cuarentaiuno (maraton 3/4)

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Me desperté, porque me dolia la espalda.

Damiano estaba a punto de caerse de la diminuta camilla, de no ser por estar abrazado a mi cintura.

Estaba incómoda, así que decidí despertarlo.

— Dami — dije susurrando.

El gruño.

— Dami despierta — dije susurrando aún.

Volvió a gruñir e intentó girarse, pero hubo un pequeño imprevisto, se cayó al suelo.

— Mierda — dijo en el suelo.

Yo me estaba aguantando la risa.

Finalmente se me escapó, y me reí.

— Estas bien? — dije asomando la cabeza.

De la nada Damiano empezó a reírse, cosa que provocó que yo le siguiera el rollo.

— Me a dolido si, pero es que menuda hostia más buena me he pegado — dijo riendo aún — Seguro que se me quedará el culo morado — dijo levantándose.

— Me dejarás ver? — dije con un puchero.

— Tu lo que quieres es verme el culo, cochina — dijo riéndose.

— No te lo niego — dije riéndome.

Mire la hora en el móvil de Damiano, creo que ya podíamos irnos.

— Nos vamos? — dije mirándolo.

— Voy a preguntar y te digo vale cariño? — dijo dirigiéndose a la puerta.

Salió de la habitación y me quede mirando al techo hasta que volvió entrar asintiendo.

Me dio ropa que había traído para que pudiera cambiarme.

Estaba poniéndome el pantalón tan tranquila, hasta que Damiano le dio por darme una nalgada.

— Eres un guarro Damiano, deja las manos quietas — dije riéndome.

— Guarro y todo lo que tú quieras, pero bien que no te quejas cuando lo hacemos — dijo mirándome desafiadamente.

Negué con la cabeza y me reí.

•••••

Habíamos llegado hace un par de horas.

Me senté y mire mi ordenador un rato.

Fui a mirar si tenía algún correo o alguna cosa del trabajo.

Para mi bien si, tenía algo bastante importante, el videoclip definitivo de IWBYS.

— ¡Dami, mi amor! — grite desde la habitación.

Le grite porque el estaba en el baño duchándose.

Se escuchó la puerta abrirse, y Damino vino corriendo a la habitación.

Apareció en la puerta solo con una toalla en su parte baje del cuerpo.

— Me acaba de llegar el videoclip — dije sonriéndole.

El abrió los ojos como platos y vino corriendo hasta donde yo estaba.

Cogió el portátil y lo puso en un sitio de la cama donde pudiéramos verlo los dos.

Alessia, que no se te desvíe la mirada con un Damiano en toalla a tu lado.

Le dimos a play, y empezamos a verlo.

Cuando acabo, nos miramos.

— Adoro — dije sin más — Sales tan sexy — dije mordiéndome el labio — Y te queda mejor que a mi un conjunto de lencería — dije riéndome.

— Bueno, eso de la lencería aún tenemos que verlo, amore — dijo acariciándome la pierna.

— Dami, contrólate, no estoy aún para eso — dije acariciandole la mano.

El asintió, me dio un beso en la frente y fue a ponerse algo para ir por casa, unos pantalones cortos seguro.

•••••

Ahora mismo estaba haciendo la cena, pasta, sin más.

Damiano estaba en el comedor escribiendo, se ve que había tenido un brote de inspiración e imaginación y según el tenía que dejarlo plasmado en algún sitio.

Acabe de cocinar y llevé los platos al comedor.

Un Damiano concentrado estaba escribiendo en su libreta de letras, y era la imagen más tierna que he visto en mi vida.

— Dami, la cena — dije sentándome a su lado.

Soltó la libreta y se puso a cenar conmigo.

Después de eso decidimos mirar una película.

A media película, me quede dormida en los brazos de Damiano.

Me llevo en brazos a la cama.

Yo iba medio dormida así que tampoco me entere mucho de cómo llegué, solo se que me llevo el.

Cuando toque la cama, caí en brazos de Morfeo, abrazada al pecho de Damiano.

Amor sin fronteras // Damiano DavidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora