nueve

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Me desperté porque sentí una mano acariciarme el pelo.

Me giré, y vi a un Damiano sonriente y feliz mirándome con una de sus típicas sonrisas.

— Buenos días dormilona — dijo acariciándome aun el pelo.

— Buenos días, cucciolo — dije también sonriéndole.

— Dios como echaba de menos oírte hablar en italiano — dijo cerrando los ojos para instantes después abrirlos.

Dios, no sé qué hora es. Menos mal que el trabajo serio no empieza hasta mañana.

— Dami, que hora es? — dije rascándome un ojo.

— Aún es temprano no te preocupes, son las 10 de la mañana aún — dijo volviéndome a acariciar el pelo como antes.

— Ahora vengo, voy al baño — dije nerviosa.

Acababa de recordar todo lo de anoche, que vergüenza.

— Bonito culo nena! — dijo gritándome.

Mierda, no me acordaba que esta desnuda.

Me metí corriendo al baño, estaba muerta de vergüenza.

— No tengas vergüenza, yo te he visto a ti y tú a mi, ya tenemos confianza — dijo detrás de la puerta.

Abrí la puerta , y efectivamente el señorito no se había vestido, seguí desnudo.

— Dami, tápate por favor — dije riéndome y tapándome los ojos.

El me quito las manos de los ojos.

Lo mire y vi que se estaba aguantando la risa.

A los segundos empezamos a reírnos de lo ridiculo que acababa de ser esto.

•••••

Volvíamos a estar tumbados en la cama, esta vez ya vestidos.

Damos se había puesto unos pantalones cortos de chándal e iba sin camiseta.

Yo le había robado una de sus múltiples camisetas, no llevaba nada debajo, solo mi tanga.

Estaba abrazada a él, pasando mi mano de arriba abajo en su pecho para acariciarlo, llevábamos un rato sin hablar.

— Dami — pause un momento — Tenemos que hablar de lo que pasó anoche — dije rascándome la nuca.

— Si, creo qun sería lo mejor — dijo imitando mi gesto.

— Haber Dami, te seré sincera — pause un momento — A sido una de las mejores noches de mi vida sin duda alguna, y mas porque a sido contigo. Te he echado mucho de menos estos años, no sabes cuanto — volví a pausarme otra vez — Pero hace años que quiero decirte una cosa que no he tenido valor — dije temblando.

Tenía un nudo en la garganta increíble, sabía que iba a rechazarme, lo sabía de sobras, yo solo había sido un polvo de una noche.

— Ey, oye, estate tranquila — dijo acariciando mi mano.

Tome aire, y sin más, hable.

— Estoy enamorada de ti — dije soltando sin más.

El abrió los ojos como platos, creo que no se lo esperaba.

— Yo... — trago saliva — No me lo esperaba...

Vale si, me había rechazado en toda regla.

Me levante , cogí mi vestido y me tapé un poco. No iba a llorar delante de él, no iba a ser tan ridícula.

El me estaba hablando , pero yo no lo escuchaba.

Salí de su habitación para irme a la mía.

Cuando llegue y estaba a punto de cerrar la puerta, alguien puso la mano, sin duda era el.

— Ale — dijo respirando como pudo — No te vayas así.

— Damiano, vete — dije intentando cerrar la puerta.

Estaba a punto de llorar.

Sentí una lágrima caer.

Mierda, ya estaba llorando.

Estaba débil, y a él no le costó nada abrir la puerta.

Me fui corriendo al baño, me encerré porque no quería que me viese así.

— Joder Ale — dijo furioso — Abre la puerta — dijo intentando abrirla.

— No Damiano, no voy a abrir — dije sollozando.

— Ale, abre la puta puerta ahora mismo — dijo forzando la puerta.

Empecé a llorar más fuerte , y el lo noto, porque se oyó un puñetazo claramente a la pared, detrás de la puerta.

— Ábreme enserio — dijo esta vez más calmado.

No respondí.

— Ale — note que le temblaba la voz — Por favor — dijo sollozando.

Damiano no me llores por favor, no me hagas esto.

Por favor — dijo otra vez.

No podía más con esta situación, lo había echo llorar y eso me dolía y me pesaba en el alma de una manera increíble.

Finalmente, después de unos minutos en silencio abrí la puerta.

Sabía que seguía ahí porque lo oía sollozar.

Amor sin fronteras // Damiano DavidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora