Me desperté por el rayo de sol que cruzaba desde la ventana y alumbraba completamente aquella habitación. Me encontraba en la cama de Darikson, o al menos eso creía, porque no recordaba ni cómo había llegado hasta ella.
Giré mi cabeza hasta la mesita de noche que estaba justo al lado de la cama para coger mi móvil, ¡Eran las 12:00 de la la mañana! ¿¡¿¡¡En qué momento!?!?!
Negué repetidas veces con la cabeza mientras me ponía de pie y buscaba mi ropa rápidamente:
—¿Buscas tu ropa? -preguntó la madre de Darikson entrenado a la habitación. Asentí y la mujer, regalándome una sonrisa, me hizo un gesto con la mano para que la siguiera hasta la escalera para bajar a la planta de abajo- la lavé esta mañana bien temprano para que cuando te despertases estuviera limpia y seca.
—Muchas gracias, de verdad -le sonreí agradeciéndole todo.
—Ese pijama que llevas puesto es de Darik, espero que te haya sido cómodo.
—Sí, mucho, no se preocupe. Dormí muy bien con él puesto.
La mujer asintió con más alivio por mi respuesta y sacó de la secadora la ropa que supongo que llevaría anoche y me la dio para vestirme:
—Mira, ves al piso de arriba y puedes cambiarte en la habitación de Darik -asentí y volví a subir las escaleras.
Cuando entré en la habitación de nuevo, me di cuenta de que él no estaba en ella, deduje que estaría en clase. Cuando me puse la ropa, decidí doblar el pijama y llevárselo a su madre, supongo que lo querría lavar.
Antes de volver abajo, miré el móvil más detenidamente y, como presentí, tenía millones de mensajes y llamadas: de Lyn, pidiéndome perdón por el comportamiento de ayer y preguntado por qué no había asistido hoy a clase, mensajes de Darik y alguna que otra llamada, de Hank también tenía mensajes, estaba preocupado por mí. También tenía como 15 llamadas de Jacob y unas 40 de mi madre.
El teléfono no hizo más que agobiarme y darme ansiedad, así que lo apagué y lo guardé en el bolsillo que llevaban aquellos pantalones que supuestamente llevaba ayer <<¿Cómo podía ser posible que no me acuerde nada de ayer? ¿Acaso bebí tanto?>>
Bajé de una vez por todas a bajo y le entregué el pijama a Samantha, me respondió un "gracias, querida" yo le sonreí como respuesta y me despedí de ella con dos besos y agradeciéndole todo lo que hizo por mí.
Salí de su casa y ahora venía lo peor de todo: ir a mi casa.
Ni me quería imaginar lo que me diría mi madre cuando viniese de trabajar, dios, qué infierno de hogar.
Abrí lentamente la puerta de casa, tenía miedo de entrar en verdad. En la sala de estar no había nadie, ni en la cocina ni en el comedor. Subí a la planta de arriba: primero miré una habitación, luego otra, luego el baño, y finalmente, mi habitación. Como esperaba, estaba absolutamente sola, mi madre estaría trabajando, Jacob en el instituto y Noah en el colegio.
Aproveché para tomar un poco de tiempo para mí. Primero me fui al baño, quería pegarme una ducha para despejarme un poco y quitarme la resaca al menos un poquito.
Al salir de esta, me cambié la ropa que llevaba ayer por una camiseta ancha y holgada junto con sólo una tanga, así iba mucho más cómoda.
Dejé mi pelo suelto para que se secara solo y entonces, después de todo eso, me volví a la cama. Sino me tumbaba y descansaba más, creo que me caería al suelo o me moriría, necesitaba dormir y despejar mi mente. Fue instantáneo, me tiré a la cama, cerré los ojos y me dormí.

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Nueva vida
RomanceAdmito que nunca quise vivir en Nueva York, que yo amaba California, que jamás quise estar allí, pero ahora que sé quién está en esta ciudad... No quiero irme jamás. Porque él me ha sacado de algo que nadie en todo este tiempo ha podido. 𝖈 𝖍 𝖆 𝖔...