Nos soltamos y me di la vuelta, para verificar si realmente nos estaba mirando o estaba yo paranoica.
Y sí, ahí lo comprobé que nos estaba mirando, sobre todo a mí y con muy mala cara. Tenía la mandíbula marcada, emanaba una furia dentro que tenía miedo de que en cualquier momento explotara y decidiera contarlo todo. ¿Sería capaz de hacer eso?—Pensaba que no venías a la fiesta -le dije a Rikson.
—Sí, es que al principio no iba a venir, pero luego me he animado así que he venido con mi coche. Fui a pasar a por los chicos y nos vinimos.
—Pensaba que ellos venían en el coche de Aiden -dije, mientras le miraba. Él seguía con la misma cara de desaprobación y con la mirada fija en mí. No sabía muy bien por qué. No sabía si era porque sabía que estábamos hablando de él o porque se quería enterar de que hablábamos o porque estaba celoso y le molestaba vernos así.
A veces era tan difícil ver las emociones o expresiones que tenía pero intentaba esconder... Creo que casi nunca llegué a comprender lo que pasaba por esa cabecita. Desvié mi mirada de la suya y volví mi atención a Darik.
Me agarró la mano y fuimos a saludar a todos. Una vez estuvimos hablando un poco, nos adentramos dentro. Fuimos directamente a las escaleras para llegar a la zona VIP.
Pasamos por al lado del chico de seguridad, llevaba uno de esos trajes típicos negros, pinganillo y unas gafas de sol «siempre me había preguntado por qué llevaban esas gafas hasta estando dentro del propio local». Este al principio nos miró con una ceja alzada, pero al ver a Steven asintió y se echó a un lado para que subiéramos las escaleras y así pasar a aquella zona que tanto llamaba la atención de la gente.
—¡Venir! ¡Aquí se está de lujo! -anunció entusiasmado Steven y con una cara satisfactoria una vez llegamos a la parte de arriba.
Nos condujo hacia un sofá de largura media, por lo que si se sentaban más de dos personas en el sofá, de seguro estarían como sardinas en lata. Había una mesa en frente y sillones bastantes cómodos alrededor de esta. Se situaba al fondo de esa enorme planta y también había un paraban, que separaba aquella zona donde nos íbamos a sentar del resto de mesas y sofás que habían. ¿Por qué? Muy simple: el fondo de aquella pedazo de sala era exclusivo, más reservado, para la gente que quería hacer cosas íntimas.
Me dio cierto asco sentarme ahí, sabiendo lo que solía hacer la gente cuando iban a aquella zona, pero Hank al verme la cara de desaprobación e incomodidad, interceptó rápido y me informó de que suelen lavar y hasta cambiar todos los muebles que yacían ahí después de que pase la noche. Agradecí que me dijera eso, así que solamente asentí y me senté en el sofá.
Darik pronto fue a sentarse a mi lado, pero Aiden apresuró su paso y se ubicó justo a mi lado. Me quedé mirándolo por un par de segundos, tipo "¿Qué cojones?"
No entendía muy bien por qué o con qué fin decidía hacer ese tipo de cosas. Aún así, no decidí dejárselo tan fácil, llevé mi mirada hacia el resto de lo sitios disponibles, espera, ¿Qué? ¡No quedaba ninguno!
Habían cinco sillones de un color celeste al igual que el sofá donde nos encontrábamos, pero no se apreciaba tanto el color por las luces, o mejor dicho, por las pocas luces que habían. Eran de un color rojo tenue, como si de luces LED se tratase.
En el lado izquierdo del sofá estaba Hank, en medio Aiden y yo al lado del odioso. En los sillones se encontraban todos los demás. Mi hermano se puso en el sillón que más cerca mía estaba. Él sabía perfectamente que Aiden no se había puesto a mi lado por casualidad, ni por formar un vínculo de amistad. Sabíamos perfectamente por qué lo hizo y agradezco que Jacob se haya puesto a mi lado para así poder controlarme, cuando bebo no sé qué hago, me dejo llevar.

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Nueva vida
RomanceAdmito que nunca quise vivir en Nueva York, que yo amaba California, que jamás quise estar allí, pero ahora que sé quién está en esta ciudad... No quiero irme jamás. Porque él me ha sacado de algo que nadie en todo este tiempo ha podido. 𝖈 𝖍 𝖆 𝖔...