La doctora Stoica.

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Se repite la historia, ¿Era verdad todo lo que había visto o realmente estaba alucinando?, un monstruoso ser delgado y alargado con un rostro horrible lleno de dientes y ojos blancos. Veía destellos de luz a través de mis párpados y escuché una segunda voz luego de los gritos de Maxi, alguien me estaba cargando, no sé cuánto tiempo pasó pero sentí mi cuerpo reposar al fin, estaba en un auto pero no podía abrir los ojos y estos ardían como el infierno, mis pies también dolían por la carrera de hace un momento.

- ¿A dónde vamos? -¡La voz de Sedric!, ya hasta podía reconocerle.

- El hospital está a media hora de aquí -explicó alarmado Maxi.

- ¿Qué pasó? -dije a penas algo aturdido.

- Logramos salir, Nicky -me calmó mi amigo- te desmayaste cerca del puente roto así que llamé a Sedric porque tiene auto.

- ¿Qué hora es? -pregunté.

- Las once y algo, vamos al hospital, no le dije a tu madre, pero se va a enterar por Razvan... eso es obvio -sonaba aún alterado.

- ¿Quién es Razvan? -preguntó Sedric.

- El doctor de Nícolas -dijo como si nada.

- ¿El doctor de Nícolas? -repitió con confusión. Que vergonzoso.

- Nicky está algo enfermo, él lo atiende de manera privada, pero veremos si hay alguien más de turno que pueda verlo ahora mismo -Maxi me puso el cinturón con cuidado- ¿Puedes abrir los ojos?

- No aún -susurré.

Y era cierto, sentía que cien agujas me picaban los ojos cuando intentaba abrirlos o si los movía a pesar de hacerlo con delicadeza. Llegando al hospital Maxi me dio la mano y me guió, podía imaginarlo despejando el área empujado todo a nuestro al rededor, yo estaba lleno de tierra y enajenado por la situación con el monstruo del bosque pero me sentía bien dentro de todo, el hombre de la recepción que atendía de noche nos dijo que esperáramos a la doctora Stoica, que estaba por terminar con un paciente, me mantuvieron de pie y logré abrir los ojos al fin pero sólo percibía la luz ¿Estaba ciego?

- Maxi... -dije muy asustado.

- ¿Qué pasa? -dijo- ¡Oh, mierda! -gritó. Él no solía decir groserías, algo malo sucedía.

- No veo... -estaba temblando a causa de los nervios.

- ¿Qué ocurrió? -la voz de Sedric- ¿Qué diablos? -articuló también, sonaba sorprendido.

Ambos me estaban angustiando con sus tontos tonos tan alarmantes.

- ¿Por qué no veo? -quería llorar.

- Nicky, siéntate -me llevó hasta una silla- tus ojos... son iguales a los de la bestia...

- ¿Blancos?

- Si -Maxi respiraba agitado.

- Mierda...

- Ya viene la doctora, veamos qué dice -le sentía consternado.

- No podemos decirle lo que vimos -hablé- no nos creerá, digamos que desperté y estaba así o nos juzgará dementes.

- Pero... bien, ya veremos qué hacer, tú sólo mantén la calma.

- ¿Tengo algo más? -ya estaba llorando, como era costumbre.

- No, sólo los ojos blancos llenos de venitas, estás un poco pálido, pero sigues igual de galán ¿Si? -dijo compasivo mi amigo.

- ¿Ustedes me buscan? -dijo una mujer- soy la doctora Stoica -olía a perfume.

- Si, mi amigo no logra ver y al despertar tenía los ojos así...

El Reino de Morte (l)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora