cincuentaisiete

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Me levante porque escuché ruido en la habitación.

Me fregué un poco los ojos y pude fijarme que Damiano salía del baño con solo una toalla en la parte inferior de su cuerpo.

Me mordí el labio disimuladamente, es tan jodidamente sexy este hombre.

Sus tatuajes lo hacen ver mucho más atractivo, le hacen tener una faceta demasiado sensual.

Salí de mi trance porque Damiano me estaba llamando.

— ¿Cariño? — dijo sacudiendo la mano delante mío.

— Dime dime — dije mirándolo.

— He dicho que vayas a ducharte, tienes el baño libre. Mientras yo me encargo de hacer las maletas y luego tú las revisas — dijo mirandome.

— ¿Pero no es muy pronto aún? — dije rascándome la nuca.

— ¿Pronto? Son las dos de la tarde cariño — dijo riéndose.

Joder, si que había dormirdo. Ya sé que anoche nos dormimos tarde, pero no pensaba que fuese tanto.

Tenemos el vuelo a las 8 de la noche, y tenemos sólo un par de horas para recogerlo todo.

Me levante de la cama, y cogí mi ropa de la maleta que me pondría hoy, una falda, y un top con bastante escote.

Me metí en el baño y encendí la ducha.

Probablemente estuve como media hora debajo del agua caliente, me sentía tan relajada.

Me rodé con una toalla y salí a buscar mi ropa para poder cambiarme.

— ¡Preciosa! — me grito Damiano desde la terraza.

Me fijé y estaba afuera fumando, como siempre.

Le saqué la lengua en modo de burla y el me lanzó un beso.

Me metí de nuevo en el baño y me vestí tranquilamente.

Me mire en el espejo.

Me vi tremendamente sexy, el top que llevaba resaltaba mis pechos de una manera bastante exagerada, y la falda se ajustaba perfectamente a mi figura.

Salí para ponerme mis zapatos.

— ¿Pretendes que me mantenga quieto hoy? — dijo Damiano detrás mío.

— Si, ¿Porque? — dije extrañada.

— Porque tal y como vas vestida, estás tremenda, y eres una distracción muy grande para mi — dijo fregándose la frente. — En fin, que estás preciosa.

Me sonroje ante eso y me levante a darle un beso.

•••••

Estábamos en el aeropuerto esperando a que nos llamasen para nuestro vuelo.

Estábamos tomando un café en la cafetería que primero habíamos visto, porque lo necesitábamos básicamente.

La mesa en la que estábamos estaba realmente apartada y metida para el fondo, prácticamente no se nos veía.

Un calentón subió por mi cuerpo, y tuve una gran idea.

Me saque el zapato sin que Damiano se diera cuenta, y extendí mi pierna hasta su miembro.

El cuando noto la presencia de mi pie ahí abajo, abrió los ojos, porque no se lo esperaba.

Ante eso, respiro fuerte, pero no apartó mi pie.

— Menos mal que tenemos clase bussines, y que tenemos privacidad, porque ahí me voy a vengar de esto — dijo apartando mi pie.

Yo reí ante eso, me lo tomaría como una amenaza, pero una amenaza que iba a disfrutar.

••••••

Llevábamos ya una hora de vuelo.

Damiano se había quedado dormido nada más sentarse en el asiento, según el, esta noche no había pegado ojo y no sé porque, así que dejo su amenaza para cuando estuviéramos en casa.

Yo estaba admirándolo, como de costumbre.

Acaricié su cara, ya que estaba en mi regazo.

El tacto de su piel es muy suave, tan suave que podría pasarme horas tocándole la cara.

Su pelo, es un pequeño bosque en el cual mis manos se pierden al acariciarlo, porque es realmente sedoso y también suave.

Sus facciones, me encantan, sobre todo sus pómulos y barbilla marcada.

Así me pase todo el vuelo hasta que aterrizó en nuestra querida Roma.

•••••••

Acabábamos de llegar a casa.

Damiano estaba en casa de la vecina recogiendo a Bidet y Legolas, como cada vez que nos vamos.

Trajo a los pequeños y automáticamente vinieron hacia mí para que pudiera acariciarlos.

Mientras los acariciaba, me iba comentando que estos días, iba a estar bastante ocupado con los chicos, tenían que prepararse para el concierto en República Checa y Bélgica.

Tenían exactamente dos semanas para prepararse.

Yo le dije que hiciese lo que fuese necesario para que les saliera todo como a ellos les gustaba, a fin de cuentas yo era su manager y decidía lo que hacían y lo que no.

Entre charlas, entre que lo hicimos y me dejo un poco sin caminar porque creo que lo hicimos en toda la casa, acabamos rendidos.

Nos metimos los dos juntos en la cama y automáticamente, nos dormimos.

Amor sin fronteras // Damiano DavidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora