La cría que sale del huevo es un rey.

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Descubrir que una sociedad odia a su monarca no era nada nuevo, por supuesto que no, pero los fieles ciudadanos de Satanás no estaban de acuerdo con sus ideas y yo debía aprovecharme de ese hecho, él había caído bajo enviando a un demonio cambia formas para que se hiciera pasar por mi mejor amiga y así convencerme de hacerme príncipe, pero su plan le resultó aún mejor cuando yo fui engañado para en realidad tomar el puesto de mi padre como el Rey de Morte, aun así necesitaba saber sus razones de apresurar mi coronación, ya comprendía que Cayce me había cedido el puesto de Anthony porque creía ciegamente en que yo mejoraría las cosas en el páramo, pero no había hecho absolutamente nada en el reino, así que comenzaría la guerra contra Estrella de la Mañana.

Sonaba en la nueva radio del reino "We'll meet again" de Vera Lynn mientras la bruja llamada Forcas, a quien ya tuve el placer de conocer, me preparaba una mezcla de hierbas y sangre para curar mi brazo roto en mi cuarto, era bastante linda a mi juicio, su piel era verdosa y sus ojos blancos y el cabello negro y ondulado, uñas largas barnizadas con rojo y muchas joyas extrañas, unos pendientes que parecían ser arañas petrificadas, además usaba un lindo abrigo negro y tenía orejas puntiagudas, se veía joven y alegre.

- ¿Cómo te fracturaste? -preguntó.

- La gran Nékir me lo quebró -sonreí.

- Lorna y yo hemos hablado de ti, ¿La recuerdas?, una amiga mía, también es bruja. Ella dice que tienes mucho potencial.

- Gracias... aunque lo dudo.

- Bueno, te proclamaron rey y no lo alardeas como tu padre -sonrió- eso es algo, además... no te ves interesado en eso de las relaciones, menos conflicto.

Sedric entró al cuarto con Maxi, estaban riéndose como sino ocurriesen tragedias a su al rededor, pero eso me reconfortaba de algún modo, contantemente me sentía responsable de sus desgracias respecto a los demonios, como hoy en la fiesta del rubio, verlos felices me alegraba y es que Sedric era el único que lograba que Maxi se sintiera tan a gusto consigo mismo, tenía una especie de don y cuando llegaba a un lugar iluminaba el rostro de todos con su maldita presencia con sus concejos y sus palabras de aliento.

- ¿Cómo sigue tu brazo, bro? -me preguntó Maxi- ¿Sigue roto?

- Obviamente.

- Ah.

- ¿Vas a reposar o algo? -me miró el rubio.

- No, tengo cosas importantes que hacer, si gustan ayudarme se los agradeceré eternamente.

- Literalmente -acotó Maxi- porque ya sabes... vivirás eternamente.

- Lo entendí a la primera.

- Sedric puede hacer aros de humo -dijo cambiando de tema.

- ¿En serio? -fingí sorpresa.

- Le tomé fotografías, quiero que nos tomemos unas para "el muro de Maxi" -dijo refiriéndose a sí mismo.

- Esperemos a que Nicky esté mejor -le dijo el más alto- vamos a buscarle algo de comida ¿Si?

- Vamos, ahora que ya probó la carne de perro me da miedo estar cerca de él -molestó el castaño.

Salieron sin oír mis peticiones, era de noche y estaba helando, Forcas terminó de mezclar las cosas en el cáliz y me lo entregó mirándome con cierta lástima.

- Bébelo sin respirar.

- ¿Qué es?

- Sangre de ángel, manzanilla y... -comencé a beber e hizo una pausa- también tiene pezuñas de catabólicos.

- ¿Qué? -dije intentando botar lo que consumí.

- Te harán más fuerte, por el calcio infernal, ya sabes.

El Reino de Morte (l)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora