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En el camino iban en completo silencio, un silencio que no era incómodo si no reconfortante, por primera vez el joven sentía que alguien se preocupaba por el sinceramente sin esperar nada a cambio.

La azabache veía por la ventana como pasaban rápidamente los edificios, mientras el observaba su semblante que tan solo por si solo transmitía tranquilidad.

Al llegar ambos bajaron del vehículo en dirección al departamento de Marinette, era realmente extraño para el joven, entrar justamente al edificio de a lado por la simple razón de tener cierto enojo hacía su "amigo" si, podría ser considerado como un berrinche de niños, pero aún así no podía evitar sentir enojo hacía el.

-Bien, llegamos.

El joven parpadeo unas cuantas veces para girar la cabeza y ver cómo el taxista ya se había retirado, después enfocó sus marrones en el rostro de la joven que le dedicaba una sonrisa.

-¿Quieres entrar? O ¿Ya estás bien para estar con Adrien?

-No, prefiero estar contigo al menos que te arrepientas de la invitación que me habías hecho.

-¿Qué? Por supuesto que no, simplemente es por la mirada perdida que tenías - tomó su mano para invitarlo a seguirla - Vamos, tenemos que entrar.

Aún sujetando su mano la soltó al llegar al elevador, después presionando el boton de su piso.

Al llegar a este la joven saco sus llaves para abrir el departamento, pasando para después invitar a su acompañante a pasar.

El joven recorrió discretamente con la mirada el lugar, realmente tenía razón la joven al decir que le llegarían unos muebles, con justa razón aquel lugar estaba prácticamente vacío.

-Lamento que veas así el lugar, pero Alya ni yo hemos tenido tiempo para ir a buscar con que decorar el departamento, así que me vendría bien tú ayuda cuando lleguen.

-Claro.

-Bien, cuando veníamos me llego un correo diciendo que en 20 minutos llegaban, ¿Te ofrezco algo?

El joven la miró con incredulidad, apenas habia un refrigerador, estufa y los muebles que al parecer iban a llegar en un rato.

-Tranquilo, aunque no parezca mi hermana y yo preferimos tener comida que muebles, eso es lo que nos han enseñado nuestros padres ¿Cafe esta bien?

-Si, gracias Mari, lamento mi actitud de hace in momento.

-Tranquilo, incluso yo lo pensaría, te diría que vayas a tomar asiento, pero cómo no hay donde, elige cualquier lugar.

El joven se alejo de la chica acercandose al balcon que le brindaba una hermosa vista, estaba tentado de salir y tomar aire, pero las probabilidades de que estuviera el rubio eran altas, después de todo, su habitación era la unica que conectaba a aquel lugar.

Aún así se asomo un poco viendo cómo conectaba a una habitación, girando nuevamente hacía la pelinegra que vertia el cafe en dos tazas para caminar hasta el chico dándole una de las tazas, después abrió la puerta para ir ahora con él recargando su espalda en la pared para caer al suelo, dándole un sorbo a su cafe.

-¿No quieres beberlo?

-Si, gracias - con cuidado se sento al lado de la chica, deleitandose con el dulzor del cafe - Mari, ¿Te puedo llamar así?

-Por supuesto, si vamos a ser amigos es una forma más amistosa ¿No crees? Aún no puedo olvidar lo que pasó con Alya, pero realmente espero que te disculpes con ella, es una buena chica.

El amor de mi vida (MLB) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora