Llegué al páramo muy temprano, Nícolas Mortensen, el rey más joven de la historia demoniaca iba a estudiar sin parar para poner orden en el lugar donde habitaría por un largo tiempo o eso dicen. Sedric me trajo en su auto y el olor de sus cigarrillos me estaba ahogando un poco, él vestía bastante formal, con una camisa blanca y una chaqueta negra muy abrigadora, entramos al castillo y mi primera misión era restaurarlo, Cayce me dijo que los demonios más grandes se encargarían de decorarlo como me diera la gana gracias al presupuesto infernal, todo sonaba gracioso y aterrador si le agregabas "infernal" al final.
Ordené que limpiaran todo el perímetro, es decir, que quitaran las malezas y los huesos y claro que colaboramos, levantamos muchos escombros y a las seis de la tarde ya estaban reconstruyendo los muros, le pedí a unos murciélagos con colas rayadas que consiguieran lindos objetos para decorar como era debido, Maxi fue a comprar cortinas negras y rojas al centro y en mi cuarto puse una cama de dos plazas que encargué por internet, fue extraño recibirlo en el puente roto. Puse al lado del balcón el espejo con marco dorado que era una reliquia familiar, dejé el baúl de Anthony en su lugar y pinté el armario color negro en donde faltase pintura, Sedric me regaló un escritorio que solía ser suyo y usé una silla de mi casa para complementarlo, Cayce me entregó algunas cosas útiles como un libro con las normas del reino y la corona que no quise recibir la noche anterior, era bastante pesada y puntiaguda.
Sedric puso "Blue Moon" de The Marcels y comenzó a ordenar mi ropa mientras yo pintaba las paredes, éramos un buen equipo, entró entonces un demonio peculiar, era una especie de Jabalí con ojos blancos y cuernos en espiral.
- Señor, lamento interrumpir, ya llegaron las nuevas mesas para el comedor, ¿Qué hacemos? -ni si quiera levantaba la mirada, ¿Le asqueaba servirle a un híbrido?, estúpido demonio.
- ¿Cuáles mesas? -le cuestioné confundido.
- Oh, yo encargué algunos muebles para el resto del castillo, candelabros y utensilios, espero no te moleste -dijo Sedric- lo compré como un obsequio, ya sabes.
- ¿Molestarme que gastes tu fortuna en mí?, adelante -bromeé- ¿Cómo vamos a recibir mesas en medio del bosque?
- Cayce se encargará, dijo algo de crear una ilusión y los demonios las cargarán -dijo el rubio.
- Bueno, está solucionado, amigo -le dije al jabalí.
- Tienes un lindo balcón aquí, da hacia el lago -dijo mirando hacia afuera.
- Puedes fumar, Sedric -reí.
- Que gracioso, ¿Cómo te sientes? -me miró.
- Con ustedes ayudándome, me siento hasta importante.
- Dijo el rey de los demonios, ¡Eres importante, Nicky!, hazte a la idea.
- Si lo dices de esa forma, pero tú eres el genial del grupo.
- ¿Por qué lo dices?
- No te molestes, pero quizás revisé tus redes sociales -sonreí culpable.
- Todos lo hacemos, también revisé las tuyas genio -sonrió de vuelta- son sólo una pantalla, lo que queremos mostrar a los demás, ¿No?
- Dios, que vergüenza.
- Tienes lindas fotos, eh -molestó- te ves adorable en la que estás a la orilla de un lago, la ropa te queda enorme.
- Maxi toma la mayoría, me pide que mire a la nada o me hace reír tirándose gases, aunque sospecho que no lo hace por las risas.
- Las mías las tomaba Sabrina -dijo con nostalgia.
- Ah, sí... tu amiga.
- Parece mi hermana ¿No?
- Sabes que sí.
ESTÁS LEYENDO
El Reino de Morte (l)
ParanormalPodía sentir que me miraban varios pares de ojos blancos y redondos que brillaban como diez lunas en mi ventana, me seguían a dónde fuera y entonces mi médico dijo que era posible que tuviese un cuadro de paranoia, le creí hasta que mi amigo escuchó...