—¡Lyn! ¿¡Dónde estás!? -dije adentrándome en el baño de las chicas. Solía meterse ahí cuando se encontraba mal o triste- Sal, venga, Lyn...
Como no tenía mucha pinta de que fuera a salir, fui tocando y abriendo las puertas de los 4 servicios que habían y... ¡Te encontré! Y juro que me hubiera gustado mejor no haberla encontrado.
Fue increíble el estado en el que se encontraba de un momento para otro: los ojos rojos e hinchados de tanto llorar, sentada en la taza, temblando por un ataque de ansiedad y respirando forzosamente porque le faltaba el aire.
Me acerqué a ella y lo primero que hizo fue abrazarme muy fuerte; como si agarrándose a mí desaparecerían todos sus problemas y quedaría su mente en blanco. Rápidamente le correspondí el abrazo.
Le dije que nos fuéramos, ella no estaba bien y tampoco podía entrar a clase con esos ataques de ansiedad. Ella asintió y la acompañé a su casa. Cuando estaba apunto de entrar a esta, se dio la vuelta para mirarme y dijo:
—No, Jane, ya te puedes ir. Muchas gracias por todo, te llamo más tarde, ahora quiero descansar un poco -dicho esto, se volvió a dar la vuelta y cerró la puerta en mi cara.
Todo esto era muy raro y extraño... ¿Qué estaban haciendo? Pareciese como si Lyn no quisiera que conociera a su hermano ni a nadie de su familia.
Volví al instituto, el plan era que las dos nos quedaríamos en casa de Lyn porque no está bien, y así poder consolarla, pero como no quiere ni que pase por su casa, tampoco iba a ir detrás de ella.
Enfadada y con una amonestación por parte del Sr. Davis por llegar tarde a su clase, me senté de mala gana en mi asiento.
Después de tres interminables horas, llegó la hora de irse a casa, no me lo podía ni creer. Cogí el móvil al salir, y vi que mi madre me había mandado muchos mensajes:
Mamá
Se puede saber qué haces?
Otra ausencia, enserio?
Te vas a enterar cuando
vengas a casa... Se te ha
acabado el chollo.Estupendo, otra bronca, otra semana que se enfada y que deja de hablarme, y otra semana que se avecina otro tormento ¡No aguantaba más a esa mujer! Estaba deseando irme de casa, hasta que... ¡Claro! ¿Cómo no lo había pensado antes? -pensé negando la cabeza mientras hablaba conmigo misma.
Aparecieron a mi lado Darik, Jacob, Hank y el estúpido de Steven:
—Hola bella -dijo sonriéndome Hank- ¿Dónde está Lyn? ¿Está bien? -parecía estar preocupado por ella, al igual que mi novio y mi hermano.
—Se fue a su casa, se encontraba muy mal. Le acompañé pero no me permitió entrar a su casa -Steven dejó caer una carcajada a lo bajo, pronto dirigí mi mirada hacia él- ¿Qué? ¿Algo que añadir? Antes de juzgar a los demás, primero mírate a ti y juzga si tu papel de "mejor amigo" -acompañé las palabras con mis dedos haciendo comillas- de Aiden está siendo el adecuado, porque yo creo que no -dicho esto, me di la media vuelta y me largué. No quería estar allí, además, aparte de estar enfadada por lo de Lyn, por lo de la amonestación y lo de mi madre, Steven tenía un poder: aumentaba mi enfado por momentos.
Yo creo que podían pasar unos cinco segundos y con sólo estar al lado de él, mi enfado ya se podía notar.
—Espéranos, amor -dijo Darik cuando me alcanzó, agarrándome del brazo. Me giré rodando los ojos, encontrándome con todos los anteriores menos con el estúpido.
—Jane, ¿Te pasa algo? Te conozco... -ahí tenía razón. Nunca podía guardarle un secreto o una emoción a Jacob, me conocía demasiado.
—Mamá se va a volver a enfadar conmigo. Bueno y me volverá a gritar y a decir que no hago nada bien <<¿Realmente fui tan tonta de creer que ese demonio de mujer podría cambiar?>> Pensé pero no lo dije.

ESTÁS LEYENDO
Nueva vida
RomanceAdmito que nunca quise vivir en Nueva York, que yo amaba California, que jamás quise estar allí, pero ahora que sé quién está en esta ciudad... No quiero irme jamás. Porque él me ha sacado de algo que nadie en todo este tiempo ha podido. 𝖈 𝖍 𝖆 𝖔...