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El viento en su cara podía llegar a ser tranquilizante en aquellos momentos que necesitaba enfriar su cabeza, era inmadurez de su parte actuar así pero no siempre se puede enfrentar cara a cara con algo que te moleste o inquiete, muchas veces necesitas reunir las fuerzas necesarias para ese momento y en este momento el no las tenía.

Se sentía tentado a darle una respuesta a Marinette que sin más la había dejado y había huido incluso cuando solamente lo estaba acompañando y no tenía nada que ver relacionado con sus problemas.

Llegó a un bar un poco lujoso que estaba cerca de la casa de sus padres y a unas calles del hotel donde antes vivía la rubia que aún ocupaba parte de su corazón.

-¡Otro!

Dio un golpe con el vaso en la barra para que le sirvieran otro trago de ese amargo licor que era su único acompañante en esos momentos. Rebuscaba en sus bolsillos para sacar su cartera y pagar por lo que había consumido hasta el momento.

Se preocupo al no encontrar sus llaves ya que si no no podría entrar a casa de sus padre, recordando que se las había dado a Marinette para abrir el departamento junto las de su carro.

-Vaya mierda.

-Ni que lo digas, no pensaba encontrarte de esta manera.

Recibió la tarjeta que había dado hace un rato agradeciendo al barista que lo había atendido por más de una hora. Viendo a la azabache con su bolso bien puesto viéndolo con una mirada de desaprobación.

-¿Kagami?

-Ven aquí idiota.

Dejó su bolso en el banquillo para jalarlo del antebrazo para así poder abrazarlo, Nino correspondió al gesto totalmente desconcertado al ver a aquella mujer que era su vieja amiga y por cuestiones del destino se habían dejado de hablar perdiendo por completo el contacto siendo desconocidos con recuerdos en común.

Al sentir el calor y el aroma a cítrico que era su característica podía sentir que una parte de él se sentía segura y estaba en un buen lugar, al instante comenzó a sollozar en los brazos de esta.

-Vaya, realmente el licor no es tú amigo ¿Verdad?

-Es el único que tengo ahora.

-¿De qué hablas?

La azabache se alejo de él pasando su pulgar por su mejilla para así llevarse en el las pequeñas lágrimas que yacían sobre esta. Le dedico una sonrisa para tratar de reconfortarlo, sabía bien que no lo haría al cien por ciento sin embargo es lo único que podía hacer al no entender lo que le sucedía.

-¿Quieres venir conmigo?

-No, se que debes estar con ella y realmente aún no estoy listo para verla.

-Pero tengo una habitación separada puedes quedarte, pedimos algo y hablamos.

-Gracias gami - se inclinó un poco para darle un beso en la frente a la chica - Realmente se parecen demasiado, nos vemos.

El vaso yacía donde anteriormente estaban los codos del joven, ella no lograba entender nada ¿A quien se parecía? Miró al barista que únicamente se encogió de hombros y se fue al otro extremo que había llegado un chico en la misma situación que nino al parecer.

Mientras tanto aquel refrán que dice que si sales y el viento frío te da hace que el efecto del licor tome fuerza no era más que una mentira, al contrario, cualquier rastro había como por arte de magia desaparecido de su cuerpo pero eso no evitaba que al caminar sus piernas tambalearan y por lo mismo sus pasos fueran torpes.

El amor de mi vida (MLB) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora