Capítulo 14

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Me armé de valor y toqué la puerta. Lo malo era que Aiden iba a estar en casa por lo que Jacob me dijo, mala suerte y casualidad sería si me lo encontrase, ¿No?
Las anteriores veces que había venido a casa de Lyn, jamás me lo había encontrado. Aunque bueno, no era la misma situación que ahora... ¡Estaba muy nerviosa! Y de repente:

---H-Hola, ¿Está Lyn? -dije colorada y tragué saliva muy grueso, ¿Acaso sabía que iba a venir? Porque sí, señoras y señores, adivinen quién abrió la puerta.

Aunque la cuestión en sí no era quién había abierto, sino ¡Cómo!
Estaba desnudo, sólo llevaba una toalla corta que le tapaba su parte inferior e íntima. Su torso estaba al descubierto y... ¡Madre mía! Ya había tenido la suerte de verlo pero esta vez, estaba mojado y eso era...

Su encantador pelo negro, el cuál siempre estaba revoloteado y sin peinar, ahora estaba mojado y le caían gotas, las cuales llegaban a parar a su frente y abdomen. Aquello era un espectáculo que, sin duda, me gustaría verlo millones de veces más.

---Sí, claro que está -respondió, alejándome del hechizo en el que su propio cuerpo me había sometido.

---Bien, pues apártate entonces -contesté con obviedad, ¿Cómo iba a pasar sino?

---Dime la contraseña y entonces pasarás -dijo recostándose en la puerta. La tentación por quitarle aquella maldita toalla y tirarme encima de él crecía por momentos.

---¿Contraseña? ¡Ja! Oye, no estoy para juegos, déjame pasar.

---La contraseña es muy fácil. De hecho, hay dos: la primera, un beso en la boca. La segunda, admitir que estás loca por mí -dijo tranquilo, como si fuera algo de la más normal decírselo a alguien, ¡cómo el que decía buenos días! Este chico me hacía perder el norte <<y las bragas también, amiga>>

---Tú estás mal o algo... -negué con la cabeza sin poder aguantarme la risa.

---No, sólo te pongo las cosas fáciles. La que se hace la difícil eres tú. Sabes que me deseas, pero sigues con Rikson. Me amas y a él ya no -dijo con obviedad.

Bufé, y por un rato estuve pensando en las dos propuestas. La primera obviamente me rentaba mucho más, aparte de que era algo que quería hacer. Darle un beso haría que no tuviera que admitir algo que no quería que supiese <<por ahora>>.

Odiaba tener que admitir cosas, no me gustaba nada. Así que, como si nada, me acerqué a él, coloqué mis manos en cada una de sus mejillas, y le di un beso. Cuando fui a separarme, este me lo denegó y empezó a meter su lengua por el medio, como bien sabía que me gustaba. Colocó sus manos en mi cintura para intestificar el beso, yo se lo seguí pro un rato, pero al final, caí en la verdadera y cruda verdad de que seguía teniendo novio y la culpabilidad regresó a mí.

Lo aparté de mí y aproveché para pasar. Una vez estaba por subir las escaleras e ir a la habitación de Lyn, me giré para mirarle y Aiden me observaba mientras se mordía el labio inferior, con una lujuria y un deseo en sus ojos que era increíble.
Yo, sin esperar más y sin querer arrepentirme por irme y no dejar que me hiciese de todo, me giré y subí las escaleras lo más rápido que pude.

Al llegar a la habitación de Lyn, toqué la puerta y me dejó pasar:

---Hola Lyn, ¿Cómo estás? -pregunté una vez llegué y me senté con ella en su cama.

---Hola, Jane. Estoy bien, no estoy enfadada, tranquila -dijo riendo- ¿Y tú? ¿Cómo van las cosas por casa?

---Bueno... Ya sabes, lo de siempre. Creo que... -me miró con intriga, prestándome toda su atención- creo que después... Vamos a ir a la comisaría... -abrió la boca lo más que pudo, se quedó alucinando- ¿Y qué hago, Lyn? ¿Dejo que siga hablado mal a mis hermanos? ¿Dejo que me siga pegando? ¡Es que no aguanto más! -sollocé. La presión y el hecho de callármelo todo sólo hizo que empeorara todo.

Nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora