Nuevas caras en Paradisum.

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El lunes siguiente desperté a las siete como día de semana, decidí desayunar ciruelas y un té caliente cargado con dos de azúcar, detestaba el endulzante, en mi mochila puse mis cuadernos, sólo dos ya que no era bueno escribiendo en clases y guardé mi medicina, debía tomar una pastilla amarga llamada "algele marine", un mililitro de un jarabe amarillo y muy líquido y por último una pastilla roja semi transparente, todos los días debía recordarlo o podía descompensarme, me alegraba haber dejado la silla de ruedas atrás, Razvan dijo que la conservara en casa por si tenía otro episodio, lo que me había desanimado bastante. Maximilián no había dejado de hablar del chico nuevo durante el fin de semana, decía que era un artista, un joven educado y único, llegué en bicicleta a buscarlo pero me cambió de lugar, esta vez él me llevó ya que no quería que me esforzara demasiado a pesar de que pedí varias veces que me tratara normal, pero era Maxi eso era pedirle demasiado.

- Estoy emocionado ¿Estás emocionado? -me preguntó pedaleando a penas ya que le costaba mantener el equilibrio.

- ¿Por conocer a tu amigo? -inferí.

- Nuestro amigo -corrigió enfatizando.

- Claro -suspiré- suena cool.

- Es bastante genial, un ser espiritual, Nícolas. Ponte al corriente.

- Comprendo.

- ¿Crees en las almas gemelas?, podría ser la mía.

- ¿Y yo qué?

- Tú puedes ser su alma gemela, todos ganamos.

- Me conformo con seguir en el grupo.

- ¡Dijiste grupo! -a causa de su emoción perdimos el equilibrio y casi caímos en el cemento.

- ¡Vamos a morir! -grité aferrándome a su cintura.

- ¡No puedo morir así! -se estabilizó- mi muerte será épica, estaré bajo el mar peleando con cocodrilos y lobos.

- Eso es imposible de muchas maneras.

- Tú qué sabes, tu muerte será romántica y memorable.

Nos sentamos donde siempre, al lado de la ventana que dejaba ver un paisaje grisáceo, Maxi me sujetó para subir la escalera y Rory preguntó si necesitaba ayuda pero me negué porque realmente no la necesitaba, suspiré con fuerza para mostrarle mi molestia a mi amigo, pero no parecía importarle en lo absoluto. La clase empezó y el castaño parecía buscar a alguien en todo el salón como una suricata muy curiosa, pero el susodicho no estaba, que conveniente. La maestra de inglés que era la más amable de todos los maestros, nos enseñó con canciones contemporáneas varios verbos y demás, la clase se mantuvo dinámica.

En el primer receso sentí como mi amigo se enderezaba muy alterado al haber visto a su nuevo amigo, éste se nos acercó con timidez, era un chico bastante alto y de cabello rubio con tonos castaños, vestía con una sudadera negra, una chaqueta oscura con parches cosidos en los brazos y pantalones negros y ajustados con las rodillas rasgadas, usaba zapatillas bajas sin calcetines y una gorra de lana bajo la capucha de su sudadera, era el tipo con más estilo que haya conocido después de mi mejor amigo, se sentó al lado de Maxi y lo observé más de cerca, tenía dos argollas en una oreja, sus uñas con restos de pintura negra, el cabello con algunas ondas hasta las orejas, cejas castañas y pecas en el medio de su nariz respingada, tenía ojos azules y grandes, era definitivamente un chico popular ¿Qué hacía con nosotros?

- ¡Hola, Maxi! -saludó muy contento, con una voz grave pero suave al mismo tiempo.

- Hola, te presento a Nícolas -me señaló y siguió bebiendo su café intentando esconder su euforia.

El Reino de Morte (l)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora