Lover | George Weasley

𝖘𝖎𝖝𝖙𝖞-𝖋𝖔𝖚𝖗

"Quiero jugar Quidditch". Roxanne dijo mientras miraba la televisión con la cabeza inclinada.

Había un canal mágico y ahora mismo mostraba juegos de Quidditch. No sabía quién estaba jugando, pero, de nuevo, realmente no estaba prestando atención al juego.

"¿Te gusta el Quidditch?" Sonreí. "Quiero decir... tiene sentido."

Miré a George que estaba ayudando a Fred con algunos deberes.

"Papá era un bateador". Dijo Roxi. "El tío Lee dice que era mejor que el tío Freddie".

"¿Si?"

"El tío Fred está muerto." Dijo mientras se levantaba del suelo y se unía a mí en el sofá. "Nunca lo conocí, pero se parecía a papá".

Miré a Roxanne mientras se acercaba más a mí.

"Dia, ¿puedo hacerte una pregunta?"

Sonreí.

"Por supuesto."

"¿A dónde va la gente cuando muere?" Ella preguntó. "Porque papá dice que van al cielo, pero yo no soy estúpida. El cielo no existe".

"¿No crees en el cielo?"

Roxi negó con la cabeza.

"Bueno, realmente no hay ninguna prueba de adónde vamos una vez que morimos". Le dije honestamente. "Pero no tienes que preocuparte ni siquiera pensar en eso. Tienes seis años".

"Seis y un mes". Ella me corrigió, haciéndome reír.

"Mis disculpas, su alteza." Sonreí y le golpeé la nariz. "Seis años y un mes".

"¡Dia!" George llamó mientras Roxanne se reía. Me di la vuelta y le sonreí a George, que levantó una carta. "Debí saber que estabas aquí. Es de McGonagall."

"¡¿McGonagall?!" Roxanne preguntó, con voz alta y emocionada. "¿Es mi carta?"

"Tu carta..." George se rió entre dientes. "Faltan cinco años más, cariño."

Roxanne gimió mientras me levantaba y me acercaba a George, que sostenía la carta.

"Probablemente sea una respuesta a mi solicitud de empleo". Dije, tomando una respiración profunda. Pasé una mano por mi clavícula, suspirando antes de darle la vuelta al sobre en mi mano.

"¿Vas a trabajar en Hogwarts?" Preguntó Fred, apoyándose en la mesa con los codos.

Le sonreí.

"Con un poco de suerte."

Si hubiera conseguido el puesto, empezaría el 1 de septiembre. Conseguiría el trabajo de mis sueños y, si me hubieran rechazado, mi mundo se rompería.

"Yo uh-" tragué saliva. "Lo abriré más tarde."

"¿Luego?" Preguntó George. "¿Ahora no?"

Negué con la cabeza y sonreí mientras caminaba de puntillas para presionar un beso en sus labios. "Luego."

"Oh ya entiendo." Bromeó. "Estás asustada."

"No tengo miedo."

"Sí lo tienes." Él sonrió. "Estás aterrorizada de que McGonagall te haya rechazado. Tienes miedo del rechazo".

Crucé mis brazos sobre mi pecho mientras lo miraba.

"Estás asustada." Repitió, golpeándome la nariz de la misma manera que yo golpeé la nariz de su hija justo antes.

"Dilo una vez más y te morderé el dedo".

George arqueó las cejas.

"Abre la carta, Dia."