Capítulo 7

0 0 0
                                        

—¡Lyn! ¿¡Dónde estás!? -dije adentrándome en el baño de las chicas. Solía meterse ahí cuando se encontraba mal o triste- Sal, venga, Lyn...

Como no tenía mucha pinta de que fuera a salir, fui tocando y abriendo las puertas de los 4 servicios que habían y... ¡Te encontré! Y juro que me hubiera gustado mejor no haberla encontrado.

Fue increíble el estado en el que se encontraba de un momento para otro: los ojos rojos e hinchados de tanto llorar, sentada en la taza, temblando por un ataque de ansiedad y respirando forzosamente porque le faltaba el aire.

Me acerqué a ella y lo primero que hizo fue abrazarme muy fuerte; como si agarrándose a mí desaparecerían todos sus problemas y quedaría su mente en blanco. Rápidamente le correspondí el abrazo.

Le dije que nos fuéramos, ella no estaba bien y tampoco podía entrar a clase con esos ataques de ansiedad. Ella asintió y la acompañé a su casa. Cuando estaba apunto de entrar a esta, se dio la vuelta para mirarme y dijo:

—No, Jane, ya te puedes ir. Muchas gracias por todo, te llamo más tarde, ahora quiero descansar un poco -dicho esto, se volvió a dar la vuelta y cerró la puerta en mi cara.

Todo esto era muy raro y extraño... ¿Qué estaban haciendo? Pareciese como si Lyn no quisiera que conociera a su hermano ni a nadie de su familia.

Volví al instituto, el plan era que las dos nos quedaríamos en casa de Lyn porque no está bien, y así poder consolarla, pero como no quiere ni que pase por su casa, tampoco iba a ir detrás de ella.

Enfadada y con una amonestación por parte del Sr. Davis por llegar tarde a su clase, me senté de mala gana en mi asiento.

Después de tres interminables horas, llegó la hora de irse a casa, no me lo podía ni creer. Cogí el móvil al salir, y vi que mi madre me había mandado muchos mensajes:

Mamá
Se puede saber qué haces?
Otra ausencia, enserio?
Te vas a enterar cuando
vengas a casa... Se te ha
acabado el chollo.

Estupendo, otra bronca, otra semana que se enfada y que deja de hablarme, y otra semana que se avecina otro tormento ¡No aguantaba más a esa mujer! Estaba deseando irme de casa, hasta que... ¡Claro! ¿Cómo no lo había pensado antes? -pensé negando la cabeza mientras hablaba conmigo misma.

Aparecieron a mi lado Darik, Jacob, Hank y el estúpido de Steven:

—Hola bella -dijo sonriéndome Hank- ¿Dónde está Lyn? ¿Está bien? -parecía estar preocupado por ella, al igual que mi novio y mi hermano.

—Se fue a su casa, se encontraba muy mal. Le acompañé pero no me permitió entrar a su casa -Steven dejó caer una carcajada a lo bajo, pronto dirigí mi mirada hacia él- ¿Qué? ¿Algo que añadir? Antes de juzgar a los demás, primero mírate a ti y juzga si tu papel de "mejor amigo" -acompañé las palabras con mis dedos haciendo comillas- de Aiden está siendo el adecuado, porque yo creo que no -dicho esto, me di la media vuelta y me largué. No quería estar allí, además, aparte de estar enfadada por lo de Lyn, por lo de la amonestación y lo de mi madre, Steven tenía un poder: aumentaba mi enfado por momentos.

Yo creo que podían pasar unos cinco segundos y con sólo estar al lado de él, mi enfado ya se podía notar.

—Espéranos, amor -dijo Darik cuando me alcanzó, agarrándome del brazo. Me giré rodando los ojos, encontrándome con todos los anteriores menos con el estúpido.

—Jane, ¿Te pasa algo? Te conozco... -ahí tenía razón. Nunca podía guardarle un secreto o una emoción a Jacob, me conocía demasiado.

—Mamá se va a volver a enfadar conmigo. Bueno y me volverá a gritar y a decir que no hago nada bien <<¿Realmente fui tan tonta de creer que ese demonio de mujer podría cambiar?>> Pensé pero no lo dije.

Nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora