Sedric Arioch.

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Era la oportunidad perfecta para investigar a Sedric, esta idea suya de salir solos era más bien una señal del destino para interrogarlo a fondo, pero de la manera más sutil posible claramente. Nos subimos a su auto y condujo despacio, me puse el cinturón con cuidado y me quité el cubrebocas respirando el aire puro como si fuese la primera vez, él encendió la radio y sonaba "When the music's over" de The Doors, sacó un cigarrillo y me miró de reojo.

- ¿Te molesta?

- No, adelante.

Lo puso en su boca y lo prendió con un encendedor metálico que tenía algunas palabras grabadas que no alcancé a distinguir, luego le preguntaría qué decía si se daba la oportunidad, iba calando el cigarro muy rápido, se notaba que llevaba años en el vicio, no comenzaba a hablar y yo me estaba poniendo nervioso.

- ¿A qué se debe esta salida? -le pregunté intentando sonar amable.

- ¿Crees que es raro? -dijo algo cortante.

Me había tomado por sorpresa la frialdad de su pregunta.

- No, claro que no, es sólo que eres más unido a Maxi -me apresuré a decir.

- Eso es porque tú y yo no hemos compartido lo suficiente, pero eso estoy intentando ahora, ¿A caso no se nota? -sonrió soltando el humo de su boca, sus colmillos eran muy pronunciados.

- Ah, sí... tiene sentido, ¿Y si jugamos a las preguntas? -estaba ideando una maraña de maniobras para solucionar este misterio.

- ¿Cómo se juega?, perdona lo ignorante.

- Yo te hago diez preguntas y tú me haces diez preguntas luego -expliqué.

- Genial, eso suena interesante, ¿Quién comienza? -caló nuevamente el cigarrillo.

- Yo, por supuesto... bien ¿Dónde vives? -bombardeé.

- ¿Ubicas la Catedral Ortodoxa? -asentí- vivo cerca de la Plaza Mihai Viteazul.

- Asombroso... -probablemente era el barrio de la elite de Cluj-Napoca- ¿Y con quién vives?, expláyate -le sonreí y me retracté al recordar cómo lucía mi mandíbula, pero parecía no importarle demasiado.

- Vivo con mi madre -hizo una pausa- nos estamos mudando a Paradisum de a poco porque papá la engañaba desde hace tiempo, teníamos una linda casa, me encantaría que fueras, tenemos un conejo de mascota, aunque claro eso ya no puede sorprenderte más, vives con Crocell.

¡Crocell!, ¡Josselyne!, oh... Maxi estaría en casa, él se encargaría.

- Me gustan los conejos, siguiente pregunta, esta es más invasiva ¿Estás listo?

- ¿Esa es la pregunta? -bromeó.

- Claro que no, ¿Tienes amigos?

- Eso espero -rió nuevamente- tengo tres, además de ustedes -recalcó- se llaman Víctor, Andrei y Sabrina, no nos hemos visto últimamente, ya sabes.

- Bien, bien... eh... ¿Tienes novia?

- No por el momento -se apresuró a decir- me está gustando eso de estar soltero ¿Cuántas preguntas van?, quiero preguntar también.

- Sólo van cuatro, ¿Por qué te juntas con nosotros?, digo, no me malentiendas, eres genial y por lo mismo no lo entiendo, nosotros somos como los marginados de la escuela si es que alguien nos conoce.

- Esa es una pregunta que amerita una respuesta muy larga, Nícolas, pero es simple... ustedes son asombrosos, es decir, ¿Quién más pelea con demonios?, ¿Quién más en la escuela es tan amable como Maxi?, a penas me vio me recibió con los brazos abiertos, no te menosprecies, por favor.

El Reino de Morte (l)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora