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Scarlett.

Joseph conducía por la ciudad mientras íbamos en un silencio levemente incómodo. No pretendía hablar con él, sabía que eso sólo desataría burlas y amonestaciones incoherentes, ya que para él lo que una mujer habla son solo ideas erróneas sobre vivir.

Los hombres siempre han sido incoherentes.

No pretendo disfrazar mi repudio hacía el ser masculino, es lo que es, mi deseo no va de la mano de un trozo de carne que cuelga entre las piernas de alguien... Mucho menos con Joseph.

Soy una dama joven, probablemente debería estar conociendo el mundo sí éste lugar o las circunstancias me lo permitieran, mi padre me ha dado en sagrado matrimonio a Joseph esperando que nos casemos en el próximo verano, hoy he de conocer a su familia.

Tener dieciséis y prometerme a un hombre de treinta y dos, no es precisamente un sueño... Pero aquí estoy, extrañando acariciar una piel suave y delicada que probablemente me asegure un boleto de ida a las brasas menos alentadoras como destino.

La ciudad con sus calles pavimentadas llenas de autos de las familias más adineradas de todo Evergreen, mientras que algunos menos afortunados continúan utilizando sus carruajes con caballos que deberían estar libres pastando en alguna pradera preciosa.

Aún mantengo mis ganas de correr descalza en una pradera y dejarme sentir amada, tan amada que logre olvidar el cruel destino que me espera.

Toda la vida he sido señalada por pecar, y realmente no me arrepiento... ¿Por qué he de arrepentirme si todo fue disfrutado? Creo fervientemente en que mi Dios no es el mismo que el de aquellos que van los domingos por la mañana a misa y se dedican a cosificar a los que amamos diferentes...

Joseph no sabe de mi fascinación por la piel femenina, y pretendo que no se entere, él era mi pasaje de salida de aquel pueblo infernal en el que sí me quedaba un día más habría muerto.

La familia de los Jost - Arnett esperaba que su hijo mayor Joseph contraiga nupcias con una dama de buena familia.

Joseph y yo nos hemos conocido en la cena que mi familia ha preparado para buscar un buen postor y alejarme de allí, alejarme de las empleadas y sirvientas que podrían significar una 'distracción' para mi moral.

Sí me dedicase a hablar de moral distraída... Probablemente la mitad del poblado estaría destinado a las brasas del infierno, el ardor junto al demonio poderoso sería su destino implacable.

Mientras los cínicos maridos y sus déspotas actitudes gobiernan éste mundo poco justo, nosotras las mujeres debemos dedicarnos a caminar de sus brazos y asentir.

Al llegar a los latifundios un trabajador vestido de traje y con el cabello engominado se ha acercado a abrir mi puerta.

Camino del brazo de mi prometido mientras unas señoritas me ayudan con mi vestido.

-Muchas gracias. - Sonreí y una de ellas me correspondió.

-No le hables a los plebeyos, se creerán superiores o especiales y sólo están aquí porque deben dinero o las compraron. - Espeta Joseph.

-Solamente le he agradecido. - Murmuro. - No es malo ser educado, tener dinero no nos...

-Somos superiores, no les debes agradecimientos, es su trabajo y la forma en la que se ganan en pan diario.

Iba a refutar, pero frente a nosotros una señora de cabello castaño claro y ojos marrones se ha acercado rápidamente mientras sostiene su vestido.

-Mi niño. - Sonríe y se acerca para besar las mejillas de Joseph. - Tu haz de ser Scarlett Johansson, de los Johansson de Grave Green. - Sonreí y asentí lentamente. - Anda, cariño, puedes contestarme, ignora los comentarios del gruñón de mi nieto.

Medievales ; scarzzie. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora