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-Arregló entre Marinette y Alya (días que Nino estuvo con sus padres) -

Al estar solas era un poco tenso el ambiente por lo cuál seguían sin dirigirse una palabra desde su encuentro en la mañana en la universidad, Alya al no poder más recurrió a lo que hacían de niñas cuando estaban enojadas y tenían que disculparse.

-¡Regla dos!

Marinette abrió la puerta de su habitación viendo cómo su hermana ya había quitado la mesita que decoraba la sala para poner dos cojines en su lugar.

-¿Qué dices?

-La regla que pusimos, cuando una de las dos no le quiera a la otra nos ponemos de espaldas y discutimos de eso, así nos enseño mamá ¿Recuerdas?

-¿Es en serio Alya? Llevamos años sin hacer eso.

-Lo sé - se sentó en el cojín para mirar hacía el balcón dejándole libre el otro a Marinette - Entonces ¿No lo vas a hacer?

-Bien.

Se sentó en el cojen que servía como aislante del frío suelo del lugar, pegó su espalda para colocarse en la pose más comoda y así quedar espalda con espalda.

-¿Por qué me has evitado?

Dijo Alya sin mirarla ya que esa era la regla al hablar y solucionar las cosas a ese modo.

-No tenía el valor de mirarte a la cara - dijo Marinette ya jugando con sus dedos - Se que puede que Nino te haya hecho algo malo y puede también que haya sido muy hipócrita de mi parte lo simple de hacerme su amiga, se lo cuanto odias el "Si, pero a mi no me ah hecho nada, solo a mi amiga" no quiero ser así ¿Entiendes?

-Lo hago y entiendo el motivo de tu distanciamiento sin embargo no me hizo nada, solo fue una discusión estúpida por su comportamiento en la cafetería, se ven bien, quiero decir, se ve que es un buen tipo como amigo, así que si confías en el, prometo no insultarlo para que no te sientas mal.

-Lo es, en verdad lamento haberme comportado como una tonta al hacerlo pero bien sabes que no se enfrentar este tipo de cosas por más que lo intente, perdóname Alya.

Se perdió la calidez de su espalda compartiendo su calor para gatear frente a ella y extender sus brazos a la azabache que ya estaba llorando.

-No llores - Marinette se lanzó a su hermana que ya sollozaba y tenía cubierto sus ojos - Eres una niña pequeña aún.

-¡Perdón!

La abrazo a lo que Alya también comenzó a llorar, rara vez se dejaban de hablar y cuando era así mínimo solo duraba un día y no tanto cómo hasta ahora. Eran demasiado débiles la una con la otra y a la vez demasiado cabezotas para admitir sus errores pero al final eran hermanas.

Tal vez no por un sangre o un simple papel que justificara esas palabras, ellas desde antes lo sentían así, después de compartir tanto tiempo juntas y experiencias ¿Cómo no lo harían?

Después de secar sus lágrimas se pusieron al día con las cosas que no habían podido platicar, Nathaniel y ella ya habían salido únicamente los dos, como si se tratará de una cita pero sin ponerle esa etiqueta.

Marinette le contó la casi confesión que estaba a punto de decirle a Luka y a la mera hora se había echado para atrás y por lo mismo lo había evitado con tan sólo verlo a lo lejos salía corriendo.

Así ambas durmieron juntas como cuando niñas platicando y recordando las memorias más memorables y apreciadas que tenían.

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El amor de mi vida (MLB) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora