Lover | George Weasley

𝖙𝖜𝖊𝖓𝖙𝖞-𝖘𝖊𝖛𝖊𝖓

*Contenido maduro*

"¿Puedo hacerte una pregunta?"

George me miró mientras lamía la cuchara limpia mientras mantenía contacto visual conmigo. Inez había insistido en que pasara la tarde con George y tomara un descanso después del trabajo mientras ella y Dove recogían a las niñas.

Al mismo tiempo, los padres de George cuidaban de sus hijos.

En este momento, estábamos sentados en el pasto en un campo a las afueras de Londres, en algún lugar, compartiendo un tarro de helado.

"Seguro." El sonrió descaradamente. "Adelante, hazme tu pregunta."

"Has vivido... casi un siglo más que yo—" se burló, mirándome mientras una sonrisa se extendía por mis labios.

"Realmente crees que eres graciosa, ¿eh?", Preguntó. "Bromeando sobre mi edad... No soy tan viejo, ¿sabes?".

"Bebé—" Me reí entre dientes, extendiendo la mano para cavar en el helado con mi cuchara. "...tienes treinta y tantos. Tienes edad suficiente para tener un hijo que empieza Hogwarts en qué... ¿dos o tres años?"

"Tres." El asintió. "Nació en septiembre".

Asenti.

"¿Cumplirá diez en septiembre?" George tarareó.

"Guau." Murmuré. "Dos dígitos. Recuerdo tener esa edad y estar demasiado emocionada por alcanzar los dos dígitos".

Me comí el helado en mi cuchara, mirando al cielo mientras lo hacía.

"Y mientras tú cumplías diez, yo me cumplía..." Miré a George mientras hablaba, riéndome de su expresión. "...diecisiete."

Me miró y luego sonrió.

"Pero ahora... tienes veintiséis años. Eres una niña grande".

Tragué saliva.

¿Por qué esa frase me excitó?

Su sonrisa creció.

"Me llamaste bebé."

"No, no lo hice." Me burlé, frunciendo el ceño.

"Sí, lo hiciste... antes... dijiste, bebé, estás en tus treinta." Él dijo. "Me llamaste bebé. No has hecho eso antes."

Me puse de rodillas antes de acercarme a él, luego me senté de nuevo.

"Puedo llamarte otras cosas, si quieres." Comenté mientras lamía mi cuchara para limpiarla, viendo la forma en que sus ojos se enfocaban en mi boca.

"¿Y que sería eso?"

Me encogí de hombros, metiendo la cuchara en el helado. Agarré su cuchara e hice lo mismo antes de poner la tina en la hierba.

Puse mis manos sobre sus hombros, pasando una pierna sobre sus muslos para sentarme a horcajadas sobre él.

"Ningún apodo agradable." Dije, pasando mis manos por su pecho. "Pendejo... idiota."

No soy muy buena en esto.

George se rió, dejando que sus manos se deslizaran debajo de la tela de mi camisa, descansando contra la piel desnuda de mi cintura.

"¿Esos son tus insultos?"

Hice una mueca.

"Solía ​​insultar a la gente, pero luego tuve hijas". Dije, inclinando ligeramente la cabeza. "Tengo hijas..."

"Sí, las tienes." Él rió. "¿Solo te estás dando cuenta ahora? Un poco tarde, ¿no crees?"

Me encogí de hombros, pasando mi dedo por el cinturón de sus pantalones.