye de cualquier humano o prodigio, aléjate de grandi meraviglie, de los Wen... Sólo huye, y se feliz mi pequeño A Ying.
-Papá, po-demos correr juntos...- Su voz entre cortada por el gran dolor enterrado en su corazón.
-Mi A Ying, Papá necesita volver por mamá.- Llevababa entre sus dedos las delgadas hebras de cabello azabache.
-Pero mamá...
-Mamá no es débil, se que sigue viva- el hombre tomo un largo respiro alejándose de su hijo mientras el resplandor azul de su poder comenzaba a recubrir su cuerpo, susurrando sin querer su ultimo deseo al pequeño asustado- Mamá y Papá te alcanzarán donde sea que vayas.
-¡papá!
...
Wei Changze quedó en blanco al observar un cuchillo atravesar su cuerpo, con su mujer en suelo bañada entre la sangre, aun intentando luchar por su vida con la gran abertura en su vientre maduro.
-¿Por qué?- preguntó mientras sus rodillas golpeaban contra el suelo, observando con sus ojos colorados el color vino blandir su arma contra él.
-Porque no debiste volver, tu misión sólo era protegerlo...
A los minutos los llantos de un bebé apagaban el fuego a su al rededor.
...
Un pequeño joven de ropajes andrajosos y grandes abolladuras encaminaba un paso lento a la cabaña que alguna vez fue su hogar.
Observando la construcción desaparecer entre el polvo que el viento llevaba, tomando entre sus manos las escurridizas cenizas bañadas de las cálidas lagrimas que brotaban de sus ojos.
Tan doloroso, incluso más inhumano que la muerte misma, ser arrebatado del amor de una familia.
Hace tan solo unos meses jugaba enlodado, correteando por los pastizales de Caiyi, chocando con las túnicas blancas de transeúntes desconocidos, conversando trivialidades mientras arrojaba un pelota al aire o volaba junto a los cometas a la orilla del rió.
Hace tan solo unas semanas compartía risas con su madre, cazaba por el bosque en compañía de su padre, cantaba al anochecer con Bao y esperaba el nacer de su hermano.
¿Que había ahora? Una calle vacía, un camino solitario, y las cenizas de su familia entre sus manos.
...
Al amanecer los prodigios paseaban por las tranquilas veredas de Grandi meraviglie, observando el rosáceo dibujar las espumosas nubes. Sin embargo el sosiego se vio interrumpido por el camino de sangre que dibujaban las túnicas rojizas de los Wen, con sonrisa en alto.
-¡Prodigios!- Tras la voz de Wen Ruohan los prodigios se aglomeraron entre él patio, Algunos de los esclavos a su espalda comenzaron a colgar entre cuerdas en el umbral de la gran entrada 2 cuerpos irreconocibles, rostros perdidos entre la negrura, quizá lo único que exponían eran los restos de cuerpos, pues ni siquiera había la dignidad de exponer un cuerpo entero, mutilados mostrando el sufrimiento padecido incluso hasta el final de su muerte.
-La prodigio Cangse y él prodigio Wei han pagado sus pecados- dijo mientras levantaba entre sus brazos el cuerpecillo de un bebé, tan pequeño, con los cuencos vacíos, y una violácea piel destrozada- Él pecado también ha sido eliminado.
Yu Zi Yuan observó la escena por un momento, deseando que las lagrimas en sus ojos desaparecieran, que el vomito recorriendo su garganta la esperace por un momento más, intentando reconocer sólo en alguna parte de la horrorosa escena a su familia, pero ahí no había más que tortura pura.
Madam Lan perdió inmediatamente la consciencia, siendo asistida por sus hijos, quienes ignoraban por completo la escena, pensando cuan inhumano era, demasiado para cualquier ser vivo.
Qiren Observaba Atónito ¿Era él culpable? sentía su corazón encogerse, ¿que había hecho? dejó de observar los mutilados cuerpos para escapar a la soledad de los aposentos, sintiendo su piel quemar por las lagrimas, cómo si su dolor fuese hipocresía pura que debía mostrase bañada en la vergüenza y sufrimiento eterno, cargando con la pena de la sangre inocente.
"La muerte no es más que un cambio de misión." (León Tolstoi)
¿Que les ha a parecido éste capitulo?
Esta vez les diré muy muy feliz que a mi me ha encantado.
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White eyes
Science FictionUna guerra me volvió así, nos transformo en esto, quienes son normales, nos dirían poderosos, grandes, magnos e intocables, e incluso se embelesan observándonos, cada lucha les hace pensar a esos impuros humanos que somos la salvación después de la...