cuatro

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Entramos en el restaurante y el camarero nos guió hasta nuestra mesa.

Cuando nos sentamos , me pare a admirar a Damiano, y obviamente, su belleza.

Sus pómulos y mandíbula marcada sin duda era lo que más resaltaba en el, por no hablar de sus ojos, ese color verdoso medio marrón le daba su toque, y con el lápiz de ojos, definitivamente me había podido.

— Que tanto me miras? — dijo encarnando una ceja.

— Estaba apreciando el cambio que has dado estos años, estás más guapo, pero tampoco te lo creas mucho idiota — dije aguantándome la risa.

— Si viene de ti, me lo creeré por mucho que me digas que no — dijo dirigiendo su mirada a otra lado.

Vino el camarero a tomarnos nota. Pedimos lo mismo, como cuando éramos pequeños.

La cena fui muy agradable, Damiano me explico que había sido de él estos años.

Me explico que años después de que me fuera, descubrió su pasión por la música, le ayudaba a desahogarse.

Otra cosa que me comentó fue que con su grupo se habían presentando a Factor X ahí en Italia, quedaron segundos, pero eso fue lo que los lanzó a la fama.

Y pues por último me explico que después de casi 4 años soñando en venir a Eurovision, se presentaron a San Remo, el festival de la canción y efectivamente ganaron.

Después de ponernos al día, decidimos ir a un bar a tomar un par de copas, más tarde volveríamos al hotel.

••••••

Eran las 3:00 am, yo estaba perfectamente, había bebido pero no mucho, pero Damiano, no iba muy bien que digamos, así que a la fuerza lo saqué del bar y nos fuimos al hotel.

Iba mirando en toda direcciones por si algún paparazzi nos pillaba. Si alguna foto salía de contexto el tendría problemas y yo probablemente me quedara sin trabajo por no estar haciendo lo que me toca.

•••••

Después de entrar en la habitación de Damiano, me toco desvestirlo. Porque no era plan que el niño durmiese con la ropa que se a puesto hoy.

Le quite su americana.

Dios, Alessia contrólate, esta muy bueno.

Intente que mi instinto no hiciese nada fuera de lugar.

Me tocó también sacarle los pantalones. Y si por lo dudáis , no mire nada para no caer en la tentación.

Le ayude a meterse en la cama y lo tape.

Decidí que lo mejor era doblar su ropa y dejársela recogida, no soportaba que estuviese en el suelo.

Cuando fui a despedirme de Damiano le di un beso en la frente. El me agarró de la mano.

— Alessia — dijo medio dormido.

— Dime Dami — dije susurrando.

— Quédate conmigo esta noche, no quiero estar solo — dijo tirando de mi mano.

— Dami, no puedo quedarme, tienes que descansar — dije acariciandole la mejilla

— Shh, calla, métete conmigo en la cama, necesito otro de tus abrazos — dijo estirando de mi.

Cuando me quise dar cuenta, ya estaba metida en su cama. El me abrazo por la cintura y puso su cabeza casi a la altura de mis pechos.

Me morí de ternura con ese gesto.

Podrá tener una faceta muy masculina, pero en el fondo seguía siendo el niño pequeño que deje aquel día en Roma llorando en el portal de mi casa.

Decidí acariciarle el pelo, era muy suave.

— No sabes cuanto de menos te he echado pequeña— susurró.

— Yo también te he echado de menos, mi pequeño Dami — dije yo también susurrando.

Estuve un rato más acariciando su cabeza. Estaba tan bien.

Al cabo de ese rato, caí yo también rendida.

Volvia a estar en mi lugar seguro, Damiano, siempre lo a sido, a pesar de haberme ido de Roma aquel invierno tan frío.

Amor sin fronteras // Damiano DavidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora