Un mal demonio.

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Tenía que pasarme a mí, el único asaltante del pueblo menos transitado en Rumania me estaba apuntando con un arma, tenía una sonrisa nerviosa en su cara como si quisiera burlarse de mí, pero el miedo le poseyera, era más alto que yo y estaba en mejor forma, el arma hizo un sonido, no soy experto pero creo que si estaba cargada, en sus ojos no se veía soberbia, al contrario, denostaba temor a causa de su plan inestable ¿Estaba dispuesto a matar por un poco de dinero?

- ¡Dame tu celular! -me dijo de golpe avanzando hacia mí, sus pasos eran desequilibrados.

Podía oler el miedo, lo identificaba fácilmente pues era mi aliado.

- Si, en seguida... -le respondí nervioso rebuscando en mi bolsillo.

Sentí cómo se tensó su mirada al verme el rostro con más detalle.

- ¿Qué mierda? -dijo muy asustado.

Saqué mi teléfono y se lo iba a entregar sin resistencia pero retrocedió, claro... luzco como un monstruo, ¿Cómo es que lo olvidé si quiera por un segundo?

- No te asustes, baja el arma y me iré -le dije despacio, por dentro estaba aterrado, nunca me habían intentado asaltar en mi vida entera.

- ¿Qué eres? -su voz se quebró- ¿Es un disfraz?

- Eso no importa, ahora baja la maldita arma -me apuntó el pecho con ella, ya me estaba desquiciando- sino la bajas tendré que atacarte -advertí, era el peor monstruo de la historia al advertirle pero por lo menos tenía la fuerza para enfrentarle.

No sé cómo ocurrió todo, escuché el sonido del disparo, este resonó en mi oído como un estallido y luego sentí un fuerte dolor en la boca del estómago, todo se fue oscureciendo en cuestión de segundos, otro desmayo para agregar a la nueva lista, de todos este definitivamente era el peor. Escuché cómo el hombre huía a toda velocidad haciendo sonar sus zapatillas en el suelo húmedo, pero no pude ver mucho más, respirar era verdaderamente una tortura. Pronto me sentí entumido y abrí los ojos ¡Sorpresa!, estaba en el bosque nuevamente rodeado de esos árboles que parecían ganchos, era todo tan confuso, pero entonces reconocí una voz.

- ¡Está despertando! -la voz de Maxi- ¡Llamen a un médico! -gritó ¿Médico en el bosque?

- Aquí no hay de esos -le dijo Gólgota.

- ¡Llamen a alguien! -volvió a gritar.

- ¡Estoy aquí! -se exasperó Gólgota al no comprender la urgencia de sus pedidos.

- ¡Hagan algo!, Nícolas ¿Me escuchas? -dijo mi amigo con preocupación.

- Fuerte y claro -dije a penas- ¿Qué pasa?

- Te disparó un maldito criminal -habló Anthony- pero ya es la cena de los Catabólicos, Cayce llamó a su buena amiga Lorna y ella te curó.

- ¿Es doctora? -pregunté enderezándome.

- Es una bruja de la medicina, así que si, supongo... los humanos usan palabras muy raras, ¿De dónde viene la palabra doctora? -y se perdió en sus pensamientos.

- De hecho doctor viene de doctoris que significa maestro -le dijo Maxi a mi padre y luego ambos me miraron con preocupación- ¿Qué diantres pensabas yéndote solo a estas horas, Mortensen? -me regañó el castaño,

- No quise llamarte, no quería que me vieras así -le aclaré- es algo nuevo para mí.

- Te he visto en peores condiciones, cuando te dio varicela ¿Recuerdas? -hizo una mueca de asco- eso sí fue horrible, tenías esos puntos rojos y te rascabas en la silla. Sedric me trajo, está todo ansioso allá en el comedor -rió.

El Reino de Morte (l)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora