Sedric aceleró tratando de librarnos de lo que sea que nos estaba atacando, así que yo actué por instinto y abrí la ventana, me solté el cinturón y me asomé para ver de qué se trataba, lograba distinguir unas patas de perro o algo así, pero gracias a la oscuridad no estaba seguro, aunque eran bastante grandes como de un gran danés. Sólo se me ocurrió una cosa en el momento, entonces comencé a escalar y cuando Sedric lo notó disminuyó la velocidad.
- ¡Sigue conduciendo! -ordené- ¡Voy a botarlo!
Subí con cautela y dificultad al techo ¿Por qué había cortado mis garras?, se trataba de un monstruo definitivamente, era un zorro muy alargado que iba enganchado al techo, a penas me vio intentó sacarme la cara de un mordisco, sus ojos eran blancos como los míos así que supuse que hablaba.
- ¡¿Qué haces?! -le pregunté exasperado.
- Matarte -sonrió el maldito.
Sentí un dolor en la espalda muy fuerte y luego todo se acomodó, mis dedos también dolían y pude sentir cómo se alargaban, luego mis garras y finalmente mis brazos, me estiré para alcanzarlo, no quería hacerle daño, sólo quería lanzarlo del auto y herirlo levemente, pero era muy fuerte, tomé su pata y lo jalé hacia mí.
- Necesito que te vayas -le pedí y comenzó a reír.
- ¡Era cierto que eres sólo un niño! -se burló y me dio una patada.
No pude evitarlo, salté sobre el techo y enterré mis garras en su brazo, él gritó a causa del dolor y su sangre cayó, logré voltearlo hasta dejarle de espalda.
- ¡¿Estás bien?! -se asomó Maxi.
- ¡Vuelve adentro! -grité.
- Está bien -le dijo a Sedric despreocupado.
- ¿Quién te envió? -le pregunté al zorro que estaba vulnerable.
- Anthony -no dudó en decir y lo tiré a la calle sin titubear cegado por el enojo, vi cómo huyó en cuatro patas hacia el bosque.
Entré al auto exaltado respirando con dificultad y Sedric siguió conduciendo despacio, me sentía mareado y muy adolorido, si esto era un adelanto de cómo sería la noche no quería más de ello. ¡Anthony envió a uno de los suyos a atacarnos! y se las vería conmigo, la primera vez lo dejé pasar con los Catabólicos, pero esto era demasiado, pudimos morir los tres y los demonios no se medían al momento de pelear, el maldito zorro me había dejado agotado.
- ¿Qué te pasó?, ¿Por qué luces así? -Maxi me miraba horrorizado, la única luz que teníamos era la del interior del auto.
- ¿Qué tengo?
- Te ves transparente y delgado, además... tus ojos ya no son blancos, Nicky...
- ¿Entonces?
- Son negros.
- Sentí como un golpe de adrenalina allá arriba, el demonio fue enviado por Anthony para atacarme.
- Que mal padre, luego de que te herede su fortuna no le llames más -dijo Maxi muy serio.
- ¿De verdad son negros? -toqué mi rostro.
- Si, como la noche.
Nos bajamos del auto y me era difícil mantener el equilibrio, estaba caminando encorvado y sentía vergüenza de mi apariencia, sobre todo porque no sabía cómo lucía exactamente, ¿Ojos negros?, tenía que ser temporal sino ya no había vuelta atrás, no podría salir al mundo humano jamás. Gólgota nos recibió muy alegre, como si no fuese consciente de mi nueva cara, brazos y dedos, nos llevó hasta el comedor real donde nos esperaban Anthony y Cayce de pie junto a un árbol, la bruja usaba sus joyas y mi padre vestía formal también con un traje negro digno de un rey, con bordes dorados y bastante ceñido.
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El Reino de Morte (l)
ParanormalPodía sentir que me miraban varios pares de ojos blancos y redondos que brillaban como diez lunas en mi ventana, me seguían a dónde fuera y entonces mi médico dijo que era posible que tuviese un cuadro de paranoia, le creí hasta que mi amigo escuchó...