36.- 𝑺𝑰𝑹𝑰𝑼𝑺 𝑩𝑳𝑨𝑪𝑲

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—Tenemos que pedir ayuda —gritó Hermione. Ella también sangraba. El sauce le había hecho un corte en el hombro.

—¡No! ¡Este ser es lo bastante grande para comérselo! ¡No tenemos tiempo!.

—No conseguiremos pasar sin ayuda.

Otra rama les lanzó otro latigazo, con las ramitas enroscadas como puños.

—Si ese perro ha podido entrar, nosotros también —jadeó Potter, corriendo y zigzagueando, tratando de encontrar un camino a través de las ramas que daban trallazos al aire, pero era imposible acercarse un centímetro más sin ser golpeados por el árbol.

—¡Socorro, socorro! —gritó Hermione, como una histérica, dando brincos sin moverse del sitio—. ¡Por favor...!.

Crookshanks dio un salto al frente. Se deslizó como una serpiente por entre las ramas que azotaban el aire y se agarró con las zarpas a un nudo del tronco.

De repente, como si el árbol se hubiera vuelto de piedra, dejó de moverse.

—¡Crookshanks! —gritó Hermione, dubitativa. Agarro a JJ por el brazo tan fuerte que le hizo daño—. ¿Cómo sabía...?.

—Es amigo del perro —dijo Potter—. Los he visto juntos...

—Vamos. Tengan la varita a punto.

En unos segundos recorrieron la distancia que les separaba del tronco, pero antes de que llegaran al hueco que había entre las raíces, Crookshanks se metió por él agitando la cola de brocha. Kiara lo siguió. Entró a gatas, metiendo primero la cabeza, y se deslizó por una rampa de tierra hasta la boca de un túnel de techo muy bajo pero no calculo la caída y terminó cayendo de bruces, soltó un suspiro y se dio la vuelta recostándose en el piso. Estaba cansada y le dolía el abdomen.

Un segundo después alguien cayó arriba de ella.

—¡A la ma..!. —alzó la vista.

Era Potter.

Hermione cayó unos segundos después arriba de ambos.— Lo siento. —se paró y se puso a un lado.

Silencio.

Jade comenzaba a quedarse sin aire por el peso de Potter.

—¿Te quitas de mi cuatro ojos?.

El sacudió la cabeza—¿Qué?.

—Agarraste esa mala costumbre de caer sobre mi.

—Yo no... oh si, si —se levanto—. Eres muy buen colchón para amortiguar mis caídas.

—Idiota. Espera... ¿me acabas de llamar colchón?. —Kiara frunció en entrecejo.

—... Si... digo no... ósea, si pero no. Eres muy co-cómoda —JJ alzo una ceja y Potter volteo a otro lado—. Por aquí —dijo siguiendo a Crookshanks.

𝐉𝐀𝐃𝐄 𝐘 𝐄𝐋 𝐏𝐑𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍𝐄𝐑𝐎 𝐃𝐄 𝐀𝐙𝐊𝐀𝐁𝐀𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora