Amor sin fronteras // Damiano David

veintidos

El avión acababa de aterrizar y nosotros llevábamos apenas 5 minutos despiertos.

Cogimos una mochila donde llevábamos algunas cosas para nos aburrirnos y salimos del avión.

Mire a mi alrededor, y las lágrimas amenazaron con salir.

Por fin estaba en Roma, en mi querida Roma joder.

Abrace a Damiano y fuimos a recoger nuestras maletas.

Casi pierdo la mía, por que de verdad soy muy despistada y torpe.

Damiano se empeñó en llevarlas el, y como no paraba de insistir al final le di la mia.

Salimos del aeropuerto y a lo lejos pude divisar un coche negro, efectivamente era el de los padres de Damiano.

Al lado, habían tres familias más que supongo que eran las de los chicos.

— Damiano hijo mío — dijo su madre mientra corría a abrazarlo — Estoy tan orgullosa de ti — Dino llenándolo de besos.

Cuando acabo con sus dosis de orgullo por su hijo, no pudo evitar mirarme.

— Alessia? — dijo dudando.

— La misma, Marta — dije sonriendo y abriendo mis brazos.

Ella no dudó en venir a abrazarme, había echo algo mucho de menos a su madre, era como mi segunda madre sin duda.

— Que haces aquí mi niña? — preguntó acariciándome la cara.

— Pues digamos que a veces la vida te pone casualidades y reencuentros demasiado bonitos por el camino — dije sonriéndole.

— No puedo creer que hayas vuelto, no sabes la falta que le has echo a mi pequeño Damiano — dijo emocionada.

— No creo que ya nunca más me eche de menos, he vuelto para quedarme — dije mirándola a los ojos.

Ella empezó a llorar de alegría, yo era también una hija para ella, la niña que nunca había tenido.

Al rato aprecio el padre de Damiano y tuvo la misma reacción que su mujer sin duda.

Me quede hablando con ellos mientras Damiano hablaba con los padres de los chicos y demás.

De repente, vi como un coche de color blanco aparcaba justo al lado del coche de los padres de Damiano.

Un chico, alto, con melena y gafas de sol, salió del coche.

— No me jodas — dijo el chico — Alessia? — dijo quitándose las gafas.

No me lo podía creer lo que estaba viendo.

— Jacopo? — dije emocionada.

— Así me llaman — dijo abriendo sus brazos.

Fui corriendo a abrazarle como una niña pequeña.

Además de ser muy unida con Damiano desde que era pequeña, también era muy unida a Jacopo, era como mi hermano.

Me tire encima de el y lo abrace como nunca, otra de las personas que había echado de menos.

— A tu hermano no lo saludas? — dijo Damiano detrás nuestro.

— Claro que si hermano, únete a nosotros — dijo haciéndole señas para que viniera.

No dudo ni dos segundos en unirse a nuestro abrazo.

Parecíamos niños pequeños cuando vuelven de estar sin sus padres una semana o más.

Nos separamos, y los tres sonreímos, el equipo había vuelto.

Damiano me cogió de la mano y me llevo donde sus padres.

— Mamá, Papa antes de todo quiero que sepáis una cosa — dijo mirándolos a los dos — Alessia y yo, estamos juntos, estamos saliendo — dijo pasándome el brazo por encima de los hombros.

•••••

Ahora mismo estamos en casa de los padres de Damiano, íbamos a pasar uno días aquí y luego nos iríamos al piso de Damiano.

— Alessia cariño, dónde vas a querer dormir? — me pregunto Marta — Si quieres dormir con Damiano me lo puedes decir, no tengo problema mientras no hagáis cosas raras — dijo riéndose.

Le dije que si que quería quedarme con Damiano.

Estuvimos poniéndonos al día las dos.

Estuvimos toda la tarde en la cocina hablando sobre que había sido de mi estos años y sobre mi relación con Damiano.

No lo había visto en toda la tarde porque resulta que su padre se lo había llevado a hacer unos recados y ahora, a la hora de cenar volvían.

Escuche como la puerta se abría.

Me asomé al pasillo y efectivamente eran ellos, habían ido a hacer la compra a último momento antes de volver a casa.

•••••••

Habíamos acabado de cenar hacer un rato, y ahora mismo estábamos Damiano y yo en su habitación.

El estaba en el baño supongo que desmaquillándose.

Y yo estaba mirando el móvil, sin saber que hacer.

De repente apareció Damiano y se tiró en la cama, cosa que por culpa de eso casi me caigo de culo.

— No sabes lo feliz que me hace que estés aquí conmigo — dijo acariciándome la pierna — Saber que ahora te tendré cerca mío las 24h es un sueño echo realidad, un sueño que llevaba tantos años teniendo. Ojalá supieses y sintieses también la falta que me has echo estos años Alessia, porque te aseguro que a sido mucha — dijo mientras le caía una lágrima del ojo.

— Dami, ven aquí anda — dije abrazándolo — Tu también me has echo mucha falta cariño. No sabes tú también las noches que he soñado contigo, con momentos que habíamos pasado juntos. La falta que tú me has echo es también increíble joder, pensaba que este momento nunca iba a llegar — dije esta vez yo llorando.

Lo único que hicimos fue abrazarnos, lo necesitábamos sin duda.

Estuvimos hablando un rato más, hasta que nos entró el sueño y finalmente nos dormimos.