Prologo

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Corea 1815
—¿De verdad pretendes arrebatarle el amante a tu mejor amigo? Jeon Jungkook , sexto marqués de Busan, mantuvo los ojos fijos en el doncel en cuestión y sonrió. Quienes lo conocían bien sabían lo que significaba esa mirada.
—Por supuesto que sí.
—Ruin —farfulló Jackson—. Eso es caer muy bajo, incluso para ti, Jeon. ¿No te
basta con ponerle los cuernos a Cha? Ya sabes lo que siente Bogum por Tae
Lleva años enamorado de el.
Jeon se quedó observando al Tae con mirada experta. No tenía ninguna
duda de que el doncel se adecuaba perfectamente a lo que él necesitaba. Era guapo y escandaloso, ni intentándolo encontraría mejor pareja para él, o una que pusiese másfuriosa a su madre. Taetae, que era como lo llamaba cariñosamente todo el mundo, era de
estatura media, pero poseía unas curvas de infarto; tenía un cuerpo hecho para dar placer a los hombres. El moreno viudo del conde de kim desprendía tanta
sensualidad que causaba adicción, o eso decían. El estado físico y anímico de lord Seo joon, el antiguo amante del doncel, había empeorado mucho desde que el
puso punto final a su relación.
Jungkook comprendía a la perfección que cualquier hombre se deprimiese al perder sus atenciones. Kim Taehyung brillaba como una piedra preciosa bajo la luz de la enorme lámpara de araña que presidía aquel baile de máscaras. El era una joya yvalía hasta el último won de su elevadísimo precio.
Lo vio sonreír a Bogum con aquellos labios demasiado gruesos para los
dictados de la belleza clásica, pero perfectos para rodear el miembro de cualquier hombre. Muchos pares de ojos masculinos desperdigados por el salón la observaban, anhelando el día en que el dirigiese su mirada de color jerez hacia ellos y eligiese entre ellos a uno como su próximo amante. A Jeon le daban lástima. El era un doncel extremadamente selectivo y sólo se quedaba con un amante durante años. Ya hacía dos que llevaba a SeoJoon atado con una correa muy corta y no parecía que estuviese perdiendo interés por él.
Pero ese interés no llegaba tan lejos como para que se viniera a contraer matrimonio.
En las contadas ocasiones en que el vizconde le había suplicado que se casase con él, kim le había rechazado aduciendo que no tenía interés en volver a pasar por elaltar. Jeon, por su parte, no albergaba ninguna duda de que podía hacerlo cambiar de opinión.
—No te sulfures, Jackson —murmuró—. Todo saldrá bien. Confía en mí.
—No se puede confiar en ti.
—Puedes confiar en que te daré quinientos mil wons si te llevas a Bogum a la sala de juegos y lo alejas de Tae
—Está bien. —Jackson se irguió y tiró de su chaleco hacia abajo —. Estoy a tu servicio.
Jeon sonrió y le hizo una leve reverencia a su interesado amigo, que se fue por
la derecha mientras que él seguía caminando por la izquierda. Lo hizo sin ninguna prisa, por los bordes del salón, abriéndose paso hasta su objetivo. Avanzó despacio, esquivando a las madres de las distintas debutantes que se interpusieron en su camino.
La gran mayoría de los nobles solteros reaccionaban a esos encuentros sin disimular la expresión de hastío, pero Jungkook era tan conocido por su encanto como por su mala reputación. Así que aduló descaradamente a todas esas damas y donceles , besó unas cuantas manos y dejó a todos  convencidos de que algún día iría a verlos para proponerles matrimonio.
Miró con disimulo a bogum en un par de ocasiones y vio el momento exacto en
que jackson conseguía llevárselo de allí; justo entonces, aceleró la marcha y cogió la mano enguantada de tae para besarle los nudillos, antes de que cualquiera de sus ávidos admiradores pudiese alcanzarla.
Cuando jungkook levantó la cabeza, vio que el le sonreía.
—Vaya, lord Jeon. No existe mujer o doncel que pueda resistirse a tan férrea determinación.
—Mi querido taehyung , tu belleza me ha atraído como la miel a las moscas.
Se puso la mano de ella sobre el antebrazo y la apartó de donde estaban, para pasear juntos alrededor de la zona de baile.
—Supongo que necesitas un respiro de las mamás casamenteras, ¿me equivoco?
—le preguntó tae con voz ronca—. Pero me temo que ni confraternizando conmigo conseguirás perder atractivo. Sencillamente, eres demasiado guapo, Jeon. Algún día serás la perdición de una de esas pobres chicas o chicos.
Jungkook suspiró satisfecho al oír sus palabras y, al hacerlo, inhaló su exótico
perfume floral. Ellos dos iban a llevarse muy bien. Gracias a los años que Tae  llevaba con bogum , Jungkook había llegado a conocerlo a la perfección y siempre le había gustado muchísimo.
—Ninguna de esas chicas o chicos es adecuado para mí.
El se encogió de hombros y la delicada y trigueña piel de su escote se movió por encima del borde del traje de color zafiro.
—Todavía eres joven, Jeon. Cuando tengas mi edad, probablemente habrás sentado la cabeza lo suficiente como para no volver loca a tu pareja con tus exigencias.
—O podría casarme con alguien mayor y ahorrarme el esfuerzo de cambiar mis
costumbres.
—Esta conversación no es casual, estás buscando algo, ¿no es así, milord? —le
preguntó el, enarcando una de sus cejas perfectas.
—Te deseo, Tae —dijo él en voz baja—. Desesperadamente. Y me temo que no se
me pasará siendo tu amante. Lo único que se me ocurre para solucionarlo es casarme contigo.
Su risa, dulce y suave, flotó en el aire entre los dos.
—Oh, Jeon. Adoro tu sentido del humor y lo sabes. Es muy difícil encontrar a hombres tan atrevidos y descarados como tú.
—Y, por desgracia, es muy difícil encontrar a un doncel tan sensual como tú, mi
querido Taehyung . Me temo que eres prácticamente único y que, por tanto, sólo tú puedes satisfacer mis necesidades.
El lo miró de reojo.
—Tenía la impresión de que estabas manteniendo a ese actor tan guapo que es
incapaz de recordar ningún diálogo.
Jungkook le sonrió.
—Sí, tienes razón.
Cha no sería capaz de actuar aunque le fuese la vida en ello. Sus talentos tenían
que ver con otras áreas más carnales de la profesión.
—Ahora en serio, Jeon, eres demasiado joven para mí. Tengo veintiséis años, como sabes. Y tú tienes… —Entrecerró los ojos y lo recorrió con la mirada—. En fin, eres encantador, pero…
—Tengo veintidós años y podría follarte como nadie, Tae, de eso no tengas duda.
Sin embargo, me has malinterpretado. Sí, tengo un amante. Dos en realidad y tú tienes
a Bogum…
—Sí y todavía no me he cansado de él.
—Podéis seguir juntos, no pondré ninguna objeción.
—Me alivia saber que cuento con tu aprobación —contestó el, sarcástico, y luego volvió a reírse, un sonido que a Kook siempre le había gustado—. Estás loco.
—Loco por ti, por supuesto. Lo he estado desde el principio.
—Pero no quieres acostarte conmigo.
Jungkook lo miró como hacían todos los hombres, deteniéndose en su pecho, que sobresalía por encima del escote.
—Yo no he dicho eso. Eres un doncel hermosas y yo soy un hombre muy cariñoso.
No obstante, ya que vamos a casarnos, no hace falta que me preocupe por cuándo vamos a acostarnos, ¿no? Tenemos toda la vida para dar ese paso y si alguna vez lo damos, será por decisión de los dos y ambos disfrutaremos haciéndolo.
—¿Has bebido? —le preguntó el, arrugando la frente.
—No.
Tae se detuvo en seco, obligando a kook a detenerse también. Levantó la vista y lo miró a los ojos y después negó con la cabeza, incrédulo.
—Pero si estás hablando en serio…
—¡Por fin te encuentro! —exclamó una voz a sus espaldas.
Jungkook se mordió la lengua para no maldecir a Bogum y se dio la vuelta para saludar a su amigo con una sonrisa. Taehyung adoptó su misma expresión inocente, aunque, en realidad, el no había hecho nada malo.
—Gracias por mantener los buitres a raya, Kook —le dijo Bogum, jovial, con el
rostro iluminado de placer al estar de nuevo junto a su amado—. Me he distraído un
momento por un asunto que al final no ha merecido la pena.
Jeon soltó la mano de Tae con una floritura y dijo:
—¿Para qué están los amigos si no?
—¿Dónde estabas? —espetó Jeon unas horas más tarde, cuando una figura encapuchada entró en su dormitorio.
Dejó de pasear de un lado a otro y el batín de seda negra se balanceó alrededor
de sus piernas desnudas.
—Ya sabes que vengo cuando puedo, Kookie
La capucha cayó hacia atrás y dejó al descubierto una melena tan rubia que
parecía plata y el rostro del que él se había enamorado. Cruzó la estancia en dos
zancadas y atrapó los labios de el, abrazándolo y levantándolo del suelo mientras lo
besaba.
—No me basta con eso, Beck—replicó con la respiración entrecortada—. Ni de lejos.
—No puedo dejarlo todo sólo para atender tus necesidades. Soy casado.
—No hace falta que me lo recuerdes —se quejó Jeon —. Nunca podré olvidarlo.
Escondió el rostro en la curva del cuello de su amado e inhaló profundamente. Era tan suave e inocente, tan dulce…
—Te he echado de menos —dijo él. Baekhyung ahora lord park, se rió sin aliento con los labios húmedos por sus besos.
—Mentiroso. —Le hizo un mohín—. En las dos semanas que hace que no coincidimos, se te ha visto en compañía de ese actor en varias ocasiones.
—Ya sabes que el no significa nada para mí. Es a ti a quien amo.
Jeon podría explicárselo, pero beck jamás entendería su necesidad de follar de
esa manera, salvaje y sin límites, igual que tampoco entendía las exigencias de su
esposo. Era demasiado delicado, poseía un carácter sumamente sensible, incapaz de
comprender tal pasión. Era el respeto que sentía hacia el lo que hacía que Jeon buscase alivio en otras mujeres.
—Oh, kook —suspiró y le enredó los dedos en los mechones de la nuca—. A veces creo que lo dices de verdad. Pero quizá sólo me amas del modo en que es capaz de amar un hombre como tú.
—Eso no lo dudes nunca —afirmó jungkook con vehemencia—. Te amo más que a
nada, beck. Siempre te he amado. Se detuvo un segundo para quitarle la capa y lanzarlo al suelo, y luego lo cogió a el en volandas para llevarlo hasta la cama que los estaba esperando.
Lo desnudó con suma eficiencia mientras la sangre le hervía por dentro. Se suponía que Baekhyun iba a ser su esposa, pero cuando Jeon  había vuelto de su Grand Tour por el continente, descubrió que su amor de infancia se había casado con otro.
El le dijo que él le había roto el corazón al irse de viaje y que los rumores de sus aventuras amorosas no habían tardado en llegar a sus oídos. Le recordó además que no le había escrito ni una sola vez, lo que lo llevó a deducir que lo había olvidado.
Jungkook sabía que había sido su propia madre la que había sembrado la semilla de
la duda entre él y su amado y que se había encargado de regarla a diario. Para la
marquesa, beck no era digno de casarse con su hijo. Quería para Jeon alguien de alto rango, así que él estaba decidido a hacer completamente lo contrario, para devolverle la jugada y pagarle con la misma moneda.
Si Baekhyun hubiese tenido más fe en ellos dos y lo hubiese esperado un poco más, a esas alturas estarían casados. En ese mismo instante podrían estar en su lecho matrimonial, uno del que el no tendría que escabullirse antes de que saliese el sol.
Desnudo, con la piel resplandeciente como marfil a la luz de las velas, Baekhyun lo dejaba sin aliento, como siempre. Jungkook lo amaba desde que tenía uso de razón. El siempre había sido un hermoso doncel pero no del modo en que lo era Tae, Éste poseía una hermosura terrenal, muy carnal y sensual, mientras que beck tenía otra clase de belleza más frágil y discreta. Eran tan distintas como una rosa de una margarita.
Y a jungkook le gustaban mucho las margaritas.
Levantó una mano y le tocó un pecho.
—Todavía te están creciendo, beck —le dijo, al notar que su pecho pesaba un poco
más que las otras veces que se lo había acariciado.
El cubrió la mano de él con una de las suyas. —Kook —dijo con voz débil.
Él lo miró a los ojos y le dio un vuelco el corazón al ver el amor reflejado en su mirada.
—¿Sí, mi amor?
—Estoy en cinta
Jeon se quedó sin habla. Él siempre había tenido mucho cuidado y había usado
protección.
—¡Beck, Dios santo!
Los preciosos ojos azules de el se llenaron de lágrimas.
—Dime que te hace feliz. Por favor.
—Yo… —Le costó tragar saliva—. Por supuesto que me hace feliz, cariño. —
Tenía que hacerle la pregunta obligada—. ¿Y Park?
Baekhyun sonrió con tristeza.
—Creo que nadie pondrá en duda que el niño es tuyo, pero Chan no lo repudiará. Me ha dado su palabra. En cierto modo, está bien que las cosas sucedan así.
Mi marido dejó a su última amante cuando ésta se quedó embarazada.
A jeon se le encogió el estómago al comprender lo que estaba pasando y se quedó tumbado en el colchón. Se la veía tan pequeño, tan angelical encima de aquella colcha de terciopelo rojo… Se quitó el batín negro y se tumbó encima de el.
—Fúgate conmigo.
Bajó la cabeza y selló sus labios con un beso, gimiendo al notar el dulce sabor de su amado. Si las cosas fuesen distintas… Si el lo hubiese esperado…
—Fúgate conmigo, Baekhyun —volvió a suplicarle—. Tú y yo podemos ser muy felices juntos.
A el le resbalaron lágrimas por las mejillas.
—kook, mi amor. —Le cogió la cara entre sus pequeñas manos—. Eres un soñador.
Él escondió el rostro en el valle de sus pechos y movió las caderas encima del
colchón, para ver si así conseguía dominar su erección. Recurriendo a su férrea
disciplina, logró apaciguar un poco aquel instinto tan primario que parecía controlarlo.
—No puedes resistirte a mí.
—Por desgracia tienes razón —suspiró el, acariciándole la espalda—. Si hubiese sido más fuerte, qué distintas serían nuestras vidas. Pero Park… es muy buen hombre. Y ya le he humillado bastante.
Jungkook le cubrió de besos el vientre, apenas abultado, y pensó en el niño que estaba creciendo allí dentro. Se le aceleró el corazón y casi tuvo un ataque de pánico.
—¿Y qué harás entonces, si no quieres venir conmigo?
—Mañana mismo me voy a icheon.
—¡Icheon! —Levantó la cabeza, sorprendido—. ¡Maldita sea! ¿Por qué
te vas tan lejos?
—Porque allí es adonde quiere ir Chanyeol. —Colocó las manos bajo los brazo de jeon y tiró de él hacia el, al mismo tiempo que separaba las piernas—. Y, teniendo en cuenta las circunstancias, ¿cómo puedo negarme?
Jeon tuvo la sensación de que Baekhyun se le estaba escurriendo de entre los dedos
y se incorporó un poco para penetrarlo con su erección. Gimió de lujuria al notar cómo
el sexo de el lo envolvía.
—Pero volverás —dijo con voz ronca.
Beck movió su rubia cabeza de un lado a otro sobre la almohada, sacudido por el placer, y cerró los ojos.
—Dios, sí, volveré. —El interior de su cuerpo tembló alrededor del miembro de
Jungkook—. No puedo vivir sin ti. Sin esto.
Abrazándose a el, empezó a mover las caderas despacio, poseyéndolo del modo que a beck más le gustaba, aunque eso implicase contener sus propias necesidades.
—Te amo.
—Amor mío —suspiró el, al alcanzar el placer entre sus brazos.


Un extraño en mi camaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora