23°

2.2K 332 293
                                        

Elizabeth.

-¿Qué haremos? - Pregunté con rapidez. - ¿A dónde iremos?

-A donde está Balbina y Theo... Huiran, yo.. Los detendré. - Murmuró él.

-No, Joseph. No puedes ponerte en riesgo así, Balbina tampoco... Huiré con ella y ustedes protegerán lo suyo. No me perdonaría envolverlos en tragedia. - Murmuré.

-Elizabeth... Prometí estar con ustedes, voy a comportarme a la altura.-Murmuró un agotado Joseph.

Lo vi sentarse en la cama de la habitación y derrumbarse en llantos como un niño pequeño.

Me senté a su lado acariciando su cabello ondulado y él limpió rápidamente sus lágrimas.

-Lo siento. Sé que los hombres no... No lloran, yo sólo...

-Los hombres no lloran y las mujeres no aman a otras mujeres, pero aquí estamos, Joseph... Tenemos la confianza suficiente para ésto.

Él sollozó y lo abracé con fuerza, su colonia inundó mis fosas nasales.

-Si no consigo sacarla de ahí, acabaré con mi vida. - Murmuró. - Necesito que se vayan con Theo... Y sí me asesinan no sé que será de Balbina, por favor...

-¿Y de qué viviremos? ¿Cómo la cuidaremos?

Él se levantó rápidamente y buscó un bolso en el mueble de color café gastado, bajó el maletín acompañado de un pequeño bolso café.

Se sentó a mi lado y abrió ambos.

-Documentos con otros nombres, boletos de tren para llegar hasta donde están Balbina y Theo... Hay dinero y dos cuentas bancarias libres de cobros... Sólo para ustedes, pueden vivir cuarenta años perfectamente y poner un negocio, de lo que sea... Sean cuidadosas, por favor... Balbina ha cambiado todo su dinero a aquellas cuentas y presiento que Jonas lo sabe y nos matará después de que muera Scarlett.

-¿Qué haremos? - Pregunté. - Debes irte con nosotras, Joseph.

-Lo intentaré... ¿Sí? - Toma mis mejillas entre sus manos y sonríe levemente entre lágrimas. - Pero sí... No puedo... Si no lo logro, huyan y no miren hacía atrás.

-No puedes dar tu vida por nosotras. - Murmuré.

-Puedo y quiero... - Murmuró. - Vamos a... Vamos a la salida.

Joseph guardó un par de armas en su cintura y luego suspiró tomando otra arma y un par de cartuchos.

-Disculpa por ésto. - Murmuró rascando su nuca levemente.

Abrió mi vestido y metió el arma dentro de mi corsé, acompañado de dos cartuchos.

-Ya está cargada, pero tiene seguro. Scarlett sabe usarlas... Yo le enseñé. - Volvió a unir los botones del vestido. - No la saques antes de eso, podrías lastimarte.

Me aferré a su cuerpo nuevamente deseando consolarlo, sabía que tenía miedo, lo puedo sentir...

-Gracias, Joseph... Sí alguien merece el cielo, eres tú. - Murmuré.

Sonrió y bajó con ambos bolsos pequeños en mano llevándolos al auto.

Me quedé observando la chimenea, la madera seca se consumía rápidamente mientras que otros palos más húmedos tardaban en ser apoderados por el fuego para transformarse en brasa.

Tomó mi mano al volver apartandome de mis pensamientos temerosos imaginando la muerte de Scarlett.

Me apoyé en el pecho de Joseph mientras me abrazaba con fuerza.

Medievales ; scarzzie. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora